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viernes, 28 de julio de 2017

HECHOS UNOS MOZOS DE 69 AÑOS
este blog defiende la unidad de España y a su cultura


EXCELENTE AGAPE. AMENIZADO POR LA MUSICA DE UN RABEL. ESTAMOS HECHOS UNOS MOZOS






MALESTAR DE LOS CURAS POR LOS CAMBIOS EN LA DIOCESIS. PESE A TODO, NUESTRA REUNIÓN FUE ENTRAÑABLE Y MARAVIOLLOSA


carta abierta al obispo de Segovia, don Ángel Rubio

 

Estimado Sr. Obispo:

Un año más los de la promoción del 55 nos hemos reunido a los pies de la Virgen de la Fuencisla a cantar el himno. Gracias a su benevolencia-nosotros seguimos amando a la diócesis de San Geroteo y precisamente el nombre de Fuencisla, según he podido entender a través de mis estudios históricos no procede de Fuente de la Isla sino de "Fons Xisla, ya que Xisla fue uno de los primeros pastores de esa iglesia en remotos tiempos visigóticos y antecesor en la cátedra donde Su Ilustrísima dirige a la iglesia segoviana- y a los buenos oficios de Eliseo y de Jaime Olmos.

Fue una reunión fraternal. Después de cantar el himno fuimos a uno de los mejores mesones de nuestra capital, el restaurante que regenta Isaac Martín Herranz, que también pertenece a nuestro curso. Todos, sin faltar uno, afirmamos y sostenemos que aquellos benditos años de seminario fueron los más importantes de nuestras vidas, a la sombra de la Torre Aceitera cuyo perfil empinado nos protege y nos vigila.

Me tomo la licencia, pecador de mí, de expresarle mi agradecimiento por los que la Iglesia de Segovia hizo por nosotros. Aquellos operarios diocesanos (don Julián García Hernando, don Pedro Recio, José Pedro Carrero, Marciano Monroy, José María Díez el que era hasta hace poco deán compostelano) nos dieron lo mejor que tenían y sabían, sin pasar por alto aquel gran cuadro de profesores don Valeriano Pastor, don José del Moral, don Felipe, don Fausto etc. Pero en la reunión de este año alguno de los presbíteros no acudió a la cita. No quiero citar nombres pero a algunos el reajuste y los cambios de parroquia que ha tenido a bien decretar Su Ilustrísima les han ocasionado alguna zozobra.

Ya somos casi septuagenarios. Ellos han servido con celo y buena disposición a la Iglesia.

Pero tienen deudos y familia a los que marchar a otro lugar puede causar trastornos.

No quisiera entrar en sus dignísimas competencias episcopales. Episkopos en griego significa el que gobierna, el que mira y es una dignidad que les viene investida desde los Apóstoles.

Sin embargo, hágase cargo de la parte humana. Algunos como el capellán de la Fuencisla don Serafín Merino lo está pasando mal pues me llegaron rumores de que ha sido víctima de calumnias y en el terrible sacrilegio que uno deslamado perpetró sobre la imagen de Nuestra Señora de la Fuencisla él no tuvo responsabilidad alguna, dice que no fue robo sino un atentado para escarnio de la devoción que tenemos todos los segovianos hacia nuestra patrona.

Otro asunto que está causando inquietud entre nuestro sufrido clero diocesano es el de los "sacerdotes inmigrantes". Algunos, no todos, por supuesto, no consiguieron adaptarse al rancio espíritu de nuestra iglesia.

Comprendo perfectamente su preocupación, señor obispo por la carestía de vocaciones en una de las diócesis que dio para la gloria de la Iglesia una leva enorme de sacerdotes.

Sin ellos no habrá sacramentos, las iglesias y conventos se quedan vacios y la ruina amenaza a la gran fabrica eclesial.

Acepto sin embargo la voluntad de Dios pero en mi libro "Seminario Vacío" lanzo una posible solución: la ordenación de curas casados sin que ello sea impedimento contra la norma del celibato que la iglesia latina cultivó como un don sagrado aunque se trate de un canon, de un mera disposición de disciplina eclesiástica que se incoa después de Trento, que nada tiene que ver con el dogma, pero que tantos quebraderos de cabeza os ha causado a muchos obispos a lo largo de la historia. Sería una fórmula de acercamiento al pueblo que involucre la "desclericación" y la "laización", ordenando a varones piadosos, de vida recta y, a ser posible, instruidos, sabios con una buena preparación humana, litúrgica y teológica. El sacerdocio es un ministerio pero también es un oficio.

Ignoro si con esta propuesta me inmiscuyo ,con atrevimiento e insolencia por mi parte, en algo que no es de mi competencia pero quede ahí la idea.

Estoy seguro, don Ángel Rubio, que hará todo lo que esté de su mano para consolar a aquellos presbíteros perjudicados por el "reshuffle" que ellos acatarán con la obediencia y humildad que sienten hacia su obispo.

Yo se lo ruego en nombre de la caridad y le hago llegar mi preocupación y me tomo la licencia de publicar esta misiva Internet . Es la caridad, el espíritu de obediencia el que me impulsa porque prójimo viene de "proximus" el allegado, el vecino y con frecuencia estamos cayendo en ese papanatismo altruista  "buenismo" o "panfilia" de ir a buscarlo a las chimbambas.

 Es lo más fácil, lo otro mucho más difícil.

 La caridad y el perdón empieza por aquellos que están cercano y viven a nuestro lado con sus virtudes y defectos.

¿No estaremos cayendo en una aberración?

Me tomo la libertad de escribirle y espero que no me tome a mal pues admiro su gestión pastoral en tiempos tan difíciles.

En el seminario nos enseñaron a amar a la Iglesia y seguirnos amándola precisamente porque como en toda sociedad humana hay cosas que no nos complacen.

