EL ÚLTIMO SANTO DE LA CALLE LA BALLESTA
Antonio Parra
Mi
amigo Manolo el del “Kiss” murió el 15 de agosto en extrañas circunstancias un
eufemismo hoy muy al uso para esconder la pura realidad: me lo han matado. A
las mentes se me vienen estrofas del viejo romance que de noche lo mataron al
caballero la gala de Medina la flor de Olmedo. Era un tiarrón no demasiado alto
pero de un plexo solar que ya quisieran
para sí los que hacen calistenias y maceran su cuerpo en los gimnasios. Duro
como el pedernal con que trabajan los trilleros de Cantalejo. Se pasó la vida
detrás de una barra peligrosa ayudando a gente albergando arrecogidas y a
naufragos de la noche madrileña. Su vida fue un oasis en el desierto del
desamor. Un santo laico verdaderamente. El último justo moraba en la calle de
la Ballesta. Era uno de los últimos mesoneros de la tradición castellana,
regentaba un pub en el distrito centro. Un superviviente de aquellos sesentas
los años buenos la cordialidad en el corazón, siempre una palabra amiga. Elegí
su establecimiento porque el bar de Madrid donde se podía beber más a gusto y
estar más tranquilo incluso hasta altas horas de la madrugada. El barro de la
calle de dudoso nombre no nos salpicó nunca las cejas ni nuestros zapatos se
contaminaron de mierda a pesar de caminar entre el lodazal por donde ramblan
caídas las magdalenas. Éramos tres
espíritus puros: él, “Fosforito” el legionario al que llamábamos el puertas y
yo.
Nunca hubo pub en el mundo donde aquellos que
expulsados de todas las sinagogas de todas las iglesias de todos los coros pudiéramos
libar nuestras tristezas y apurar el cáliz de la soledad del dolor. Era un
tiarrón cuadrado de poderosa cabeza. El
medio en que se desenvolvía no le había corrompido. Si Manolo hubiera vivido en
la edad media hubiese sido un caballero prevenido en frontera. Y la verdad es
que tenía pinta de templario con su cruz reclinada a lo legionario sobre el
vello pecholobo de la camisa entreabierta. Aunque nacido y criado en la calle
Ave María provenía de una familia de tratantes de Cantalejo. Entendía la
gacería una especie de jerga que se habla en aquel pueblo de avispados
corremundos y donde el más tonto hace un cesto.
¿Qué
hay paisano cómo lo llevas? Tirandillo. A ciertas edades uno se descarta de
Venus y coquetea don Baco. Busco un lugar al sol para tender los trapos sucios
de mi dipsomanía. Manolo sub tuum
praesidium. Sí bajo tu protección nos colocamos. Ella velar, Virgen María.
Yo creo que Manolo era el último santo que amaba al prójimo en el centro de una
inmensa ciudad habitada por la hipocresía y los apriorismos asquerosos. En su
rostro algo canalla pero insobornable y que nunca salpicó el vicio que lo
rodeaba yo he visto escritas páginas del Evangelio. Ayer la luna de septiembre con
su menguante falciforme cuando me dieron la noticia de su muerte me preguntaba
: ¿Y tú qué hiciste con tus talentos? No los enterré en la arena, Señor. Y de
lo más profundo de mi alma salió un Réquiem por Manolo mientras la Miramontes
esa funcionaria esbirra o esbirra funcionaria me hace la señal del macho cabrío. Eh tú a la puta calle. Eres laboral. No tienes
papeles. No avasalles le recrimino a esta ninfa del cantón con las oposiciones
ganadas y muy de comunión diaria. La gente va a lo bestia atropellando. Un moro
cuando yo estaba en el Fijo decía hay que saber manera y hoy nadie quiere saber
nada de nadie. Se desentiende. España no sabe ni contesta y ahí esa razzia
cayucos que asuelan por el sur. Diez autobuses cargados de carne fresca llegan
todas las semanas a Coslada desde Bucarest –Moscú-Sofía y Madrid es un barrio
de Quito y un extrarradio de Kiev. ¿Mafias rusas decía usted? El enemigo está
levantando gente ante nuestros propias narices. Pero se disfraza. Nada es lo
es. Sólo apariencias. Presto presto, hay que desespañolizar España. No son
rusas en realidad. Vayamos a la cabeza. El enemigo esgrime la bomba atómica de
la que habló el tirano Mao en sus tiempos. Bomb
people. Nos bombardean con desesperados y el enemigo acecha por todos los
pasos de ronda mientras la Miramontes le hace propuestas indecorosas al jefe
que llaman el Pulgas en el cuarto oscuro del archivo desparramate venga. Y se
lo montaron dentro de un cardex fijate tú cosas del fetichismo nacional. Hay
gente que le encanta fornicar dentro de un armario con membrete oficial.
Uy no me hagas renegrones que no se entere mi
marido. Esas sí que son putas follando a calzón quitado en los altos despachos
del poder y los favores mujeres que se venden por un plato de lentejas o por un
nivel. Venga, tesorete, le dijo la Miramontes
combleza de los archivos al Pulgas, súbeme
un nivel más. Y se lo subió vaya si se lo subió al punto de levantar la falda y
desbraguetarse. Eso sí que es corrupción. Eso sí que es prostitución. Y no las pobres meretrices de la calle la
Ballesta sin comerse una rosca que trotan por las aceras ejerciendo el oficio
más viejo del mundo como almas en pena.. Corrupsoe otra vez.
