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martes, 31 de diciembre de 2013

DIOS NUESTRO SEÑOR SE NOS APARECE EN LA LITURGIA

vida de plegaria y de renuncia a nosotros mismos

apartados del mundo. Vida monastica en la Carelia, refugios de San Hilario

LOS HIJOS DEL POPE. LA IGLESIA ORTODOXA SIEMPRE FUE MÁS HUMANA QUE LA ROMANA

LIBRERIA MONCLOA MELENDEZ VALDÉS 65 MADRID 28015 MADRID tel 915440482 fax 915 491 187 adquiera las obras de Antonio Parra

el libro del que es autor Antonio Parra Galindo "Cela, el Café Gijón y yo" está teniendo un gran éxito de ventas en varias librerías madrileñas pero sobre todo en la librería Moncloa sita en Meléndez Valdés 65. Se recomienda la lectura de este texto, que sería un buen regalo de Reyes y un obsequio a sus amigos. Buena prosa, amena descripción y una notable línea estética tiene el texto de obligada lectura para conocer lo que está ocurriendo en España sin que los españoles se enteren porque no lo cuentan los periódicos

lunes, 23 de diciembre de 2013

LA TIMBA DE MADRID. SEÑORES HAGAN JUEGO. RAÚL DEL POZO NOS SIGUE IMPRESIONANDO CON SUS COLUMNAS MAGISTRALES TOUR DE FORCE
Raúl del Pozo sigue siendo tan generoso como aquellos señores medievales que vinieron de las cruzadas. Eso al menos parece y por eso es tan popular entre los chicos jóvenes que quieren abrirse paso en la carrera de las letras. Sin embargo, encuentro  que sus maneras tajantes y elegantes, más que de un guerrero, son las propias de un cardenal renacentista, habiendo venido él del comunismo.
Se subió a la columna de Umbral superándola y sus prosas son oro y plata en medio de la fanfarria y del tertulianismo mediático que aburre a las ovejas y se repite más que la cebolla en la viña del Señor.
Los españoles empiezan a pasar de política y se vuelven al julepe, las siete y media, la eterna brisca y el tute.
Cada día Raúl se supera a sí mismo  en un auténtico tour de forcé, y, haciendo malabarismos con el idioma, nos da lecciones de como se ha de escribir "in askance" o de refilón con un tironcito de compasión y de mala leche sobre las cosas de la actualidad. Una noticia no es lo que es sino lo que está al fondo. La objetividad y la famosa pirámide de las seis W es un cuento chino que se sacaron de la manga los anglosajones, teoría en la cual ellos no creen. Por eso, son tan importantes en el New York Times  o el Washington Post los columnistas y el columnismo que constituyen el ápice y son lo más difícil del periodismo.
 Escribir es encontrar una voz y él ha encontrado su voz distinta a la de Umbral y CJC que en paz descansen. Es por lo que algunos merecen leerse y otros, gregarios y del montón, hay que echar sus artículos a la papelera. Lo que falta en este país es imaginación.
 Sepan cuantos que Madrid es una gran timba. Aquí e ha jugado en los cuerpos de guardia, en las cárceles, en los conventos, en las trincheras, en los burdeles y en las sacristías, en galeras, en las rectorales y hasta en los palacios del obispo porque esto de los naipes es un vicio como un eclesial y casto. 
La inclinación a los juegos de azar nos viene de los romanos. El centurión Cornelio hizo la vista gorda, cuando sus soldados de escolta que asistían a la crucifixión, contraviniendo las leyes del imperio, se jugaron a la taba la túnica de Cristo. Quevedo que era un tahúr empedernido recorrió las casas principales de Europa desde la Venta de Viveros en Alcalá donde se hizo "misacantano del rentoy "que era un juego que aprendieron los tercios viejos en Flandes hasta el tinelo de los alcázares ducales o la red de garitos que tenía establecido el Conde Duque por la Villa y Corte. En Venecia salvó la vida por hablar a la perfección el italiano haciéndose pasar por un trilero piamontés cuando la conjuración de Venecia en una noche de cuchillos largos contra los españoles. 
Y, preso en una mazmorra de San Marcos de León, entretenía sus ocios con la lectura del Libro de Job o haciendo solitarios con la baraja.
Jovellanos nos cuenta en sus libros cómo en Asturias el juego más popular en las veladas de invierno era el "se cansa". Teniendo las cartas de la baraja en la mano, un español se transforma, se olvida del mundo, parece recuperar una cierta fibra mística que lo abstrae de los negocios terrenales.  Ante el tapete verde parece que están en trance, que se olvidan de sí mismo, aunque pierdan la camisa o los desplumen.
No estoy muy de acuerdo con Raúl del Pozo en eso de que los moros tuvieran prohibidos los juegos de azahar. La palabra baraja viene del árabe (baraca que significa fortuna) y los judíos tampoco se quedan atrás porque introdujeron en Castilla eso del tarot, las cartas astrales, con todos sus palos de superstición, aunque puede ser que me equivoque.
La inquisición quemó a menos herejes que a brujas y echadoras de cartas. ¿Estará nuestro destino escrito en las estrellas y en esos naipes que cortan y barajan en sus consultorios las adivinas de la tele?  Morbo y morbo. Nadie sabe qué nos va a pasar, si vamos a perder el trabajo o nuestra señora se va a fugar con un legionario. Todo un inmenso negocio. Por eso pienso que ese tal mr. Adelson, el judío californio, del fallido proyecto para construir un gran Las Vegas en los retamares de Alcorcón, aparte de que a la Aguirre y al González y a Gallardón les "estaba sacándonos a pasear" para vendernos la burra mal capada, quería traer hierro a Bilbao. Nuestros munícipes y políticos mordieron el anzuelo con que les trataba de engañar un pobre hombre.
 Ahora bien, el negocio de las tragaperras  mueve millones; se compagina con el de la venta de armas, la trata de blancas o el narcotráfico. Una verdadera mina que explotan hombres insignificantes, viejos cansinos de las canas teñidas y los dientes postizos que aprietan el botón instalados en altos despachos invisibles de Chicago o Manhattan desde donde tiran de las riendas del carro de heno del mundo.
Al menos este señor que se arruinó en Hong Kong (de todo me arrepiento en la vida menos de aquella chinita en Hong Kong que decía frufrú al hacer el amor) y pedía montes y morenas dio la cara delante de nuestros políticos poco sagaces y nada capaces.
Luego fuese y no hubo nada como se decía en los largos parlamentos de las comedias de capa y espada de nuestro Siglo de Oro.
Raúl contrajo en Londres el vicio del juego según nos explicó en un delicioso almuerzo navideño el otro día a Julián Martínez y a mí. 
Otros nos inclinamos por otras tachas, mayores y menores, como el humo del tabaco o el traguillo pero quien no conoce a los hombres no conoce a los vicios, reza un adagio romano.
Volvió  el querido colega, tan generoso, a obsequiarme con una botella de Vega Sicilia que yo he guardado para la comunión de mi nieto Mario.
Si Dios me deja en esta tierra siete años, alzaré mi copa a su salud brindando  por el gran periodismo, la excelsa literatura con que nos regala el indiscutible maestro - ya sé que algunos envidiosos no lo pueden ver, es la cruz que han de portar los genios en este país- cada mañana desde las páginas del Mundo (su crónica es lo mejor que se publica en el periódico del Tirantones) y para muestra aquí este botón. Nada importa que te desplumaran, querido conquense, alguna noche en Torrelodones. Para echarte un capote en un apuro allí estaba al quite Alfonso el cerillas del Gijón  y dejarte mil duros para llegar a fin de mes. Hagan juego, señores. Pasen y lean.