Beso su anillo pastoral y le deseo salud y todo tipo de gracias con la iluminación del Espíritu Santo. Quede con Dios.

Antonio Parra ex seminarista

MALESTAR ENTRE EL CLERO SEGOVIANO

este blog defiende la unidad de España y a su cultura




carta abierta al obispo de Segovia, don Ángel Rubio

 

Estimado Sr. Obispo:

Un año más los de la promoción del 55 nos hemos reunido a los pies de la Virgen de la Fuencisla a cantar el himno. Gracias a su benevolencia-nosotros seguimos amando a la diócesis de San Geroteo y precisamente el nombre de Fuencisla, según he podido entender a través de mis estudios históricos no procede de Fuente de la Isla sino de "Fons Xisla, ya que Xisla fue uno de los primeros pastores de esa iglesia en remotos tiempos visigóticos y antecesor en la cátedra donde Su Ilustrísima dirige a la iglesia segoviana- y a los buenos oficios de Eliseo y de Jaime Olmos.

Fue una reunión fraternal. Después de cantar el himno fuimos a uno de los mejores mesones de nuestra capital, el restaurante que regenta Isaac Martín Herranz, que también pertenece a nuestro curso. Todos, sin faltar uno, afirmamos y sostenemos que aquellos benditos años de seminario fueron los más importantes de nuestras vidas, a la sombra de la Torre Aceitera cuyo perfil empinado nos protege y nos vigila.

Me tomo la licencia, pecador de mí, de expresarle mi agradecimiento por los que la Iglesia de Segovia hizo por nosotros. Aquellos operarios diocesanos (don Julián García Hernando, don Pedro Recio, José Pedro Carrero, Marciano Monroy, José María Díez el que era hasta hace poco deán compostelano) nos dieron lo mejor que tenían y sabían, sin pasar por alto aquel gran cuadro de profesores don Valeriano Pastor, don José del Moral, don Felipe, don Fausto etc. Pero en la reunión de este año alguno de los presbíteros no acudió a la cita. No quiero citar nombres pero a algunos el reajuste y los cambios de parroquia que ha tenido a bien decretar Su Ilustrísima les han ocasionado alguna zozobra.

Ya somos casi septuagenarios. Ellos han servido con celo y buena disposición a la Iglesia.

Pero tienen deudos y familia a los que marchar a otro lugar puede causar trastornos.

No quisiera entrar en sus dignísimas competencias episcopales. Episkopos en griego significa el que gobierna, el que mira y es una dignidad que les viene investida desde los Apóstoles.

Sin embargo, hágase cargo de la parte humana. Algunos como el capellán de la Fuencisla don Serafín Merino lo está pasando mal pues me llegaron rumores de que ha sido víctima de calumnias y en el terrible sacrilegio que uno deslamado perpetró sobre la imagen de Nuestra Señora de la Fuencisla él no tuvo responsabilidad alguna, dice que no fue robo sino un atentado para escarnio de la devoción que tenemos todos los segovianos hacia nuestra patrona.

Otro asunto que está causando inquietud entre nuestro sufrido clero diocesano es el de los "sacerdotes inmigrantes". Algunos, no todos, por supuesto, no consiguieron adaptarse al rancio espíritu de nuestra iglesia.

Comprendo perfectamente su preocupación, señor obispo por la carestía de vocaciones en una de las diócesis que dio para la gloria de la Iglesia una leva enorme de sacerdotes.

Sin ellos no habrá sacramentos, las iglesias y conventos se quedan vacios y la ruina amenaza a la gran fabrica eclesial.

Acepto sin embargo la voluntad de Dios pero en mi libro "Seminario Vacío" lanzo una posible solución: la ordenación de curas casados sin que ello sea impedimento contra la norma del celibato que la iglesia latina cultivó como un don sagrado aunque se trate de un canon, de un mera disposición de disciplina eclesiástica que se incoa después de Trento, que nada tiene que ver con el dogma, pero que tantos quebraderos de cabeza os ha causado a muchos obispos a lo largo de la historia. Sería una fórmula de acercamiento al pueblo que involucre la "desclericación" y la "laización", ordenando a varones piadosos, de vida recta y, a ser posible, instruidos, sabios con una buena preparación humana, litúrgica y teológica. El sacerdocio es un ministerio pero también es un oficio.

Ignoro si con esta propuesta me inmiscuyo ,con atrevimiento e insolencia por mi parte, en algo que no es de mi competencia pero quede ahí la idea.

Estoy seguro, don Ángel Rubio, que hará todo lo que esté de su mano para consolar a aquellos presbíteros perjudicados por el "reshuffle" que ellos acatarán con la obediencia y humildad que sienten hacia su obispo.

Yo se lo ruego en nombre de la caridad y le hago llegar mi preocupación y me tomo la licencia de publicar esta misiva Internet . Es la caridad, el espíritu de obediencia el que me impulsa porque prójimo viene de "proximus" el allegado, el vecino y con frecuencia estamos cayendo en ese papanatismo altruista  "buenismo" o "panfilia" de ir a buscarlo a las chimbambas.

 Es lo más fácil, lo otro mucho más difícil.

 La caridad y el perdón empieza por aquellos que están cercano y viven a nuestro lado con sus virtudes y defectos.

¿No estaremos cayendo en una aberración?

Me tomo la libertad de escribirle y espero que no me tome a mal pues admiro su gestión pastoral en tiempos tan difíciles.

En el seminario nos enseñaron a amar a la Iglesia y seguirnos amándola precisamente porque como en toda sociedad humana hay cosas que no nos complacen.

Beso su anillo pastoral y le deseo salud y todo tipo de gracias con la iluminación del Espíritu Santo. Quede con Dios.

Antonio Parra ex seminarista
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