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jueves, 5 de diciembre de 2013


Marques de Santillana ayo de Enrique IV

La España del último de los trastamaras se parece en gran medida al que podría convertirse en el último de los borbones (tiempo de turbulencias, bandos y vicisitudes políticas y ambiente bélica si no en el campo de batalla como cuando Juan II en el reinado de Juan Carlos I la lucha y la desesperación van por dentro) pero con una diferencia: la monarquía de Enrique IV sería el prologo de la unidad nacional; la juancarlista, el epilogo, la desvertebración de Castilla como nación y la creación de un estado amorgo de taifas de todo tipo vigilados por la adarga inmisericorde de una policía, una judicatura y unos medios sociales no de comunicación (los chicos y chicas del coro) sino de intimidación al servicio de una casta política intocable y endogámica obediente a las consignas de  grandes trastes bancarios manejados por intereses forasteros. He aquí pues el parto- que se produjo sin dolor- y la muerte de una nación. En contra de Enrique IV y su padre se produce una campaña de difamación histórica que se prolonga a los reinados de su hermanastra Isabel y de su cuñado que perdura hasta hoy. ¿Por qué será? Brindo a mis lectores esa consideración a partir de un hecho: nunca hubo en España un florecimiento de las letras como con estos tres monarcas que al final de la media dan principio al siglo imperial, a la edad de oro. Y otro punto más. Iñigo López de Mendoza el Marqués de los Proverbios su figura más señera de la lirica de nuestro “Quatrocento” fue el ayo educador de don Enrique de Trastamara por orfen de su padre. en torno al marqués de Villena y a don Álvaro de Luna se forma una corte de músicos, poetas, escritores como Juan de Manrique, Juan de Mena, Pérez del Pulgar etc. nunca se vio tal mecenazgo excepción hecha de la de Felipe IV. ¿Se puede llamar a tiempos tan florecientes para el cultivo de las musas y el arte de Apeles o la arquitectura fases decadentes?

En 1437 da el marqués de Santillana a la estampa-hoy se ha perdido tal incunable pero se conservan ediciones posteriores- <>> en los que refleja su experiencia como político y militar la frontera de agreda contra las incursiones de navarros y aragoneses, su trajín galante, su devoción cristiana y su conocimiento de los clásicas. Parece mentira como estos superhombres con una tan azacaneada vida tuvieran tiempo para escribir tan alto, pensar tan claro y hablar tan largo y tendido. Nunca se pudo pedir tanto a un hombre y a una época.

 

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