Canto a Jesús
Al final de las misas en la liturgia
rusa el sacerdote entona el canto a Jesús. Nosotros incluimos la plegaria,
cantada es tan larga como bellísima en este libro a modo de epílogo porque su
nombre ni su palabra no pasarán y son el salvoconducto de victoria contra las
fuerzas del mal y del anticristo:
“Dulcísimo
Jesús gloria de los apóstoles, Jesús mío primero de los mártires, señor del
universo, Jesús sálvame. Jesús mío a quien recurro, ten piedad de mí, escucha
los ruegos de tus santos y profetas, tráeme las dulzuras del paraíso, tú que
amas a los hombres. Creador de los ángeles y señor de las fuerzas, que diste
vida a nuestros primeros padres. Jesús corona de los patriarcas, que diste
poder a reyes y gobernantes, que cumpliste las profecías que de ti se
anunciaban. Jesús fortaleza de los mártires, manso Jesús alegría de los monjes
y presbíteros, acompañante de los peregrinos, compañero de los que ayunan. Que
llevas la perseverancia a los religioso. Jesús purísimo protector de los
castos. Jesús salvación de los pecadores. Jesús hijo de Dios ten piedad de mí.
Ante tu presencia elevo mis brazos y me prosterno en oración y beso tu cruz.
Amen”
02/08/2014
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