Tenían
mono de moqueta y muchas ganas de volver a meter las manos en el cajón. El
Pulgas entregó el archivo rindió la plaza a los catalanes y no hizo lo que
debiera haber hecho un caballero dimitir o el hara kiri de los japoneses o la
ampolla de cianuro de los nazis. Le han dado un carguete y se cree el monstruo
de la archivística y a costa de los presupuestos mete a los amiguetes. Archiveros archivística ¿una ciencia o el
cuento la vieja? La repelenta Vicenta quiere darles empaque y estatus a los
sepultureros de papel. A ver si se muere ya de una vez la puta vieja y deja de
incordiar.
El
amo está descontento sin embargo. Trotski iba a ser el gran heredero de la
revolución rusa pero se cruzó Stalin de por medio que no era del clan y aquello
es agua en un cesto pues lo mismo les ha pasado con Zapatero que les ha salido
rana. Le criaron a sus pechos le dijeron ala venga – yo sé eso Manolo escúchame
donde quiera que estés y ya te lo dije aquel día de muchas copas- tú a mandar
nosotros te colocamos la bomba en el tren te ganamos las elecciones. En
aquellos comicios sangrientos dejé de ir por el Gijón atestado de espías y de gente muy desagradable en vísperas de la
gran conjura. Más segura la barra del Kiss. Manolo era una especie de ángel
guardián en la tribulación. Pasa contigo paisano, no te aflijas déjalo correr
que se les coman las pirañas. Pero me olía la tostada desde que viajando en un
tren de cercanías desde el Escorial a Atocha un sujeto que hablaba muy bien
inglés con acento americano no hacía más que indagar y hacer preguntas sobre la
línea y el trayecto e iba y venía por la jardinera de dos pisos. Vamos a
iniciar nuestra reconquista. Tuve sed y salí corriendo escaleras arriba me
ahogaba en busca de la paz y el aire de las acacias del Paseo de Recoletos.
Tuvo una premonición de que algo malo iba a suceder. Mi garganta seca pedía
vino de Salerno. Esto de estar atado al espíritu de la profecía no se lo deseo
al mayor de mis enemigos; eres carne de dolor eres un elegido pero el Señor te
juega malas pasadas. Manolo tuvo problemas desde entonces. Gallardón en
repetidas ocasiones le cerró el chiringuito. Doña Aznara no le metió en la caja
de los presupuestos. Lo que queríamos en
realidad era cazar alondras con cimbel pero el supuesto era algo difícil. Le
precintaron el local lo menos tres veces. Oh Manolo bendita tu rebeldía. Te
rebelaste contra tanta bazofia como nos rodea incluso entre la gente del bronce
donde tampoco quedan señores. Tú eras uno de esos señores. El último mohicano
quizás.
Ya
sé que somos pulvis, cinis, nihil. Ceniza, polvo, nada pero yo creo que este
asesinato no puede quedar impune. Fonso mi amigo el cerillas murió a causa de
un atropello. Ahora me cuentan (lo encontraron frito en su apartamento) que ha
muerto Manolo el pincerna del Kiss barra irlandesa psicodélicos decorados algo
ajados porque se nos está haciendo vieja la movida. Niñas al salón y las
sacerdotisas del gusto mano sobre mano. El Gijón al que un amigo mío tildó de
mausoleo y en realidad era una especie de valle de los caídos en pequeño sin
los evangelistas cabezones de Avalos y yo, para variar, me arrimé al burladero
del Kiss queriendo ver pasar la vida. Ya
sus estores estaban bajados. Unos crian
el agua y otros cardan la lana. La prostitución se mueve por otros
ámbitos y Manolo era un san luis gonzaga en el barrio más golfo de Madrid. ¿Han
llegado irlandesas? Malahayan los proxenetas que cargan carne adolescente en
los colegios de Moscú y San Petersburgo y las pasaportan gladiadoras del amor
acá. Para echarla como carnaza a viejos verdes que toman viagra. Ya te lo dije
una vez pero a ti te gustaba la vida en la frontera. Viviste sobre el filo de
la navaja. The razor age. Hoy sales a
la calle y te encuentras un templario y ni lo reconoces pero hay muchos jóvenes
como el pobre Manolo que siguen adorando la cruz de Cristo in partibus
infidelium. Cister. Temple y vinillo de la tierra cachis diez.
Todos somos un poco culpables. Allá al fondo
del pub habrá un poli haciendo la vista gorda. El crepúsculo de las ideologías,
la muerte de Occidente, derribados nuestros dioses y mirad ahí que los titanes
cansados bostezan todo su aburrimiento. Otra cañita y vomítame uno de tus
pasodobles. Hago la agachadiza para no pasar por encontradizo a ver si me entono
y le caliento a aquel baranda. Estoy seguro de que Dios ayudará Pondré a tus
enemigos por escabel de tus pies. De momento sin embargo he aquí una nueva
víctima. Y no de la violencia de género precisamente. Manolo era un defensor de
mujeres un templario con la cabeza muy gallarda al que sólo pudieron tumbar a
traición. Su muerte está pidiendo una investigación. Yo no me creo lo del
infarto. Fue el veneno.
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