ONÉSIMO REDONDO RAMOS A LA SOMBRA DE LA CRUZ MURIÓ POR LA
LIBERTAD
La cruz proyecta sobre su sombra sobre la piedra basáltica. Es de un granito gris funeral pero el campo está alegre por detrás, crecen las mieses obradas de pan llevar bajo la vigilancia de las estrellas de Castilla que es alegre y corredora por los veranos yh en invierno austera, religiosa y sentimental. La sombra del ciprés es alargada pero ¿creerán los cipreses en Dios? No sé. Me acerco con el corazón encogido a estas lápidas abandonadas. Un silencio de veneración semi místico reina en la tarde.
Para muchos de mi generación fue siempre un templo sagrado. Un lugar para la esperanza no para la revancha. El monolito no lo han tirado ni lo tirarán, pero de momento no lo han tirado, bendito sea Dios. Los campos de Castilla donde empiezan las Morañas donde crece, ya lo decía Lope, el mejor trigo de España, lloran el recuerdo de este joven que fue fusilado en una cuneta a la salida de Labajos. Joven, periodista, poeta y camarada con mucho de profeta. Puso el dedo en la llaga, anunció la que nos esperaba: la esclavitud del ser humano, la desvinculación del hombre con la tierra, el separatismo triunfante y demoledor, la incuria e inconsciencia de la Iglesia ante la perversidad judaica-fue un párroco el que lo denunció pero su memoria eterna es guardada a la sombra de una cruz de granito- el poder de las logias y de las mafias, la desrurarlización del agro y la venta del campo en parcelas, los engaños y contubernios. En fin su obra es densa y a mi juicio mucho más importante que la de José Antonio Primo de Rivera. Onesimo fue el gran pensador jonsista que nutrieron a Falange al alimón con Ramiro Ledesma el zamorano. Ellos dos creían en los de abajo, pedían paso para los buenos vasallos, para la gente comunera y castellanos de pro. Sus ideas socialistas inspiraron a Girón el fautor de la revolución social que los españoles disfrutamos pero hicieron chirriar los goznes derechistas de los meapilas de la CEDA, el PP de 1936, y de ciertos curas vaticanistas. Onésimo en sus articulos magistrales supo enseñarles que el Vaticano no es la iglesia sino una potencia extranjera que nada tiene que ver con aquella iglesia española que llevó el catolicismo a Hispanoamérica. Sólo los que aman a esta gran patria que es España podrán entender el pensamiento de Onésimo Redondo y de Ramiro Ledesma. El otro era un orador con buena facha pero un señorito.
Tenía sólo 26 años como tantos y tantos mozos de aquellos reemplazos un 24 de julio de 1936 de uno y otro bando. Las circunstancias de su muerte siguen sin aclararse.
Nos queda, desde luego, el mito: Caudillo de Castilla. Otro Cid y en ese mito crecimos y reverenciamos y un estremecimiento, algo así nos zarandeaba el cuerpo cuando nos acercamos a estos llanos donde Segovia y Ávila se hermanan en largas obradas de surco en todo lo que hasta el limpio cielo azul del horizonte de Guadarrama abarca la mirada.
Yo rezaba un padrenuestro por su ánima pero no paraba. Esta vez aparqué y adoré la cruz. El monolito sigue descuidado. Entre las losas crecen las malas hierbas y en los bancos de piedra ya no se sienta nadie. Este creo, sin embargo, que es un buen lugar para meditar pues ancha es Castilla. Tierra magnánima para el perdón. Hora es ya de perdón. Convirtamos las lanzas en rejas de arado. Hay que ir a arrejacar el futuro. El porvenir aguarda.
A pesar de todos los innuendos y maneras de la Memoria histórica-y esto le honra al presidente Zapatero- nadie ha demolido estas lápidas. Nadie derribó la cruz que se alza enhiesta y solemne en el atardecer de otoño. Algún letrero insultante de grafitero cobarde y aleve ha dejado su marca y su dele. Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. Pero nada más. Hay que respetar a los que cayeron a uno y otro lado. Imitemos a los americanos. Cuando se visita el museo de la Memoria en Nueva York en sus vitrinas uno encuentra la estatua del general Lee, el líder de los rebeldes sureños compartiendo sala con el retrato del presidente Lincoln. Ojalá que en otras tantas zanjas en innumeras cunetas donde encontraron tantos españoles sin nombre el tiro de gracia se elevasen monumentos como éste aunque no tuvieran cruz pues no es cuestión de creencias sino de amor y de perdón. Los otros también fueron mártires. Vamos a tener que construir muchas lápidas y grabar muchos nombres para contar la sinrazón de aquella locura fratricida. Unos y otros fueron mártires de una pasión, su pasión y su idea de España. A veces ni eso porque muchos pobrecitos no supieron ni siquiera por que morían ni de qué iba la cosa y perecieron en aquélla borrachera de odios, de envidias y de ignorancia.
