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sábado, 15 de abril de 2017

SEFARAD NO EXISTE. ISRAEL NOS HIZO LA COBRA
Vivir es la consecuencia del que se da un canto en los dientes porque nada está escrito, ninguno posee la exclusiva de la última palabra. Nihil novum sub sole pero ese padre Diarreas cetrino que es un sibarita, come, bebe, regüelda y se toma la temperatura veinte veces al día por si las moscas y ostenta esa actitud misionera tú abajo yo arriba por delante por detrás y ahora el perrito que soy capellán de monjas me carga un poco.
Israel nos hace la cobra pues ahora resulta que Sefarad no existe. Fue un lapsus calami de un pendolista perezoso que se equivocó. La paloma de Alberti erró el vuelo por ir al norte fue al sur y quiso decir lo más remoto y lo ulterior cuando sólo se refería a la parte conocida de la geografía de Tolomeo que los griegos denominaban ecúmene. A veces pasa. Otro copista poco avisado que transcribía el himno a la Virgen en un monasterio italiano confundió la palabra stilla (gota) por stella (estrella) y así nació el hermoso himno de estrella de los mares cuyo reflejo etc. 
Sefarad en arameo que yo sepa significa tierra de conejos esto es la “spania” que todos conocemos.
Y por aquí hay mucho indignado porque se les caen los palos del sombrajo. Todos tratando de resucitar, incluso el cura Hevia el archivero de la metropolitana de Oviedo, el mito de Sefarad, tratando de encontrar la llave del arca perdida, que abrirá la puerta cerrada hace seis siglos tratando de devolver el pasaporte a los españoles de la diáspora (Rajoy implementó la normativa del doctor Pulido a fines del XIX) e Israel que no suele dar las gracias casi nunca he aquí que dice:
--Thank you very much, pero nuestro futuro y nuestro pasado está en Sion
Hay judíos de raza y hay judíos de nación. De nación sólo unos pocos elegidos, los demás todos cabos primera, esto es del montón.  Al clasificado de judíos de raza se adhibe una porción muy considerable de españoles. Ahí están mis paisanos de Cuellar tratando de abrir su judería al turismo de una zona casi despoblada y las de Tudela, las de Tarazona, las de Calanda y Calatayud, o las de Hervás judíos los más o aljamas tan famosas como la de Valencia, Córdoba o Sevilla donde nació el mito del Tenorio. Yo mismo nací en la puerta del Socorro al pie de las escalerillas de San Roque en la ciudadela de Segovia frente al osario de la judería vieja.
A veces me pregunto si los españoles no formaremos parte de esa tribu perdida los Kazars, siempre a la contra, siempre yendo y viniendo, ni en paz con Dios ni con nosotros mismos. En la historia, difamados, mucho sufrimos. En Flandes los alemanes nos llamaban marranos y he podido apreciar viviendo en Inglaterra  dentro de la hispanofobia con que nos tratan los hijos de la Rubia Albión adherencias antisemitas. Y una hija mía, taheña y pecosa como mi padre, contra lo que se viene creyendo el tipo semita suele ser pelirrojo y con la cara adornada de efélides sobre las que caen los tirabuzones pelirrojos, vive en Londres y a la que apenas traté casada con un israelí. 
No hay peor cuña que la de la misma madera.
¿Qué es ser judío? Para mí tener una relación con la divinidad a través de la palabra pues creo que ésta se manifiesta a través no sólo de la Revelación sino de todos los libros. En una palabra Dios es amor esto es libertad. Ser judío es tener una gran capacidad de reír (la risa de Israel es para echarse a temblar pues  rebota en las carcajadas de la prosa de Quevedo que es el genio mayor el más judío de la literatura castellana), evitar toda efusión de sangre y de semen lo que no quiere decir que el judaísmo mucho más tolerante que el Islam no sea violento y un tanto libidinoso.
El decreto de 1492 ha sido exagerado por los doctores; conviene tener en cuenta que jamás hubo acá matanzas de judíos, mientras que la expulsión de los moriscos costó dos guerras sangrientas en Granada y en Valencia.


La Biblia parece una historia de hazañas bélicas y a veces una novela rosa. Y otra cosa –aquí está la madre del cordero- los sefarditas son despreciados por los askenazíes porque renegaron de su fe en las conversiones masivas después de Pedro I el Cruel y de las guerras banderizas del siglo siguiente. Sólo una parte muy pequeña unos tres mil según el testimonio del Cura de los Palacios salió por Algeciras rumbo a Marruecos. Los que se quedaron –- y aquí está el renglón de otro busilis—o conversos se convirtieron en adalides de la religión católica y escritores de primera categoría sobre todo en el género picaresco como he demostrado o al menos intenté de suscribir en mi libro “Andrés Laguna autor del lazarillo”. Cristo el judío más grande de la historia terrea portó su cruz y murió en el palo condenado por el sanedrín contra el que se rebeló. Y a nosotros los judíos nos compete la tarea de caminar delante del fuego sagrado a través del laberinto de los sepulcros blanqueados.

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