RAÚL DEL POZO Actualizado: 24/12/2013 03:01 horas El autobús de los canis te llevaba gratis a Torrelodones. El nombre se lo puso Tito Fernández, un pícaro, un genio, mi mejor amigo y el mejor amigo de los gitanos. Nosotros nunca usábamos el autobús de los canis, que era gratis. Si acaso, alguna vez a la vuelta, pero veíamos llegar a aquel pelotón de derrotados, jornaleros de las martingalas, la mayoría pelados, sonámbulos y viejos gariteros, crupieres de timba que llevaban metidos en los oídos el estrépito de los cojinetes de las bolas. En aquel tiempo, el Gran Casino estaba lejos, porque se siguió aquí esa hipocresía institucional de poner el vicio lejos de la ciudad, una medida de disuasión que ya se había empleado en el desierto de Las Vegas, en el mar o en aquellos riverboats del Misisipi en los tiempos del salvaje Oeste. Quizás ese paternalismo moral sea un error, porque a los ludópatas les engancha lo más lo lejano, lo prohibido, lo incierto, lo imposible, la voluptuosidad de la suerte que yo experimenté, algunas noches acompañando a Lola Flores, capaz de dar un sablazo a un guardia de seguridad o a un chino que no le conocía. En algunas ciudades americanas hay tragaperras hasta en las farmacias y eso hubiera ocurrido aquí si hubiera triunfado la propuesta de Adelson. Pero el demonio del juego es moro, no judío, y el proyecto Eurovegas fracasó por la intervención del maligno. Lo dijo Mahoma: Satán busca sembrar el odio entre vosotros mediante el vino y las apuestas. Satán no levantó un templo del vicio, aunque los casinos de Madrid, aprovechándose del aflojamiento de las leyes, colaron dos capillas en el corazón de la ciudad más jugona del universo. Se van a abrir casinos en el centro de Madrid, en Colón y en la Gran Vía. Silbará el crótalo a 100 metros del Gran Café Gijón. En otra época esto hubiera sido mi perdición, o tal vez la perdición sea aburrirse, prescindir de los sueños y las pasiones. Avisemos a los ciudadanos: el azar no existe, Dios no juega a los dados, la palabra azar fue inventada para expresar la ignorancia. Piénsalo bien antes de entrar al falso paraíso, donde nadie gana excepto el dueño. Pero que también sepas que no hay flechazo que pueda compararse con ganar en la ruleta: es como tocar las estrellas con la mano. Los del foro iban tanto a las leoneras que vendían sus propios esqueletos a los prestas porque se decía que coimero sin prestador era rey sin capitanes, galera sin remo. Algunos señores de terciopelo negro apostaban las mulatas esclavas

domingo, 22 de diciembre de 2013

LA NOCHE QUE LLEGUÉ AL CAFÉ GIJON por Paco Umbral y CELA, EL CAFÉ GIJÓN Y YO por Antonio Parra (un estudio comparativo (I)