Álcense monolitos y túmulos que honren su valor y su coraje pero no profanemos la memoria de los que ya están porque en este caso ni son todos los que están ni están todos los que son. Onesimo Redondo no era un hombre de derechas. Era un remolachero, un agricultor, abogado de los pobres, defensor de la Castilla irredenta. Caudillo agrario que iban por Castilla gritando "arriba el campo". Postulaban la reforma agraria Sus grandes enemigos fueron las fuerzas vivas de Valladolid, algunos círculos de la derecha y sobre todo de la Derecha que incomprensiblemente le dio la espalda siendo él un hombre de un cristianismo profundo y de piedad acrisolada. No un meapilas, ni un manso, sino un rebelde como el mechón de su caballo que adornaba una cabeza donde anidaban unas ideas muy claras.
Gran escritor y toda una pluma galana que en sus textos desgarrados por el amor profundo que sentía hacia su Patria se dejaba jirones de piel. De una precocidad y de una clarividencia sorprendente. En sus augurios se acerca a lo profético cuando afirma que el capitalismo y el marxismo son las dos puntas de sendos cuernos que arrancan de una misma testuz. Merecería la pena releer sus libros hoy inencontrables y descatalogados. Ya tenemos delante una crisis en Wall Street y la Banca se nacionaliza que es lo que él pedía. Según él, este Sistema se cimienta en el poder del dinero y en la prensa. Marx no era sino un tapado de los grandes banqueros ingleses y alemanes.
La punta de lanza de un gobierno mundial bajo el imperio de un pensamiento único e irrefutable con Ministerios de la Verdad que sólo sirven para propalar mentiras y oficinas de la paz que sólo sirven para la guerra y donde todo el mundo vive bajo la vigilancia del Gran Cofrade y recelando los unos y los otros. En definitiva, un mundo feliz apto para encefalogramas planos y para cabezas de chorlito.
Y este periodista y tribuno castellano ya lo había vaticinado antes de que Orwell se sentase a redactar en una buhardilla de Londres su “1984” o Huxley se fuese a vivir a California porque recelaba de los sabuesos del M05 para escribir “A brave new World”. Es lo que está pasando.
De Onesimo Redondo sólo cabe decir lo mismo que de Gracilaso que buen caballero era. Si Onesimo volviera yo sería su escudero. Otro Cid. Dios que buen vasallo si hubiese buen señor. La Castilla la gentil se nos quedó en los palurdos de Delibes y en esos burgos podridos donde la envidia y la emulación y el egoísmo que viven a la sombra de los campanarios de las iglesias vacías aguardando la pensión o en espera que llueva del cielo las subvenciones del Estado por las que él tanto luchara.
Están volviendo los caciques, los malos quereres. Somos proclives al caínisimo. Ese cainita cinsmo de las derechas. Onésimo haciendo honor a su nombre griego que significa el que ayuda el misericordioso, no era un hombre de derechas ni de izquierda. Sino un español de una sola pieza con dos manos, dos pies, dos ojos, dos cojones y una sola inteligencia. Puede ser que en su muerte estuviera implicada la CEDA. No fue fusilado por milicianos sino por el comandante de puesto de la Guardia Civil.
Fue victima de una emboscada o de un chivatazo. La tercera semana de julio de 1936 fueron horas de una confusión terrible. Y a él lo arrimaron a la tapia de una casa que hoy existe- es una tienda de anticuarios con una arco de ladrillo enjalbegado en la puerta- en la madrugada del viernes 24.
Dicen que había bajado a parlamentar desde la sierra con los anarquistas. Los de la CNT iban vestidos igual que Falange. ¿Se confundió las líneas o quería verdaderamente hablar de un posible armisticio? Por lo visto, el “Balilla” en que viajaba ostentaba bandera blanca en el guardabarros. No se sabe.
Acababa de salir a primeros de mes de la cárcel de Ávila donde estuvo detenido sin juicio previo, después de un destierro en Portugal por sus ideas políticas, y fue uno de los primeros que se unió a las columnas del general Serrador. Días de confusión, de ordenes y de contraordenes. Mi padre que era artillero en Medina así me lo ha contado. Muchos chaqueteaban, nadie sabía a donde iba ni qué es lo que pasaba.
