EL GALLO DE SOCRATES
LOS GALLOS DE EMILIO ROMERO
Es la que dijo el otro: no hay
para pan y compramos museo. Buenos días. Esta mañana helaba un poco y me
levanté a maitines con mis frailes DX. Tiré de la manta a las cuatro de la
madrugada. Me despertó el canto de un galo. ¿Un gallo a estas alturas? La zona rural
queda a unas cuantas millas de distancia. Este es territorio de adosados y de conmuters una ciudad dormitorio vaya
donde no se conoce ni el tato y el personal no se da ni los buenos días y si
habla es para abroncarte o pedirte un cacho del jardín que es tuyo y ellos
dicen que te pertenecen o para increparte porque aparcas frente a su casa. Cómo
está España. El ikono de la Virgen está encendido día y noche para ahuyentar
los malos espíritus. Tengo la seguridad de que hay diablos rondando,
vibraciones malignas que suben y bajan. Desde que Su Beatitud Filaret el prepadovni metropolita ruso un obispo
con un buen corazón me confirió la diaconía aquella mañana azul del verano
londinense en la grada de aquel ikonostasio algo me toca de la parte de
exorcista, de domar serpientes de sanar enfermos y arrojar inmundos espíritus.
Está muy de moda eso porque esta parece la moda del diablo. Bueno pues esta
mañana escuché en la duermevela el grito triunfal y aguerrido de un masto. Por
acá no hay quintana. Ah pensé a lo mejor es mi amigo Valle que ha puesto una
granja y como se aburre tanto con el Webcam y colgar los artículos que le
mandan los rezagados, algunos son buenos pero por lo general bastante malos, a
su sitio pues ha preferido diversificar la actividad y construir niales, sentar
los palos, renovar la paja de los ponederos y todo eso. ¿Valle, ponen tus
gallinas? Ya sabes lo que nos asegura el docto Quevedo todas ponen. Mujeres y
gallinas todas ponen. Unas ponen cuernos y otras ponen huevos. Esa es la fija.
Además yo no tengo vecinitas para observarles mientras se quitan el sujetador o
las bragas como ese viejo verde que me recuerda al fariseo que acusó a la casta
Susana como ese mostagán que escribe en tu pagina contándonos procacidades
desde su observatorio mirón y luego va ese y escribe un largo y tedioso
artículo un coñazo de artículo sólo soy capaz de leer el título y algún párrafo
salteado. Hace el ridículo. Ya ni se le empina y nos quiere poner a todos los
dientes largos. Pues eso que esta alborada he sentido cantar un gallo como el
Cid camino del destierro. Era el gallo de Emilio romero que ha resucitado.
Kikirikí. Un scoop… Kikirikí. Otro pisotón. Otro scoop… otro pisotón… una exclusiva.
Era su obsesión. Prensa de bulevar. Escándalo. Don Emilio fue el inventor del
periodismo vertical. Ese que impera en la salsa rosa de ahora mismo. Con
truculencia, crímenes como el de la tinaja y las tetas y los muslos de la guapa
que sacaba en la tercera. Nos gastábamos entonces tres pesetas para ver la moza
y los editoriales que él como director suscribía y cuyo emblema era la figura
de un gallo inglés. Siempre buscando pelea. Eso está a veces bien. Sus escritos
tenían mucha miga y eran la alfalfa espiritual para los borregos del
franquismo. Se le veía un poco el pelo de la dehesa. Era de pueblo. De Arévalo
donde le querían mucho y rifaban un gallo todos los años por las Candelas. Se
notaba a la legua su carpetovetonismo. Había viajado poco don Emilio. Era un
poco voyeur algo sicalíptico y le gustaban las putas. Algún menda ganó un
puesto en la redacción porque le arrimaron algunas y según dicen se enamoró
perdigadamente de María Jiménez que bailaba por aquellas fechas en el corral de
la Morería. “Pueblo” fue el gran vespertino de Madrid prensa del Movimiento
creador de una buena lechigada de jabatos que como buenos pintados algunos
salieron trotones de afilados colmillos y dentellada mortífera esto es unos
cabrones con pintas. Raúl del Pozo les
llama rufianes y acierta pues algo de rufianesco había en aquel rotativo que
era lo contrario a la Santa Casa, el ya digo otro diario de la competencia Buen
hozar y bue colmillo para la noticia. Por aquellas fechas todos eran rojos y
eso le alegraba mucho al director rodearse de rogelios él que había vestido la
camisa azul toda la vida y había hecho sus armas periodísticas en Alicante y en
Lérida dos periódicos de provincia de la Cadena Azul. Y ahora votan a Rajoy.