 




 

 

 

LA NOCHE QUE LLEGUÉ AL CAFÉ GIJON por Paco Umbral y CELA, EL CAFÉ GIJÓN Y YO por Antonio Parra (un estudio comparativo (I)


 


 


 

 

 

Hagamos con la letra muerta a la crueldad del destino un corte de manga; sólo perdura la literatura que es el alma de las cosas y tal vez ni eso, quizás porque la literatura tenga que ver tanto con el amor. También con el odio y el esplín, cerezas de una misma banasta. ¿Será verdad aquello de que sólo nos salvarán la poesía y el amor al que cantaron los vates que nos precedieron y se sentaron en estos veladores. Paco era un inmortal, un Beaudelaire a la española que espiga en sus rimas y sus prosas las flores del bien y del mal: la vida misma a brochazos como un Picasso al que se le entiende o un genio al estilo de Dalí, al que se entiende más por su caligrafía fina, que sabe distorsionar la realidad sin cargar la suerte ni marchitarla. A lo largo de sus páginas (más de cincuenta libros) exhibe una prosopografía exacta, de modo que sus novelas resultan cuadros al temple y a la vez verdaderos tratados de psicología para una sociedad pero también un soñador para un pueblo. ¿Qué se hizo de nuestros sueños, Paco Umbral? La "Noche que llegué al Café Gijón" retrata aquella sociedad del adolescente que fui con sus noches blancas, el anhelo de leer, de comprar libros y de soñar y de aspirar trotando por los caminos de ese Madrid incierto que va desde la plaza Castilla a Bilbao, a las Ventas del Espíritu Santo y de Chamberí a la Arganzuela, como cantaba el cuplé, cuando recalábamos en Chicote admirando pero sin derecho a consumición a aquellos señorones que se llevaban aquellas putas de lujo sentadas a pie de obra luciendo su hermosura a pie de obra, mujeres caras, aquellas mujeres yeguales, de piernas despampanantes y senos exuberantes como la rubia de Almacord de Fellini. Para, después, a la trasera de la moto de un amigo circular por Atocha a toda velocidad bebiendo el viento. ¿Te acuerdas de cuando entonces, Paco Umbral?

 

 

