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viernes, 4 de enero de 2013

jm de prada y la blau

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



División azul y el alma rusa

 

División azul, cisni divitsia, die Blau. Marchas y canciones, juiventud y mitos. Utilizada como arma de propaganda por el franquismo contra Rusia y ahora por los antifranquistas. Más de lo mismo. La verdad es que los rusos nos dieron hasta en el carné de identidad. Aquellos mozos idealistas o aventureros no estaban preparados ni para las crudezas del General Invierno porque carecían de ropa de abrigo y los capotes que les dieron en Alemania tenían buen corte, eran muy bonitos pero nuestros artilleros, nuestros infantes, nuestros pontoneros y hasta los rancheros tiritaban en las bajas temperaturas. El invierno del año 41 fuew el peor en varios siglos. Se encontraron, venida la primavera con otro enemigo formidable: la rasputitsa, el barro de los caminos encharcados de la estepa copn el deshielo. Las armas que les proporcioaron los alemanes eran buenas pero no las supieron manejar, muchos desertaron y soldados del Wehrmacht y arriesgando sus vida para cubrir la retirada de la Blau que en algún momento se transformó en desbandada hicieron lo posible para que la “defensa elástica” o repliegue evitase el desastre. Los organillos de Stalin, unos pequeños cañones de retroceso que no hacían mucho estruendo pero que metieron el miedo en el cuerpo de los soldados del general Infantes, se convirtieron en una pesadilla; el verdugo de la Blau tuvo un nombre: el general Yukov, un militar zarista que plantaría sus tanques en Berlín y que luego sería purgado por los trotskistas. Stalin nunca le retiró el favor pero Beria, el gran comisario judío, le mandó a Siberia al gran héroe de la Guerra Patria

 Di una conferencia hace muchos años en la sede de FN que ilustré con música polifónica ortodoxa. No me entendieron muy bien pero no me arrepiento; mis observaciones crearon escuela sobre el alma rusa. Aquello estaba lleno de fachas que no de falangistas y algunos se quejaron de  que pronuncié el nombre de una ciudad donde se libró el encarnizado combate a orillas del lago Ilmen a la rusa como “voljov” y no a la a la española que hace una mala versión de la ch germánica que no es exactamente la “ch” castellana.

 Saqué la conclusión de que muchos de aquellos excombatientes no sabían donde habían estado, ni a qué fueron para allá; todo eran ideas confusas pero ciertamente  la Blau fue un mito sacrosanto para el franquismo y yo me crié como aquel que dice en un cuerpo de guardia cuando los suboficiales y oficiales para matar la espera referían historias de los asaltos a bayoneta calada. Debió de ser horroroso. Lo importante para mí no es el valor de aquellos guripas (al soldado español el valor se le supone) sino el espíritu que entroncó con lo más puro y hermoso del alma rusa dando lugar a una gran generación literaria: los Laín, los Ridruejo, los Gómez de la Serna, los Luis romero, los Álvaro de la Iglesia, los Donato León Tierno y sobre todo Tomás Salvador uno de los mejores novelistas de todos los tiempos que escribió una obra memorable división 250, la cual hace una prognosis proféticas a la vista de las torres trucidadas de las cúpulas  de Novgorod, el Vaticano ruso, de que un día volverían a relucir y resurgir porque no en vano Rusia es el país de la resurrección[1]. Lo otro eran batallitas. Recuerdo que mi padre traía a casa todos los meses el Guión una revista que editó el Ministerio del Ejército en que se ponderaba la hazaña de aquellos divisionarios que lucieron el casco alemán pereciendo muchos en tumbas olvidadas a la sombra de una cruz entrecruzada con dos palos de abedul.

 En la escala activa se respetó a los divisionarios al principio. Luego fueron orillados porque en el cuadro divisionario los masones brillaban por su ausencia y algunos se mostraron contra la política del Sistema de antiestalinismo puro y de proamericanismo que siguió Franco en los años 50. Hubo un teniente que se chupó tres años en un castillo a causa de su rusofilia. Lo del resto eran batallitas. Lo que no nos dijeron fue que sufrieron muchas bajas, que no pocos se rindieron o se pasaron a los ruskis y que les dieron una paliza porque aquella guerra no era la suya. Se trataba de una guerra de exterminio organizada por los fabricantes alemanes de armas y los banqueros suizos. Hitler, un loco, no sabía donde se metía. Pero todo hay que decirlo: este destacamento ahorró con su arrojo y valentía mucha sangre porque evitaron la intervención de España en la segunda guerra mundial

 Al sargento Barbado, amigo de mi padre, se le congelaron las manos izando su pieza del 15 y medio cuando descargaba proyectiles contra el palacio de Catalina la Grande. Le habían dicho que la famosa zarina era un poco puta y duro con ella… La propaganda alemana había prometido la cruz de hierro de primera clase al artillero que consiguiera derribar una de las cúpulas del palacio de invierno.

