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domingo, 17 de diciembre de 2023

 JOSÉ DE ESPRONCEDA 1810-1842: LA CANCIÓN DEL PIRATA Y LAS MORENAS EN EL LECHO, UN ESPAÑOL LIBÉRRIMO VICTIMA DE LOS BORBONES


El bicentenario de este gran vate quisieron celebrarlo dos años atrás para coincidir con el de la guerra de la independencia y yo me pregunto a qué tanta prisa pero no hay quien pueda con los extremeños de Rodríguez Ibarra cuando se ponen imposibles de lacrimógenos y de patrioteros de patria chica al comenzar a falar en castuo entonando las grandezas de su pueblo con buen jamón bellotero y en eso se parecen un poco a los astures de los que proceden los extremeños-you know?- aunque la verdad sea dicha que Espronceda hijo de un sargento de artillería en la guarnición de aquella localidad pacense nació en Almendralejo por casualidad. 

El caso es parecido por lo chocante e hilarante a lo que quieren hacer con la Constitución de 1812 que la Isla de San Fernando estuvo de festividades conmemorativas. 

¡Viva la Pepa! Y también “Vivan las caenas” o mueran las cadenas que en aquel funesto siglo decimonoveno de todo hubo. Incluso frases mayúsculas la que pronuncio Fernando VII (así se las ponían a Fernando VII): “Vayamos juntos y yo el primero… etc.”.. 

No hubo entre los dinastas españoles otro monarca más funesto que aquel Borbón al que Goya pinta con cara de bobo o de lobo. 

Uno tiene la sensación que no hay que celebrar nada. 

Se conmemoran libertades pero el centenario se la trae floja a muchos españoles en paro, en la ruina, la inmensa mayoría frente a una minoría que vive como dios. 

No faltaron los tiralevitas al besamanos regio: Bono carihondo y que al hablar parece que escupe, la ministra de Desigualdades Fornecidas, la Aido que parecía la sota de bastos y otras muchas señoras y señores de los que están en la pomada, están en la pomada o tiran del carro, gente de viso en definitiva.

Nosotros los de a pie les tenemos el estribo para que ellos piquen espuela o les llevamos el carrito con la compra. 

Espronceda no era de esos, un español libérrimo conocedor de exilios lusitanos, parisinos, londinenses. 

De encuarte en encuarte y de prostíbulo en prostíbulo, predicador de vereda y poeta tabernario. Me hubiera gustado ser su postillón. 

Espronceda nos sedujo con sus cantos a la libertad y al amor sin cortapisas cuando nos apuntó el primer bozo y nos salían granos sospechosos en la nariz.

 Dicen que era por “meneársela”. Claro habíamos leído lo de me gustan las morenas tendidas en el lecho y ante una morenaza de las del Canto a Teresa espatarrada y como dios la trajo al mundo a ver quien no peca.

 Y la canción del pirata marcó nuestros rumbos. “Con diez cañones por banda”. 

Sin embargo, cuando afrontamos la verdad de la realidad del autor hay que bajar el pistón y conformarse con menos. 

El autor del Estudiante de Salamanca fue un puto rojo perseguido ahora un franquista que no tendría donde caerse muerto, un marginal que escribió una novela cuando le llevaron al penal de Cuellar o viejo castillo del Duque de Alburquerque.

 La morena a la que canta o sea Teresa resulta una pilungui que se escapa con otro. El propio Espronceda muere tuberculoso, la enfermedad romántica. 

Fue un apóstol de las causas perdidas. Así y todo, un español libérrimo. Se dice que es el Byron castellano pero el inglés vivió rodeado de los mejores vinos, los lujos caros, las mujeres más bonitas de su tiempo. Le tienen sin cuidado los pobres. 

Sus invocaciones a la libertad son más filosóficas que las del de Almendralejo, siempre de parte de los perdedores. Un revolucionario de pies a la cabeza. Un español sin suerte. 

Eso a nuestros ojos le vuelve más entrañable porque amó la verdad e interpretó pulsando todas las cuerdas de su lira el estro de libertad o aquel ventalle que convirtió la historia de España en un ir y venir entre la repatriación y el exilio, y luego las desamortizaciones del judío Mendizábal que llenaron el país de nuevos ricos con las tierras y fundos que robaron a los frailes.

 Por ultimo las guerras carlistas donde van a aparecer tipos como Aviraneta el héroe barojiano – la prosa de Pío Baroja tiene resonancia de los versos de Espronceda- que dicen:

-Eso va a costar mucha sangre vasca y muchos galones-le dice un sargento carlista al general Maroto.

Respuesta del protagonista del sitio de Bilbao:

-Aquí lo que sobra es sangre y lo que faltan son galones, quiero decir cojones.

-Muy bien, Excelencia, estamos de acuerdo

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