Fui el otro día al café Gijón y me encontré con tu sombra taladrando los espejos. Me mirabas con aquellos impasibles  ojos  profundos de miope calando hondo lejanías mientras yo tomaba copas con los chicos y las chicas del ayer. Se celebraba una merienda de profesores que ejercieron la enseñanza el pasado siglo. reunión de pastores oveja muerta. Enterraban los rabadanes de la nostalgia la oveja muerta del tiempo que se fue, aunque mientras haya salud, no falten las fuerzas y haya vino...Parecían veteranos de la guerra de Cuba que acababan de llegar de ofrendar una rama de laurel al Cristo de las batallas. ¡Rediez cuánto ardor, cuánta guerra fin de siecle, y hoy hay un encefalograma plano en el mirar, pues lo light es lo que se lleva, carnes magras que guardan la linea y atiborrar los bolsillos que ya los patanes llegan a ministros, mientras tú, niño protestón de derechas,  hijo de padre desconocido, que ocultó el drama interior siempre entre brumas de hastío y truenos de rebelión  nos diquelabas desde la altura de la nube del olvido que te sirve de sudario en el más allá, y todo para nada! Y yo soy un periodista, me rindo, no soy el Guerrero del Antifaz. La luna ha entrado en casa y me mira lo contento que estoy con la barriga llena de ginebra, vapores de alcohol y de exorcismos,  por el montante de mi sobradillo que da al jardín de atrás, esa luna que tu admirado José Hierro cantaba con tanto ahínco y a la que Federico metió en la fragua con un polisón de nardos, nada menos. Allí estaba la hermana de Pepe una señorona como muy bien plantada con cara de bibliotecaria y  asolada por la artritis. Ya todos, clases pasivas. Las palabras podrán salvarnos pero no son más que una locura para escribir epitafios y especular con la sintaxis. Sólo nos salvará la poesía y las musas curativas hacen la senectud más dulce, al menos eso dicen, pero yo, Paco, no guardo rencores y del odio de los literatos que es tan peligroso como el de los conventos librénos Dios. Ahí vamos. Tú fuiste de los últimos héroes de la literatura a los que se contemplaba como subidos a un pedestal mitad sacerdotes, mitad cirujanos y también brujos  que hacían conjuros, antes que llegara el mercado y la apisonadora del pensamiento único. Entraste con tu látigo de letra herido en el club de los poetas muertos. Con tu fachenda de cabo gastador de las musas y con ese vozarrón imponías pero esa actitud no era más que una pose para ocultar tus propias mermas, celando tus trucos. ¿Nos condonarán la deuda las generaciones venideras? Fuiste un mago del idioma que hacía malabarismos con las palabras, eso tan difícil y que ahora no entienden, no saben, no contestan, se muestra abstraídos con el dedito haciendo arpegios sobre el teclado del móvil o del guasap. Analfabetos cibernéticos, un léxico de no más de mil palabras, inmersos en el lenguaje urbano de Manhattan, ensimismados en el autismo de sus mensajes que mandan quien sabe dónde, ferozmente incomunicados en el mundo de la comunicación de banda ancha. Vosotros no conseguisteis ver la pella que se acercaba pero yo os advertí antes del derrumbe. El buen castellano, el mejor arte les suena a monsergas del tiempo de Maricastaña, a estos chicos. Generación ágrafa del mensajerismo grafómano. Recaditos al oído es de niños consentidos, recaditos a la oreja es de niñas sinvergüenzas. Todos son hackers del ignorancia total ingenieros industriales que son unos ceporros. El Supremo los quiere mansos domados por una buena corriente para hacer el gasto en Carrefour. Tú Paco llegaste a genio y alcanzaste el derecho de primogenitura  sin haber pasado por las aulas. Te bastó leer a los clásicos y el fino oído para captar el habla de la calle y sublimarlo, darlo la vuelta para que resultase hermoso y largo como las piernas de Celia Gámez en la blanca doble. Ahí está la Puerta de Alcalá. Muchos nos sentimos reflejados en tus libros que parecen las memorias de un literato adolescente a lo Turguenev y anduviste por la sombra con tu complejo de Peter Pan, no querías crecer y eso era un triunfo. Admirabas a Ramón Gómez de la Serna pero tu obra no está influenciada por aquellas greguerías que a Rodrigo Royo el director del Arriba le sonaban a majaderías y con mucho respeto encomendó al maestro que le mandase cosas más banales desde su buhardilla de Buenos Aires. Muchos obliteran el hecho de que el falangismo fue generoso con los vencidos. Que Pérez de Ayala no fue represaliado. Al contrario, Torcuato le abrió generosamente la tercera de ABC. A ti no te gusta el autor de “Tigre Juan” y ahí acusas una merma: tu falta e cultura clásica. Pero a mí sí. Pienso que don Ramón era un grandísimo portento mucho más que Ramón el de Pombo y el de la torre de marfil en su piso del barrio de Salamanca. En lo que apuntas acerca de Azorín “un hombre que escribía corto porque sus ideas eran cortas” ahí te doy toda la razón. Lo mismo puede decirse de Pío Baroja un novelista que arrima mucho material a sus obras pero luego no desarrolla y al fin le faltan piezas o le sobran pero todos ellos durante la Oprobiosa pudieron escribir, publicar y ser admirados, venerados cual héroes olímpicos. Fueron los inmortales de una dictadura que fue generosa con el escritor, mucho más que la tan nuestra cacareada democracia. Tú viviste un Madrid, ciudad abierta que “estaba traspasado de literatura" y no rechazaba a nadie, y te acogiste a la hospitalidad de Rodrigo Royo un periodista  ninguneado y blasfemado pero que fue mi director y del que aprendí lo poco o mucho que sé del periodismo y tú fuiste colaborador de Pyresa como yo y con los sueldos conseguías pagar la patrona y comprar libros. En la actualidad tales granjerías son impensables después del  paso de la apisonadora  del rodillo de Felipe. Ahora el que manda en España y reparte el juego político al que unos le llaman mister More, otros Herr Mehr, mas o menos un tal Mas, sicario de España balcanizada, emputecida, predio de taifas con cortes y mermas territoriales. Los catalanes quieren hacer una muesca grande en la tarja para al final moler todo el trigo y quedarse con toda la hogaza. ¿Y para eso queríais esa libertad tan cacareada? Los gañanes venían de Andalucía y se metieron a políticos lucrativos. Fíjate fuiste a pedirle trabajo a uno que bien conocemos, te pusiste de rodillas para que te dejara subido a la columna de la página de cierre. ¿Dónde está Francisco? está expuesto o así y el hijo del camarada  Vicentón te dio la absoluta Fue implacable. Fuera de aquí. Después de tantos canceles abiertos, tantos umbrales ollados vino el gran cerrojazo, la gehena, el llanto y crujir de dientes. Pero tú te las apañaste con el de la competencia y volviste a ser un niño de derecha, huésped del Tirantones, subido al capitel. estuviste expuesto a la maledicencia y el elogio. Hay que ver lo bien que escribe este chico pero yo no le beso el culo a nadie ¿sabes? Me propusieron hacer de  Agapito García Atadell el tipógrafo del “Sol” y la “Voz”, y novelista en agraz, de la segunda transición, el que  recorría los cafés literarios de la Villa y Corte con el cadáver de su hijo recien nacido en una caja de zapatos pidiendo limosna una oportunidad a la búsqueda y procura de un editor que le publicase sus libros. Hombre, no jodas, Pit. Yo no soy un pistolero con todo lo que diga Escamilla el amo del Gran Tupi. El tal Pit al que en Londres le llamábamos Carrozas y en Moscú Kolodés es un conocido nuestro, que es tan sarcástico como buen escritor y amigo entrañable, me propuso seguir el ejemplo del jefe de las cuadrillas del amanecer. Manolo Pit, tú estás de coña. No me metas a mí en el mismo saco que aquel asesino. Que se encargaba de las sacas en la madrugada encarnizándose sobre todo con los redactores jefes y plumillas carcas. Todo aquel que por omecillo personal, por divergencias políticas o por inquina visceral, tres tiritos. El que le había negado una colaboración o publicado una crítica negativa a las novelas infumables que firmaba Agapito aparecía cadáver en cualquier cuneta, venga tú al camión, o en una alea del camposanto del Este. Yo no soy un terrorista ni quiero formar parte de esas brigadas del amanecer dirigidas por el ínclito tipógrafo que se tomaría su revancha en agosto de 1936 como literato incomprendido.

