KRASNOFF COMPRENDER ES PERDONAR
Veinte años más tarde vuelvo a las páginas
del general Krasnoff y su gran novela de la revolución de 1917, siete días que
conmovieron al mundo. “Comprender es perdonar” y su segunda parte “Rusia
Soviética” constituyen uno de los mejores libros que se escribieron en el siglo
XX y su autor hoy descatalogado y casi olvidado debiera figurar en el cuadro de
honor de los excelsos artistas de la narración en lengua rusa: Tolstoi, Chejov,
Andreiev, Turguenev, Gorki, Pyshkin, Pasternak
El Dr. Zhivago es una pálida copia de esta
enorme novela río psicológicamente caudalosa por el estudio de los caracteres,
la mirada interior de las almas de los protagonistas en medio de la debacle: el
zarista general Kuskov y sus desventuras al lado de la Guardia Blanca de
Warangel que se pasa a los rojos, las marquesas se Petersburgo seducidas y
violadas que mueren de sífilis, el hambre, los asesinatos, las torturas de la
cheka, la destrucción de las catedrales y la profanación de los monasterios, Lenin víctima del trepanoma venéreo que le
deparó la locura; La muerte Trotsky que puso por santo y seña del ejercito rojo
la estrella de cinco puntas, monograma cabalístico que representa al diablo, la
familia imperial fusilada por Abraham Yurovsky, comisario judío. La caída de
los Romanov fue la catástrofe.
Krasnoff (un affaire Dreyfuss al revés yo
acuso y culpó a los judíos como inductores e instigadores de aquel baño de
sangre) es por ello que hic et nunc es un autor maldito. Contó la verdad. El
soviet no solo pretendió el exterminio del imperio, además, intentó acabar con
la Cruz. Las dos grandes obsesiones de la sinagoga son Rusia y España. Esta
idea fija les llevó al desencadenamiento de las dos guerras civiles en ambos
países. La segunda guerra mundial tuvo pot corolario tal empeño La religión
ortodoxa es su manifestación más pura y primigenia de las enseñanzas
evangélicas sin las excrecencias de la paganía romana.
A mí
este libro me cambió la vida. Fue el primer jalón de una vía Dolorosa de
incomprensiones, persecuciones desafectos y desarraigos que me hicieron
sentirme exilado en mi propio país.
España ha caído bajo las garras de la marranería.
La voz
profética de este gran militar blanco que acusa a los judíos de responsables de
la gran catástrofe: Sverdlok y Yurovsky asesinos del zar y toda su familia en
la tahona de Ipatiev el rico mercader en Yekateringrado, Kerensky judío de raza
y de nación fue el hombre de paja de la sinagoga menchevique, Lenin conducido
al poder de la mano de los banqueros hebreos de Frankfurt y Ginebra, Trotsky
fundador del ejercito rojo bajo los auspicios de la judería internacional. La
otra la de los bolcheviques estaba bajo el dominio de un tal Berenstein Trotsky
un marrano de origen alemán. entró en Rusia en un mercancías. Pagó el viaje el
Cajal de Frankfurt y de Berlín.
La voz de Krasnoff resuena en mi memoria
cuando observo que el caos del Kommitern vuelve a repetirse en la España de
2018. un tullido y un tipo de cara desagradable y con coletas controla la oposición.
En el gobierno se sienta un “putzshista” con un gabinete ministerial en el que
figura una jueza antimilitarista Margarita Robles la chica de los papos caídos
y en justicia rige un señor/ señora que en la jura del cargo “manda besos a su
marido” y hace flamear la bandera arco iris del poder homo. ¿No es esta la
estrategia del contubernio? ¿Son cosas de la extrema derecha y de los fachas?
En la leal oposición quieren elegir a
una chica que sufragó el auge
catalanista la Sáenz de Santamaría poco más de medio metro de altura que
se pega por la plaza con Loli la manchega. Resuenan las carcajadas de Israel
por todo el hemiciclo como otrora hace cien años resonaron en la duma y en la
rada. Los judíos en su forma de proceder buscan el desorden la confusión y la
paradoja. Su lema es cuanto peor, mejor, a río revuelto ganancia de pescadores.
Impera el desbarajuste del manicomio. Medran en las chaquetas vueltas del
revés. Van por el mundo con las botas torcidas y este orgullo iconoclasta les
hace crecer.
La
única lógica es la de los orates que claman y espichan desde las tertulias sus
tautologías y retruécanos con latiguillos como dicho esto y remoquetes de
adjetivaciones puntuales y sostenibles con que se ganan la vida y chupan
cámara, se hacen cámaras delante de todos nosotros los muy guarros y se
entregan a desmesuras convencionales. Hay que hacer un calvo al oyente, al
televidente y al pobre lector estos profanadores del idioma castellano. Se ríen
de nosotros, lo suyo es la mofa.