Se creía que no era más que una cuartelada, un simple golpe de estado. Cosa de poco. Unos días y todos a casa. Luego las cosas se complicaron a medida que los ánimos se enconaron.
Era un sindicalista acérrimo de ideas jonsistas más que falangistas que fueron inspiraron a su camarada José Antonio Girón y gracias a este ministro de Trabajo del franquismo muchos hispanos tuvieron lumbre, tuvieron pan, tuvieron casa, seguridad social que acabó con las temibles igualas sanitarias. Si enfermabas o vendías la hijuela para hacer frente a los gastos de hospital, te morías en un rincón por no poder pagar a los galenos. Ese mundo lo he conocido yo.
Gracias a su viuda fundadora de Auxilio Social, Mercedes Sanz Bachiller, los niños de la posguerra pudimos beber un vaso de leche o acogernos a las casas cunas de las mujeres de Falange, íbamos allí a merendar. Un hecho ineluctable. Murió por decir la verdad y luchó por la libertad. Y “Liberad” se llamaba el periódico por él fundado. Me cabe el honor de haber firmado en sus columnas hasta que se produjo la gran desbandada.
En él dijo verdades de a puño en su estilo elevado y elegante de los viejos hidalgos castellanos que siempre llaman al pan, pan, y al vino, vino.
Desde luego no era políticamente correcto pero las predicciones que avanzara este valiente líder castellano se están cumpliendo de pe a pa: sobre el separatismo, la injerencia de los ingleses en la política española –nuestra guerra civil se coció en los conciliábulos de Londres- el poder de los banqueros, la masonería, el separatismo, el agio, la especulación financiera, el capital, el señoritismo, la reforma agraria, los borbones, un viaje a las Hurdes, la crisis mundial, el ocaso del progreso, la pornografía, Lerroux y su coche oficial que utilizaba como nido de amor para acosar a sus secretarias, los del PNV, el latifundio y el minifundio, los pucherazos, la compra de votos, los curas trabucaires, los malos sacerdotes españoles que llenaban las aldeas de oscurantismo y de rivalidades.
Su obra es una causa general para incriminación y corrección de yerros, nunca de revancha. Es el aguijón para despabilar conciencias adormecidas.
Quería a su patria precisamente porque había muchas cosas en los españoles de entonces que no eran de su complacencia. Con la pluma debeló la derecha y arremetió contra el tancredismo y la hipocresía de la clerigalla. Sus libros debieran ahora inencontrables debieran ser reeditados. Andan fusilados en el paredón del olvido y dejan que crezcan sobre el sepulcro los cardos cinerarios, las hierbas sin nombre, puro abandono. Con él hemos sido muchos condenados al silencio; nos derriban nunca nos rematan. Han pasado los tiempos de persecuciones pero algún día las canalladas, acosos, conminaciones y amenazas que sufrimos saldrán a la luz. Y no venían precisamente de los que antaño llamaban “rojos”. Hemos sufrido igual que Onesimo el bombardeo del fuego amigo. Joder ¿Y esos eran de los nuestros? Los que celebraban una cena todos los años en Quintanilla de Arriba que ahora se llama Quintanilla de Onesimo entraron en nuestras vidas y en nuestra libertad como un elefante en la cacharrería, ahora, gracias a Internet, este maravilloso invento judío, hemos vuelto a la palestra ¿Y aquí estamos?
Los oportunistas, los aprovechados, los ignorantes. Esa derechona que consiente que le maten un hijo antes que perder una finca. Castilla en los cincuenta estaba cubierta de remiendos, ahora lo que hay es mucha mugre moral y mucho cinismo. El ojo del amo engorda al caballo. Aunque los perdonamos. No son malos chicos aunque algo cobardicas y partidarios del lema del miedo guarda la viña. Veamos.
Con tan sólo 26 años, un caso infrecuente de precocidad y de madurez en la vida española, tuvo una visión del mundo y una visión de España. Amaba a España porque no le gustaba. Murió por ella. Fue un valiente. Respetemos su memoria que es tan limpia y respetable como la de sus rivales, nunca diré enemigos, que también murieron por España y que entendían bajo un prisma diferente al de Onesimo. Loor a todos los muertos. Todos erais españoles de una y otra hoja, luchabais por lo mismo aunque en diferente trinchera. No más parapetos. Nie immer. Nunca más. No volver a las andadas.
¡Presentes!