Al releer una de tus mejores narraciones me he topado con Porok aquel lechuguino paseante en cortes que vino en Madrid a vivir de la literatura y se compró con unos ahorrillos la primera máquina de escribir aquella Pluma 22 que me trajo un tío de Barcelona. Pagué por la Olivetti 3.200 pesetas. Al teclear saltaba la música de las veinticuatro redondas blancas, explotaba un sonido como de besos y de disparos que no me ha dejado hasta hoy. Había que ametrallar al mundo, dar forma a las ideas, cotejar conceptos, enhebrar paradojas. Salía la prosa o la poesía como de un hontanar líquido como si corrieran las fuentes de la Granja desde el cajón de aquel rodillo que al llegar al tope lanzaba un quejido de aviso y así se llenaban los folios como los cantaros de las Danaides. Tin. Tin. Ahora parece que nos va saliendo la cosa. Lo malo, cuando te atascabas y quedaba tu mente en blanco delante de las 24 redondas blancas. Recuerda el gran canto dactilógrafo de Pedro Salinas. Sobre su salpicadero estamos los artículos, las primeras novelas, los reportajes y colaboraciones, las cartas a la novia. Gigantes y estafermos detrás de la procesión.

Un Bildungroman o novela de iniciación siempre será un bildungroman pero haciendo y deshaciendo va el niño aprendiendo y la verdad es que la novela tiene truco y que al lado de la poesía pura no vale nada pero los poetas se murieron de hambre en la católica España. Mira tu paisano Zorrilla. Ay no me lo recuerdes más que me matarás. Ibamos a aquella redacciones donde había un redactor jefe calvo algo tripudo y bigotito de ala de mosca camisa blanca y las mangas sujetas por lorzas que se llevaban entonces. Había que tirarse media mañana buscando trabajo picando puertas pegando sellos echando instancias y pasando los labios humedecidos por el nema de los sobres de las cartas de recomendación. El señor no está en el despacho, se ha ido a Barcelona. Se podía entrar en cualquier edificio sin toparse con los cancerberos securatas fornidos, porteros déspotas y de trabadas espaldas pues pasan muchas horas en el gimnasio que son los que vigilan la parva. Entonces subías las escalinatas y te recibía un ujier engalonado en la planta noble y hasta te recibía el ministro. Como no era una democracia vigilada por los Fementidos ni blindada por la castuza que cree que España es su finca y panda de gandules están condenados al estercolero y se van a quedar con la urna el mano y las papeletas comiciales para taparles sus miserias que ni eso, al final siempre iba saliendo algo. Claro que éramos jóvenes y todavía el siniestro mr. More no había enseñado la oreja y el Tirantones era tan sólo un adolescente que se había ido a EE.UU con una beca Fullbright y después llegarían los Martínez, esos lebreles con dientes de mastín en el anhelo de devorarnos y el autor de la Rusa recién salido de la Escuela no era más que un meritorio recomendado por su padre, un jefazo, en algún periódico de la cadena del Movimiento. Fuimos deudores de una vocación obstinada ágiles escaladores del mayo de la cucaña. Hubo que llamar a muchas puertas y comerse bastantes sapos. Es lo que puso alguno comulgar con la gallofa pero ¿qué más tiene? Unos ensillan y otros cabalgan y a ti, Porok, tu valía te acreditó como un tipo con suerte que otros no pasaron de noveles.

En cuanto a tu "La noche que llegué al café Gijón" y mi humilde pero creo que buena porque estoy muy orgulloso della "Cela, el Café Guijón" creo que existen pocas concomitancias. Tu novela es parvedad de materia y mi obra aspira a más altos empeños poniendo negro sobre blanco lo que vosotros que os decíais "rogelios" ocultasteis. Quizás me haya metido en un jardín pero yo he escrito con más intencionalidad política. Tu oído es más fino pero creo que es más poderosa mi nariz para ventear vientos contrarios sin quedarme en la pura anécdota o la metáfora escueta. Preveía la conversión, Paco Umbral que estás en los cielos, de nuestro querido y convival café en el Gran Tupi pese a la mucha rocalla, pinjantes y abalorios que cuelgas en tus prosas. Y luego la reconversión que trajo el Tuercebotas un tipo que iba a la embajada del corte de San Jaime con un morral de cuero negro que se lo había regalado Cubillo el del Polisario.

