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jueves, 20 de diciembre de 2018

GANIVET

Fuente de inspiración y enemiga de los libros y del escritor es la mujer Vg.: Ángel Ganivet el escritor y archivero al que el infortunio del desamor, los cuernos y veleidades de su amante Amelia Roldán le llevaron al suicidio una helada madrugada del 28 de noviembre de 1898 en las frías aguas del Duina cuando era cónsul de España en Riga a los 33 años. Fue el gran escritor del 98 cuyo fallecimiento sucede un mes más tarde del Tratado de París. Allí los norteamericanos el diktat norteamericano nos despoja de las últimas colonias: Puerto Rico y Cuba. En el bolso de su abrigo encontraron una carta de su amante pidiéndole la reconciliación y perdón por sus devaneos con un marchante catalán. El diplomático que ya había otorgado a la ínclita su clemencia en situaciones parecidas en Amberes y en Madrid no se sentía con fuerzas para pasar otra vez por las horcas caudinas de una reconciliación. Tiene un cuento Chejov en el cual explica el ominoso sino que persigue a los hombres grandes que aspiran a las ideas nobles y aman de una manera perfecta a la mujer ideal y acaban desposándose con una campesina que los seduce debajo de una escalera. Desterrado de su querida Granada cuyos cármenes evoca y las tardes de cháchara a la sombra de la Fuente del Avellano y zaherido por la infidelidad de Amelia opta por tirarse al río.
Había nacido cerca del Albaicín en 1835 y fue bautizado en la parroquia de San Cecilio a orillas del Darro. Su padre era molinero. El abuelo quería que siguiera el oficio pero a Ángel no le atraían demasiado la maquila ni el trigo. En cambio muestra una gran precocidad para los estudios. Ingresa en la universidad, compatibiliza los estudios de Filosofía y Derecho con los de alemán y griego. Obtiene matriculas de honor en estas disciplinas. Físicamente no era un Adonis. Gómez Moreno su profesor de árabe lo describe como chato, la mandíbula prominente y cargado de hombros “lo que le daba un aspecto de cochero”. Su fealdad va a ser complejo determinante en sus relaciones con las mujeres. Había algo de arábigo en él y se enamora perdidamente y le ocurre un poco lo que a Clarín que “tiene uno que amar por dos” sin que ellas correspondieran a su afecto o sus relaciones resultaran complejas. Fue el caso de una rusa a la que conoció en Helsinki, Masha, que le trata como un juguete. A esta María Ivanovna le deleitaban las poesías que el granadino escribía para ella en francés pero luego se consolaba de este idilio con otros amantes en los que formaba parte del repertorio el conocimiento bíblico. Pobre Ganivet! El típico español que buscaba en Eva el asidero, el apoyo a sus inseguridades, el puerto de salvación, el consuelo de sus desconsuelos. Un donjuán fracaso, un salido. A Masha le divierten aquel galán con ojos de moro. Al poco abandona Finlandia y se casaría tres veces. Eros viaja por la historia en la compañía de Tanatos como hermano mielgo levantando pasiones y estertores de agonía. El placer carnal es muy poco estético lo mismo que la muerte.
En 1888 viaja a Madrid y obtiene con el número uno las oposiciones al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Conservadores, una institución preeminente que ha dado grandes próceres a la vida cultural española: Valera, Menéndez y Pelayo, Ricardo Baroja, el hermano de don Pío. El cuerpo que ahora llaman la “cuerpa” por ser las féminas, más constantes que el varón, en la preparación tan rigurosa de sus temas, y una de ellas fue muy protectora Pepi F. Villanueva, la que me sacó de las garras del león la que me saldó la vida cuando era funcionario, nació en 1833 junto a otro cuerpo glorioso el de la Guardia Civil, Dios la guarde muchos años al frente del Cida y del Aga en EL Alcalá de mis amores.
Incisos aparte y en expectación de destino, prepara mientras tanto el concurso a la cátedra de griego. Opositaba asimismo Miguel de Unamuno. Don Miguel que a los lectores incombustibles nunca dejará de ser un mediocre novelista y un pasable escritor maguer excelente escritor poseía una gran capacidad de intriga como todos los vascos y la cátedra se la dieron al bilbaino. El granadino hizo mejor ejercicio pues sabía mucho más griego que su contrincante pero cosas de la política. No le guardó ningún rencor. Antes bien soldaron una buena amistad y aunque de ideas contrarias sobre el porvenir de España visitaban cada tarde la tertulia de una horchatería de la Red de San Luis. Las oposiciones habían sido amañadas pero a los pocos meses firma otras al Cuerpo Diplomático. Sale el primero y es destinado como cónsul a Amberes. En el ínterin un martes de carnaval conoce a la mujer fatal la hispano cubana Amelia Roldán. La hermosura corporal de esa perfección de la naturaleza que es un torso de mujer no se compadece con la belleza espiritual. Venus nació de las aguas pero está demasiada pegada a la tierra.
Las ideas regeneracionistas y geniales sobre el porvenir de España una nación que se arruinó defendiendo la cruz y para la que supuso una sangría la colonización de América las despliega Ángel Ganivet en su “Idearium”, Cartas finesas,  y los “Trabajos de Pío Cid” su autobiografía. Desdeña las democracias occidentales y el capitalismo anunciando que la salvación de España ha de ser por sí misma y caminando a su aire con lo que rebate el pesimismo un tanto libresco de sus compañeros de fila la pléyade de escritores del 98, Azorín, Baroja, Unamuno, Pérez de Ayala, Blasco Ibáñez. Sólo Ramiro de Maeztu se acerca a los planteamientos de este descendiente de Boabdil el Chico al que desplace el caciquismo, la despreocupación de la Iglesia por el pueblo y el ambiente chabacano nadando en la estulticia de sus contemporáneos. Pero Ganivet es la voz que predica en el desierto. Ataca el separatismo cantonalista de las franjas litorales de galaicos vascos y catalanes y defiende un estado fuerte y paternalista al que sirvió como buen funcionario. Es el DASEINVORSORGE de Spengler en alemán y lo que los ingleses llaman wellfarestate. La Administración ha de velar por la s condiciones materiales en las que se desarrolle la existencia de sus subordinados mediante unos buenos servicios públicos de policía y fomento, derecho al desempleo, sanidad y educación gratuita. No le hicieron caso pero sus ideas están ahí, acuciantes cuestiones de la España de hoy. Pero hemos vuelto a las andadas, al bipartidismo señoritil Canovas- Sagasta, Zapatero- Rajoy. Un roto para un descosido. Este don Mariano Rajao, un gallego soso sin chispa que cree que el arte de la política es el tancredismo y que nos endilga unos infumables espiches de corte decimonónico ¿va a ser nuestra salva de salvación en lo porvenir? Más valdría que en vez de escuchar a tanto cretino como anda por el país las generaciones venideras se entregaran a un análisis serio y concienzudo de la obra de Ángel Ganivet granadino universal

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