Son tornadizos como la madre que los parió. Pero tenía ojo clínico tanto para
la provocación como para descubrir buenos valores. Cuando veo “cuéntame” en
veladas soporíferas aparte del overacting
del elenco me encuentro con personajes con la vitola de Pueblo pues dicen que
el Toni se inspira en uno que yo conocí y de cuyo nombre no quiero acordarme
pues es pelirrojo y algo barbitaheño como judas. Fatuo y gilipollas que se fue
a la revolución de los cálveles a dar el pisotón en busca y procura del scoop y
creo que como recuerdo se trajo un monóculo y un disco en portugués que hablaba
de una villa morena. Sin embargo y aunque siempre hubo alguna que oveja negra
(todos eran rojos y ahora son del PP, excepto Pit, para mí la mejor pluma que
escribe hoy en España hecho a la medida del bueno de Emilio Romero -menos globos imposta un poco la voz y fuerza
la frase nadie es perfecto-y de los tórculos de aquella imprenta, que sigue en
comunista, aunque a veces el hombre tenga que pegar bandazos y escorar a babor
pues a veces en este país para navegar y vivir hay que poner el culo) don
Emilio lavó buenos pañales y los tendió en un buen romero y ahí están: el
susodicho del Hoyo, Pepe Fanegas, nuestros mejores novelistas aunque éste
último sea el que más vende. Casta. Tienen casta como Emilio aunque sea algo de
pueblo. Un chico de provincias que conquistó Madrid con una buena pluma en el bolsillo
y una cruz de Caravaca al cuello. Otro grande fue José Antonio Plaza el mejor
periodista televisivo y el más serio puro estilo BBC respetuoso y eximio. Hizo
escuela y nosotros tuvimos que padecer ese periodismo de pisotón y exclusiva a
lo pobre. Creo que era mejor novelista y escritor que novelista. Convirtió su periódico
de la calle Huertas en un semillero de buenos profesionales dentro de lo que
cabe. Lo único ya digo lo del pisotón. Eran monomaniacos de la exclusiva y mi
experiencia es que en este mundo mundial todos los libros están escritos y las
grandes noticias están dadas o vienen de
arriba. Lo importante lo velan y zapan los servicios de inteligencia y lo que
dan es puro afrecho, alfalfa espiritual para los borregos. Julito Camarero que fue
vecino mío en Segovia en la colonia de Valdevilla, su padre un legionario de
Ceuta que él no quería reconocer cuando estábamos en Nueva York pues esa
ascendencia no era políticamente correcta por entonces el pobre se desvivía a
la caza del kikirikí. Su gran exclusiva había sido entrevistar a Gary Chessman
minutos antes de que lo sentaran en la silla eléctrica. Domiciano Acosta al que
tuve la desgracia de padecer junto con su comilitón me gritaba desde el otro lado del océano:
“Parra aquí sólo interesa lo que tenga que ver con España nada de batallitas
literarias”… Pues bueno. La obsesión de Merino era saber qué es lo que decían
los americanos sobre nosotros. Y los americanos no decían nada. Estaban
callados como doctrinos y te las veías y deseabas para encontrar una noticia
relacionada con España que venía a lo mejor en una pagina interior en un
recuadrito con letra del cuerpo ocho. ¡Ah sí! Decidí entonces comprarme el Washington Post el Wall
Street Journal el New York Post y el New York Post (nadie gastó paga tanto en periódicos
y en libros como yo) me los leía de arriba abajo. Luego les daba la vuelta para
que todo fuese al revés para que me entiendas. De esa manera fui un manadero de
exclusivas. Empecé a dar caña y me odiaban los colegas porque hacía levantar a
Teodomiro Valtiendas a las dos de la mañana. Le telefoneaban para que hablara
algo sobre las bases norteamericana de Torrejón. Y Chañe del Río tan modosito y
aires de haber nunca un plato me tenía envidia. Yo seguía pisándoles callos a
los colegas por orden de doña Escolástica y el de la Torre. El juego era
peligroso y tanto iba el cántaro a la fuente que a veces acertaba. Una vez
entrevisté a Golda Meir –ern pasillos- sobre la apertura de relaciones
España-Isrtael y puse la plaza boca abajo. Pero en otra se me ocurrió escribir
de un satélite ruso al que habían derribado los antiaéreos yanquis cerca de la
frontera con Canadá. La versión oficial era que se había desintegrado el
sputnik por avería. A la media hora de largar la crónica por telex recibo una
llamada de Washington en la que me daban un día para recoger mis bártulos y
marcharme para España. Me echaban del pais. Mi mujer acababa de parir y yo me había
metido en la hipoteca de una casa. Rectifiqué ipso facto. Pero me queda la
honrilla de haber dado en el clavo. Desde entonces no quiero ni que me hablen
de exclusivas. Kikirikí. Kikirikí. El gallo de mi barrio no paró en toda la
mañana. Debía de tener tarea para montar a todo su harén. Debía de ser el gallo
del bueno de Carmenadas que es mi vecino y que vive en una urbe contigua en la
orilla del Guadarrama.
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