Tu capacidad de prosopografía no la supera nadie y yo a tanto no llego por ejemplo cuando presentas a Diego Jesús Jiménez el poeta de Priego nuestro común amigo ue aparece en esta foto que nos hicimos en la boda de Florencio: Todo lo que escribía estaba refrescado por un viento de mimbrales que había sido de su madre y oscurecido por una catedral románica y bárbara. Era, con el tiempo, ese hombre que lleva entre la úlcera y la calva un rebelde y caótico mundo lírico... conquense, prematuramente calvo, premio Adonais, un poco infantil, inesperadamente adulto, vivía entre la úlcera de estómago, la pasión por las meretrices, el amor por Társila, el vino que le sentaba mal y la preocupación por encontrar un trabajo".

Y así retratas a Gerardo Diego..."tenía algo de pobre de pedir soso que no pide nada, una sequedad de santo de sacristía desmentida por la pelambrera interior que le salía por las y un poco por la nariz, como la abundancia de versos que habían llenado varias épocas de la vida española... En la tertulia se estaba quieto, fraile, clerical, de paisano, catedrático de rezos laicos, con las piernas muy juntas y las manos también muy juntas, y a veces el mar de Santander le pasaba por los ojos, pero Gerardo incurría en parpadeo y el mar se le volaba". Es tu lado insuperable del mismo modo que Cela, titán poderoso, encuentra otras cadencias del idioma de forma insuperable porque escribía una prosa macho de gallego padre. Porok, quiero decir Umbral que no se llamaba Umbral sino García, se mueve por lindes hermafroditas y sus párrafos se mueven con cadencia de caderas de hembra.  Tiene más curvas mientras Cela, afilador de meigas, elige la linea recta y brutal que despalma como el falo de un cíclope.

 

 

Releer a Paco que paz descanse es un vuelo onírico hacia el paseo, es un paseo por mi mente y mis recuerdos que crían telarañas, de la misma manera que él, el pobre, está criando malvas pero Paco te recordamos. Los buenos soldados como los grandes poetas no mueren, sólo se desvanecen. Old soldiers never die. Lo que hace en sus libros es salir al encuentro de sí mismo con una prosa sensual, táctil, definitiva de las mermas, ilusiones, sueños y vanidades  de aquel Madrid de los 60-70. Pienso que sin el régimen de Franco con sus espacios cerrados y cuando España estaba tomada por la literatura y en Barcelona se publicaba como nunca se publicó en este país y mira ahora, el milagro literario Umbral no hubiera sido posible o como el milagro Cela o los grandes poetas de postguerra. ¿Qué tenemos ahora? Al ramplón de Vargas Llosa una especie de Corín Tellado con premio Nobel (lo consiguió por ser vos quien sois, por calzar mandil y sus masónicas aldabas) que es como una versión del Papa Francisco pero en literatura: un bluf. Que también se cuadra el triángulo sobre la tiara y tiene por pectoral las insignias del Gran Oriente. Umbral siempre se mantuvo en escritor, Sólo quería ser  escritor y fue por la vida escotero arropado en una bufanda sin el respaldo de esas logias que son tan burdas que dan asco y que cansan.No surgen de un mundo genuino, son la resulta del artificio de lo que ellos denominan Gran Artífice. Por eso a diferencia de Umbral, Vargas redacta planchas y consignas al igual que el señor Bergoglio que se proclama defensor de los pobres cuando es en realidad un amigo del gran capitalismo para el que trabaja, una segunda versión de Teresa de Calcuta pero con acento argentino.

ha de continuar

 

 

domingo, 15 de diciembre de 2013

la feria de vanidades y la desilusión, cansancio del libro (en inglés)
BOOKFAIR FULL OF VANITY. WHO CARES? CUI PRODEST?


---Nights of white satin. Letters are written never being to send. Books that are written and no one reads at the other end

