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sábado, 31 de mayo de 2014

NO VERÁS LA CARA DE DIOS





LA CARA DE DIOS

Esta es la prosopografía

         De un afán rostros repetidos horas las mismos el tiempo igual

Volver a empezar cálamo currente

Labios sin sonrisas

Escribir pena condena y afán de tu vida

Un metier como cualquier otro, profético oficio

Contra las rosas negras del mal, que en cada verso conjuras

Dentro de ti cada mañana un ave fénix resucita

Villano en tu rincón

Pero feliz en el chiscón

Implorando protección a tus santos y a tus velas encomendándote a tus libros

Playing your tapes rezando en ruso

Cantando prefacios en latín

Cruzada al pecho la estola de diácono

Vedijas de humo en tu cachimba que se transforman en nubes de Ascensión

El cuerpo macerado incierto el impulso

Buscas la palabra iluminada que baja del cielo mutua epifanía

Un reino sin historia pero que espera la llegada de la resurrección

Pugnas la pipa ensangrentada con el alquitrán de las ideas

Ascuas de la hiedra

Que sube y baja hasta la cima de tu jardín hortus conclussus

Cúspide del Verbun que grita: "et caro factum est"

Esa fue tu revelación

Entiendes lo que es Dios al que llamas y no has visto

Hay un lugar adonde vuelan las águilas, lance divino ademán del albatros

Para desplomarse  luego tus sueños y alzarse nuevamente

Nunca verás la cara de Dios

Pero escuchas su melodía

Pan y vino poca cosa

Y ese vino que bebes a hurtadillas y te hace andar por la vida borracho de cristo

Tambaleando por las sendas de los sueños buscando metas que acaban en la utopía

Fue tu culpa no ser realista

Prosopografía divina fue tu sino buscando

Rostro de Dios

Mientras escuchas emisoras lejanas

El oído pegado a la radio de onda corta

Rehén de los fantasmas de tu historia

Aun no ha sonado la trompeta del ángel

Te enamoraste de la voz de María Ivanova

Perdonas a los que te hicieron daño

Navegaste por la vertiente de la umbría de la escarpada montaña

No tengas prisa

Ni mires atrás ni te aflijas por haber alcanzado el semicentenario de tu vida

Muchos quedaron en la senda

No ha llegado aun tu hora

Mira cómo avanza el resplandor

Tu destino es luchar contra la bestia a brazo partido,

Librando combate desigual, fállate la fuerza.

Recuerdas que eres hombre memento homo

Pero quiero que sepas que yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos

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