Krasnoff me recluyó en mi celda y desde allí
rugí cual león pero para mis enemigos las feroces llamadas de atención se
convirtieron en balidos y todos se reían de mí. Ahorqué los hábitos, quemé las
filacterias, renuncie por amor a la verdad a una brillante carrera de
propagandista y de escritor. Todos pensaban que yo era un hombre ridículo
remando contra corriente y haciendo el ridículo.
Pero sentí un orgullo al lanzarme al vacío
desde la Roca Tarpeya de mi gran presentimiento. Así no renuncié a mis
convicciones políticas ni a la rosa de los vientos con la que aprendí a navegar
en medio de un mar alborotado. Ha soplado desde el 75 viento de bolina. Rusia
me hizo recuperar la fe en Xto. El catolicismo en el que me eduqué gime
prisionero bajo el yugo del sanedrín. Nos vienen de Roma insulsas encíclicas.
Mucha iglesia muchos cánones y poco Cristo. Ya explique el busilis de tan
intrincado fenómeno en mi “Rusia el molde
de un enigma”, “666” y “La hora occidua del coronel Gomezov”. Estos textos
me colocaron en el perfil de la vigilancia de la Casa de la Cuesta penetrada
por los sabuesos del Mossad. Son las cartas pastorales ucases buenistas,
dictámenes de ese obispo bonaerense que por lo que ha trascendido prefiere los
capítulos del Talmud a los textos evangélicos. Este libro, insisto, me abrió
los ojos. Entendí las razones por las cuales se pretende convertir al
holocausto, un acto de propaganda, en un dogma de fe. ¿Acaso para lavar la
culpa de los veinte mil popes asesinados durante la revolución soviética, de
los treinta millones de rusos que perecieron en la guerra patria, los quince
millones de alemanes y otros tantos americanos ingleses e italianos?
No se puede pasar página tan fácilmente. Los
hechos son tercos sustancialmente inamovibles. Es más este escritor ruso me
enseñó a no odiar a los israelitas con su gran frase perdonar citando una
parábola de Jesús. “No quiero la condena del malvado. Quiero que el pecador se
salve”. El tiempo cura todas las heridas y pone a cada uno en su sitio. Los
grandes adalides de la revolución rusa (Beria, Zinoviev, Trotsky) fueron
victimas de las purgas tras la revolución de los doctores en los años 50 que
desencadenó las grandes persecuciones antisemitas. Fueron víctimas de su propio
veneno. Dios castiga sin piedra ni palo y José Stalin pasaría a ser un nombre
maldito para Israel más pernicioso que Hitler. Agente de las deportaciones
masivas y el inventor del gulag. Los que profesamos la religión del amor y del
perdón no podemos entregarnos a progroms intelectuales pero ello no obsta para
poner en situación negro sobre blanco los hechos constantes y sonantes. Crime does not pay, dicen los ingleses.
Tal vez sea verdad que no comprende matar. Y ello nos obliga a decir que los
judíos tal vez hayan conseguido la victoria pero han ganado sólo aparentemente.
Krasnoff demuestra a través del sufrimiento
de sus personajes ▬ la violación
múltiple de Natacha la esposa del héroe el general de húsares Igor Ivanovivh
Kuskov es un pasaje crudérrimo de la novela que nos acerca por su acendarda
espiritualidad al modo cómo las primera cristianas en el circo de Roma recibían
la palma del martirio ▬ que un día se hará justicia.
En nombre de la fraternidad la igualdad y la
libertad se rompen los diques de los bajos instintos. Proliferan los partidos
políticos la sopa de letras, el guirigay infame. Suprimida la palabra patria,
lo importante es la democracia pero ¿qué es la democracia? Como no hay zar,
tampoco Dios, todo es posible. Yodo permitido.
Hay que conquistar el poder por etapas y
entre tanto los antiguos coroneles del regimiento Preobrayensky piden limosna a
las puertas de las iglesias de Petersburgo. La población pasa hambre y vive
hacinada en los antiguos pisos señoriales con derecho a cocina.
En virtud del tratado de paz Brest-Litwosk,
Rusia se rinde al káiser. Los amos de Moscú y de Petrogrado se llaman Apfelbaum
y Levi, son askenazis alemanes que
rusifican sus nombres así Gutnachrichten pasa a ser Blagoviechenski. Todo el
poder para el soviet todo el poder para los judíos. Que no tienen patria son
mundialistas y van por la vida manejando tres o cuatro pasaportes. Por las
calles de Moscú sueltan a una manada de violadores del Caúcaso (la estrategia
parece repetirse en Madrid 2018) los periódicos y las radios taladran nuestras
meninges con la machaconería habitual sobre el arribo de emigrantes, el
alzamiento catalán, asesinatos domésticos.