antonioparragalindo

A long and tiring walk I did through the pleasant woods and nostalgia shining the last sun for the day in askance rays in an evening June backwards and forwards north of Retire Pond.
A perusal of routine of every year. It was more than 40 years since I bought my typewiter. Hardly a day passed without the touch of the keyboards. I am a compulsive eater, a compulsive smoker and a compulsive scribbler. Compulsions and passions and impulses that what my life made.
Icarus tries to fly to heaven. Tantalus cleans the equerries of the stygian lagoon and at the end of the journey we are in between Scylla and Caribdis.
They don’t give a fart. They don’t listen. On my hands I brought the Diogenes torch searching for the flame of wisdom, knowledge and perception. But the Deus absconditus in this paean society any more none is these days.
With that candle you look an outsider, a Looney. Too many books garbage literature, a dizzyingly amount of titles laying in the stands of booksellers for use and disposal. User y tirar, but a new author was signing his bestseller.
I never sat on such a throne of the Nine Muses.
It is hard to be an unpublished writer. They regard you as an alien from far planet. The devil laughter swung from the branches from the maple trees.
-Ha...Ha... Ha
-Shut up your mouth you the scum of birds- told off I a grey pigeon which had been saying nasty things to me with an human voice, a case of anthropomorphosis at the bookmark.
Then noticing that the poor animal had not one of his legs,. he had eaten it up himself. I felt sorry for him.
-You are a failure.
-well that is what you thing. Don’t try you proof me.
The magpie spread then its big black wings –it is bad omen- and disappeared. I carried on walking. The fair of the book seemed to me a big bonfire and there the new inquisitors lifting their cassocks trying to keep warm heated their big monastic arse-holes. They watched and controlled every line that went into print.
In my youth I dreamt to sign sitting and smiling ad buyers in those huts. To be famous. To receive the acquiescence and beneplace of the public. See my firm signing the third page of ABC. Dreams. Impossible dreams.
The taming of the shrew. Nobody knows me. You send your manuscripts to the publishing house. Devolution with a rebuke with a few lines: notwithstanding the fact the merits of your text we have decided to decline your offer of your publication. It doesn’t fit with the patterns of our editorial panel.
- Ok
-. Don’t you worry. Smile. Be happy. Sing as you write.
- Which song?
-The ballad of the Volga oarsmen
-Volga… Volga, Volga, Ruskin reek – I proclaimed in a low tone.
This job is hard but nice. You sit down and you write. You row. Your pen is like a paddle. Your pen is sword. Sometimes you feel remiss or indolent at your desk and yielding to dismay all writers ask themselves the same question. What is this, what am I doing? Your piece is like the message in the bottle the survivor of the ship wreckage launch to the Ocean. Is there any one at the other end?
You never know. still ought not to be despondent, when fame skips your lucks or when the prow of your novel, essays, poems, sail against the odds of misfortunes. Not all of us can live in the mainstream but publish and be damned. Big brother is watching you.
-No dogs, no strawberry pickers, no writers
-No sex, we are British.
As I walked past the stands I had the uncomfortable impression that most of the being published is menial and ancillary. There they were sitting the flatterers of the Establishment, the moaners of the Gaols who were telling the untrue story of their prisons that never were. Plauto resurrected to write his Miles Glorious. They eat at their big dinners and they leave crumbs and pellicles for you.
Sing and whistle.
-I did not see you in the big fair. Either you are too good to be truth or a real failure.
-I can I assure you I don’t feel a failure. I am full of beams and ready for a big fight. One day we shall unmask the big traitors. Pray god and pass the ammunition but we won’t need guns and bullets or gig sticks. Only word and roses provided that the prentices of the big moaning has become a new religion. Nemesis is their goddess and they are waiting in the wall the word rage. I was a bit disquietened but proud. I did NOT lick the backsides of the new priests preaching Lager.
-What is that? A beer brand of prison
-The latter I am afraid I should think.
Left the place in a rush and entered in café near Castellany. I was thirsty.
-Pint of bitter please.
One more and another one. When I tumbled the seventh glass, I took the attraction from the waiter. His name was Alfonso and he wore a white jacked unpolluted to seve champagne to the Laureate Poets. In El Gijon they call him Mr. Prix. He is the lackey of the famous. No body give a fuck, none cares.
-Drinking again?
-Yeah.
-Celebrating?
-Of course
-And what are you celebrating, mister, if I may ask.
- I am wetting the head of those infants murdered by the abortists, the hymens that never were pierced on wedding nights, and all those broken promises and the books that never were born by the decision of the new priest.. Herodes lives somewhere in Jerusalem. Had many followers.. Herodias, my life for a dance, walks down to the cellar with the head of the decapitated Precurssor and patron of all the misunderstood literates.
Alfonso shook his head in disbelief.
-Those poets….- he muttered as he transported his tray full of schnapps to the customers drinking and gossiping in the big veranda. A few journalist from Madrid were having a big do.
That is how I celebrated the big fracas of the Bookfair. The stallion in the distance meadows neighed for their mares. Beautiful señoritas were flirting. Writers were getting pissed. When the bell struck ten with last ordered please my bowels nearly moved but only came a ferocious and alarming fart, like a thunder in gle the shot of a gun in the battle of Navrone.. Get it out of your system. Puke it out.
-That was for the editors
The entire world became blank. What is the purpose of this strife of literature? Who cares? Who reads? I was very naif in the middle of my alcoholic spree and I did not realize that every one was voting in the election casting fatal verdicts at the polls. If no body wants to listen it is meaningless to preach. If they don’t want to read better that the scribblers all over the world change their jobs and do something positive. Writers we are in vain. We are the forced to the ominous galleys of Internet where the bread is bitter and no pay. We are dead souls. Yes.

