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miércoles, 27 de noviembre de 2019


STENDHAL

 

Cantan sin parar y aturdidos estamos los grillos cebolleros, hacen la rueda del pavo los bustos parlantes las hijas y los hijos de los dinastas del franquismo (de Matías Prats, y su homónimo don Joaquín, la filla del Onega el gallego cabeza gorda que no cabía por la puerta del Arriba doña Cleopatra la del pelo largo news at ten, todos ellos franquistas que cambiaron de chaqueta pero de los rojos no hablo, son peores, pero aquí desde los godos se vive en dinastías, caciquismo ancestral) una letanía de estupros y de violaciones no sé si habrán condenado al dientazos ese sacamantecas compostelano alias El Chicle que mató y violó a una niña de Pozuelo. Todos en comandita, en barahúnda tribal. Nos saturan de morbo. España da asco y he de decir con fray Luis aquí el odio y la mentira me tuvieron preso. La vida es cárcel España es cárcel del desamor revanchista.

Sólo la literatura quiebra estos barrotes, rompamos los grilletes lejos de mí esos bretes en los que el audiovisual nos tiene aherrojados. Calzo las botas de siete leguas y huyo a la dulce Francia de la mano de Stendhal. Enrique Beyle 1793-1842) era su nombre de pila Stendhal su pseudónimo.

Escribió el “Rojo y el negro” en tres semanas, al desgaire. Y sin una preparación artillera, dejando correr la pluma, la critica ignoró el texto y los libreros recogieron los ejemplares de la primera edición por falta de quórum.

A día de hoy esta novela junto a la Cartuja de Parma es considerada la cúspide de la literatura francesa, disputando su preeminencia con  madame Bovary de Balzac.

Madame Bovary c´est moi, — dijo don Honorato. Y muy bien dicho.

A su vez, la víbora de Asnieres, Bonafoux, acusó a Clarín de haber plagiado  a Balzac en la Regenta sin demostrar su dicterio.

La Regenta  no tiene nada que ver con la señora del aburrimiento de la alta sociedad de Paris. Ni la ovetense se parece a ella, aunque ambas obras tengan por objetivo la narración de sendos adulterios. Que narran los autores con pluma maestra sin la chabacanería de nuestros nuevos divos y divas mediáticos dados todos a la alcahuetería de anarosas y de maricas asesinos de Telecinco.

El método meticuloso de ambos literatos tienen poco que ver por lo demás con la Cartuja de Parma. Cuando concluyó su obra Leopoldo Alas despues de siete años declaró:

—A mis cuarenta años acabo de concluir una obra de arte.

Expresó  verdad.

Stendhal a su vez también dio a la estampa otra obra de arte en la cual traza sus páginas a brocha gorda mientras, Clarín pinta al pastel en tanto que Balzac promueve retablos y daguerrotipos de la sociedad del XIX. Cito estas tres novelas como señeras del decimonoveno.

Por detrás quedarían Flaubert. Tolstoi, Turgenev, Víctor Hugo Dickens, Clarín, Palacio Valdés, y Galdós tal vez.

De los treinta y tres libros escritos por Stendhal sólo catorce vieron la luz, guardaron polvo y silencio en los estantes de las bibliotecas durante mucho tiempo. En 17 años un texto tan maravilloso como “Sobre el amor” vendió diez reproducciones.

A Henry Beyle un jacobino bonapartista se le consideró un conspirador con alma de pícaro, perseguido por la policía secreta austriaca y por los agentes del Vaticano. No tuvo éxito en vida, dijeron de él que no era un novelista solo un panfletista  propagandista de la revolución francesa. Algo desconcertante.

La sombra de la duda y la injusticia persigue a los genios. Fue el precursor del naturalismo. Sostuvo el criterio que las novelas han de ser vividas por el narrador primero para que éste luego las ponga en solfa negro sobre blanco con su capacidad para contar historias.

Merece la pena volver a las paginas del “Rouge et le noir” para alejarnos de esta realidad política y cultural donde las puertas del infierno se han destapado en la cual vivimos los hispanos.

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