Ya no hay familia, los hijos pertenecen al estado. Se profesa el amor
libre y la eutanasia. En la Moncloa un Soviet Supremo de cuño norteamericano
ríete de los moscovitas vienen protegidos del gran capitalismo. Ostentan el
poder. Aunque vayan descamisados y usen coleta. Le gusta vivir bien. En el
fondo son unos señoritos burgueses se disfrazan de lobo feroz pero son solo
caperucita roja. Yo aprendí viviendo entre lobos a aullar con la muta.
Los levitas cantan y bailan festejando su
sabat. Tenéis que andar listos.
Preparados para el aquelarre. Ahora es la nuestra.
Colocan letreros sacrílegos en el cancel de
las catedrales. Degradación sin límites. En las noches de Madrid las estrellas
parecen más lejanas que nunca como si a los astros les diera quemazón iluminar
madrugadas de alcohol, de orgía y de sangre. Estamos a las puertas de un mundo
que se proclama libre aunque en verdad estamos todos encadenados que se
agazapada ras las parrafadas de los abstrusos y concienzudos editoriales del
New York Times. Que imitan nuestros
tertulianos de la telebasura.
Sin embargo, hay que vivir la vida, ser
modernos, romper con el pasado, estar al día. Escuchar el canto de las sirenas
con sus voces musicales en las oscuridades plateadas darle al vino y a la
cocaína. Al diablo la unidad de la patria; Rusia era una desde Kalish a
Vladivostok y desde Tornea en la
frontera sueca hasta Erzerum en el Caúcaso. España de mar a mar abarcaba desde
Finisterre al cabo de Rosas y desde el Machichaco hasta Tarifa. Nuestra mapa va
a quedar despedazado en retales bajo la bandera de las autonomías.
¿Y qué me importa a mí dijo Valdivieso en
nuestra reunión anual que se separe Cataluña yo soy el presidente de la
republica de mi casa? Era el más listo de la clase pero nos salió rana el hijo
del Cabo de Vegafría al que uno llamaban Sandalio y otos zapatones. Sandio de
toda la vida. Los más listos de la clase luego resultaron los más torpes.
Serían unos fracasados. Irán por el
mundo con las orejas de burro.
El análisis del general zarista aplicable a
la Rusia de 1918 ser fiable a la España de 2018 en trance de disgregación.
Comprender es perdonar pero hay crímenes que no se pueden entender ni perdonar.
¿Qué es Europa? Un frenesí. Krasnoff recuerda
cómo Inglaterra dejó a Rusia en la estacada. Se negó a acoger a la familia
imperial todos ellos parientes de Queen Victoria. Es más secundó el gobierno de
su majestad a los bolcheviques letones estonios y lituanos contra las tropas de
Wrangel. Perfidia inglesa.
Esas
republicas bálticas no son sino un patatar a las puertas de San Petersburgo
pero cobraron una singular importancia estratégica durante la revolución rusa.
La judía Merkel tambien apoya la
independencia de Cataluña mientras Londres y Paris la reprueban con la boca
pequeña. En esas estamos. Por lo demás, conviene advertir que novela épica del
general ruso alianza cotas de grandeza sólo superadas por la Eneida y la
Iliada. Atisbos geniales descripciones incomparables de la estepa y del
carácter de los rusos a los que se nota que son rusos por el mirar. Tal vez las
mujeres y los hombres que describe no se consigan entender sino bajo el prisma
de una purificación romántica. Pinta un retablo de gentes enfrentados a su
destino en medio del caos y del sufrimiento.
Et lux in tenebris
lucet et tenebrae eam non comprehenderunt y la luz resplandece en la oscuridad y las
tinieblas no pudieron apagarla. Esta oración del último evangelio de San Juan
es la idea motriz con que el autor pretende aclarar el misterio de tanto
desconsuelo. Dios no habló aquella noche. El silencio de Dios en Rusia el año
18 bañó el mundo de congoja.
Rusia empero resucitará de hecho ya parece
haber resucitado.
La vox profética de este brillante literato
parece redactar en traje de gala de oficial de la guardia vestido de dolman con
un sable sobre su guerrera y luciendo la coraza de alabardero a lomos de un
brioso corcel resuena por todos los ámbitos. Es un grito de advertencia.
¡Alerta centinelas!
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