Sunday, 07 June 2009
13 de diciembre 1474 la tarde en que España se convirtió en una grande y libre. Loores de Isabela 1

ISABELA (1)

Y vi a la reina en el obrador la tarde que la proclamaron emperatriz castellana. La coronación había tenido lugar después de una misa del Espíritu Santo en el atrio de la iglesia de san Miguel al pie de la olma, una fría y neblinosa mañana del 13 diciembre 1474.
Estaba serena y su rostro era todo majestad la señora y escuchaba la música de rabel que tañía un juglar montañés, mientras labraba y cosía. Tres azafatas tejían con ella la rueca mientras un paje entraba y salía de la estancia de altas techumbres portando en una jícara agua de miel caliente con mazapanes. Una comadre vigilaba las entradas y salidas de las mozas evitando el encuentro casual de las dondellas con los sirvientes o con algún paje por los largos pasillos del alcázar que tenían calles y plazas como un laberinto.
Tranquilidad en palacio, tarde de fiesta, noches largas de Santa Cecilia.
Se escuchaba a lo lejos la salmodia de los monjes. Por toda Castilla se elevaban preces de acción de gracias. Un tiempo nuevo se abría. España era por fin una grande y libre consumándose así el ideal gótico de los Trastamaras, la dinastía que restauraría la unidad nacional poniendo fin a la reconquista. Aquella apoteosis patria se vivía en la humildad de una joven reina que bordaba una camisa.
Todo el día y toda la noche se entonaron Tedeums;un fraile junto a la ventana del alcázar de rodillas sobre un reclinatorio con pereza y algo adormilado al cabo de un almuerzo copioso de carnero y morcillas regado con vino de la ribera y a los pies de un cristo de marfil rezaba por lo bajo el oficio.
Era bella y rubia doña Isabel algo carihonda y entrada en carnes los ojos muy azules y un griñón blanco proclamando su doncellez y ocultando su hermosa cabellera del color del trigo cubría su cabeza hasta el horizonte de la frente donde se perfilaban unas cejas altas y bien dibujadas los labios carnosos con un hoyuelo en la mejilla que se le notaba mucho al sonreír... qué bien cantan las zagalas ¿de do traerán el son? del pinar de Ávila son, entonaban los músicos. El rey don Fernando de Aragón después de haber jugado a la pelota en un frontón que había cerca de la puerta de San Martín se holgaba con los de su cuadrilla en la bodega. El obispo Diego Arias había invitado a una merendola al aragonés y su cohorte consistente en escabeche de cubillo y vino nuevo de Peñafiel.
Los niños jugaban al toro o a la palluca por los barrios. Los alcaides habían mandado que se encendieran hogueras desde el Terminillo has Zamarramala y desde el aduar de San Lorenzo de los moros y el alfoz del Socorro de los judíos hasta la puerta del Cristo del Mercado y Valdevilla habitado por soldados
 Atardecía en el Real. en las torres de los conventos se escuchaba el toque de vísperas. Empezó a nevar y la ciudad de Segovia se cubrió de un manto blanco que anunciaba un tiempo de albricias en aquella tarde de  tercer domingo de adviento, domingo laetare. Cuando los dinteles de las casas de Segovia se enramaron de laurel con una leyenda que decía:
-Tanto monta. Monta tanto. Isabel como Fernando  

jueves, 5 de diciembre de 2013


Marques de Santillana ayo de Enrique IV

La España del último de los trastamaras se parece en gran medida al que podría convertirse en el último de los borbones (tiempo de turbulencias, bandos y vicisitudes políticas y ambiente bélica si no en el campo de batalla como cuando Juan II en el reinado de Juan Carlos I la lucha y la desesperación van por dentro) pero con una diferencia: la monarquía de Enrique IV sería el prologo de la unidad nacional; la juancarlista, el epilogo, la desvertebración de Castilla como nación y la creación de un estado amorgo de taifas de todo tipo vigilados por la adarga inmisericorde de una policía, una judicatura y unos medios sociales no de comunicación (los chicos y chicas del coro) sino de intimidación al servicio de una casta política intocable y endogámica obediente a las consignas de  grandes trastes bancarios manejados por intereses forasteros. He aquí pues el parto- que se produjo sin dolor- y la muerte de una nación. En contra de Enrique IV y su padre se produce una campaña de difamación histórica que se prolonga a los reinados de su hermanastra Isabel y de su cuñado que perdura hasta hoy. ¿Por qué será? Brindo a mis lectores esa consideración a partir de un hecho: nunca hubo en España un florecimiento de las letras como con estos tres monarcas que al final de la media dan principio al siglo imperial, a la edad de oro. Y otro punto más. Iñigo López de Mendoza el Marqués de los Proverbios su figura más señera de la lirica de nuestro “Quatrocento” fue el ayo educador de don Enrique de Trastamara por orfen de su padre. en torno al marqués de Villena y a don Álvaro de Luna se forma una corte de músicos, poetas, escritores como Juan de Manrique, Juan de Mena, Pérez del Pulgar etc. nunca se vio tal mecenazgo excepción hecha de la de Felipe IV. ¿Se puede llamar a tiempos tan florecientes para el cultivo de las musas y el arte de Apeles o la arquitectura fases decadentes?

En 1437 da el marqués de Santillana a la estampa-hoy se ha perdido tal incunable pero se conservan ediciones posteriores- <>> en los que refleja su experiencia como político y militar la frontera de agreda contra las incursiones de navarros y aragoneses, su trajín galante, su devoción cristiana y su conocimiento de los clásicas. Parece mentira como estos superhombres con una tan azacaneada vida tuvieran tiempo para escribir tan alto, pensar tan claro y hablar tan largo y tendido. Nunca se pudo pedir tanto a un hombre y a una época.