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miércoles, 10 de abril de 2019

HE AQUÍ UN CLARO EJEMPLO DE CÓMO ESCRIBE UN HIJO LA GRAN PUTA Y DE LEÓN TENÍA QUE SER

A pedrada limpia


EN LEÓN NO CABE UN CABRÓN MÁS
 E
CORNADA DE LOBO GARCÍA TRAPIELLO
06/04/2019
Eligió Covadonga el líder voxeante para abrir la campaña electoral que más expectativas le brinda sin saber aún si lo está imaginando o soñando. Lo justifica por haberse iniciado ahí la Reconquista que esta formación de derecha extremosa dice querer reeditar, así que vaya rezando el lector para que se le quede la cosa en la metáfora y no reediten la vía rápida de ir matando moros por ahí a peñascazos o a pedrada limpia, que para muchos es lo ideal y lo más chachi de ese dudoso episodio histórico, la matanza en hecatombe, la cómoda victoria del que está a salvo en el risco y desde ahí va espachurrando enemigos como si fueran cucarachas, mucha cucaracha, oiga, mucho moro, 180.000 dicen las fuentes cristianas (las árabes no hablan ni de 1.000); calcule pues la cantidad de peñascos y piedránganos que tuvieron que acarrear y lanzar los apenas trecientos leales de Pelayo... y además, qué puntería... y ya si se logra estampar ahí una Virgen, el milagro cuela como hay Dios.
Sobre esta «grandiosa» batalla Peláez quiere refrescarle a Abascal algunos datos; el primero es revelador: solo dos años después de la invasión musulmana -y con lo que cuesta cruzar a pie toda la península moviendo tropa- estos nortes son tranquilamente gobernados por el bereber Munuza asentado en Gijón con solo una «compañía antidisturbios». Queda claro, pues, que si aquello pudo ir tan rápido fue porque, más que de invasión, hay que hablar de bienvenida; España estaba hasta los suevos y los huevos de su nobleza goda (anteriores invasores) y de buen grado pagaron sus impuestos a los nuevos señoritos, menos algunos asturcones que soliviantó Pelayo y que encontraron en la lotería de los elementos lo que la crónica hizo pasar como enorme hazaña militar/pastorona. Lo de Covandonga como hecho fundacional de la nueva España es una bendita patraña pirulera, no hubo tal y así lo confirma hoy la historia seria. Al ejército moro lo desbarató en Cosgaya un argayo (corrimiento de tierras) y no las pedradas con que sueña Abascal para re-moralizar este país... ¿reeditando también «Flechas y Pelayos»?...

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