 No sabían donde estaban, ni por qué luchaban, ni donde se metían pero eran conscientes de que su sacrificio impediría la invasión de la Wehrmacht de toda la península ibérica. Franco estaba jugando al ratón y al gato con los ingleses y utilizó a Muñoz Grandes de quien se decía que Hitler quería convertirlo en su sustituto, en trozo de queso. Supuestamente iban en devolución de visita A luchar contra el comunismo, pero allí no encontraron muchos de esos. En los avances atropaban cadáveres entre la nieve de la famosa “pijota” [2] que atacaba en oleadas con cruces al cuello e iconos con la imagen del Salvador en el bolsillo de la guerrera. ¿Dónde quedaban los ateos?

 No eran diablos los combatientes que tenían enfrente sino mozos que podían ser de tu escuadra y que trataban de repeler una invasión genocida con las armas en la mano. Hitler estaba loco. Era un venao que no contaba ni con la dureza de aquel pueblo que quería sujetar ni con las inclemencias del General Invierno, ni de lo disparatado de la operación “Barbarroja”. Cayó como Felipón siguiendo los pasos e incurriendo en los mismos errores de Napoleón.

 Algunos de la Blau se echaron novias soviéticas y acudían a los bailes en la plaza del pueblo con las panienkas pero las panienkas no eran rusas sino polacas y bielorrusas. Definitivamente, nuestros guripas no sabían donde estaban. Estas muchachas cuando avanzaron las tropas del general Yukov serían fusiladas o emplumadas por colaboracionistas.

Hay otra gran novela que profundiza en ese extremo. La escribió Rodrigo Royo convaleciendo de un pepinazo en un hospital de sangre de Vilnius. El protagonista de “Guerra” se enamoró de una judía a la que salva y otorga un pasaporte para regresar a España. ¿Holocausto decía usted? bueno pues según y como.

El holocausto que conocieron aquellos soldaditos hispanos tuvo más que ver que con Auschwitz con el de Leningrado: un millón de muertos en dos años la mayoría a causa del hambre en veintitantos meses de sitio. El holocausto de Stalingrado cerca de quinientos mil entre rusos y alemanes. El holocausto de la primera Guerra mundial[3]. Los rusos sienten un respeto profundo y se cuadran cuando oyen mentar la “gran guerra patria” la mayor tragedia que han tenido en el siglo XX donde pusieron toda la carne en el asador, todo su heroísmo.

Detrás de Stalin estaban los americanos armándose con los mejores tanques pertrechándoles de buenos cazas de combate.

 Que los fementidos no nos vengan con sus batallitas. Ellos en parte fueron los culpables y por eso han inventado un mito en el que muchos caen en la trampa.

La división azul no sé si por aquella conferencia o por la aureola que tuvo entre nosotros a tiempo pretérito constituye todo un género literario plagado de tópicos. Ahora  se nos presenta JM de Prada con su libro gordo de petete. Se llama “Me hallará la muerte”. Es un coñazo pues no en vano este chico de la cuadra de Ansón, un periodista que se han inventado los del régimen o se han sacado de la manga, es de los que escriben largo y tendido. Es el pestiño de sus tardes con lágrimas en la lluvia cuajada de moralina  estilo COPE que se dio a conocer con una novela que llevaba por titulo “Coños”, director del Observatore Romano”  en Madrid, columnista de ABC, archipremiado. Su mazacote se expende en todos los escaparates de las librerías españolas mientras otros no podemos publicar y si publicamos la nueva inquisición nos hace el vacío. Hay censura, una censura programática.

 Su libro sobre la Blau abunda en los tópicos de siempre. Nadie podrá brillar a la altura de Tomás Salvador o de Rodrigo Royo, dos nombres borrados del libro de la vida por nueva inquisición que nos acogota; sin embargo, se derriten en alabanzas a este chico de Zamora, muy beato,  y muy del sistema capitalista que escribió “Coños”. Un coñazo de tío.

Pero hubo gente centre los que me cuento para los que la División Azul sirvió para dar pábulo a una gran generación literaria arriba subrayada y entroncar con el alma rusa que es mesiánica y salvífica. El Vaticano se derrumba. Caen las torres de Jericó y se pisan crucifijos. No importa; precedido de una lluvia de estrellas mañana en la noche santa nacerá Cristo (Xristos razdaet) y en el carillón de los campanarios de Novgorod, bolearán las campanas por el nacimiento del redentor pues la natividad ortodoxa se rige por el viejo calendario el que cambiaron los pontífices el año que nació Teresa. Entonemos un himno de gloria y esperanza. Para plantarle cara al futuro. Una luz nos viene del Este. La atisbó Tomás Salvador que murió en la miseria y muy perseguido. A ver si se entera de una vez ese chico de Zamora; le queda mucho a cacho a su “Hallarás la muerte” con “División 250”, una novela que es mucho más que una novela. Es un libro con alma: el alma rusa



[1] Boskresenia, resurrección. Lo estamos viendo ahora con la Rusia de Putin que vuelve a ser un país poderoso, moderno y temible aunque nuestra casta política no lo quiera ver
[2] infantería soviética
[3] no hay más que darse una vuelta por cualquier pueblecito francés o inglés y contemplar las estelas funerarias plagadas de listas con nombres de caídos



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