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martes, 6 de noviembre de 2012

QUEVEDO AUTOR DEL ESTEBANILLO?

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



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Í :

Vida y obra del Estebanillo González hombre de buen humor compuesta por él mismo

I

Cargar en España para descargar en Flandes… porque desestimando los hispanos lo bueno que encierra su patria sólo dan estima a las raterías extranjeras. Estas son frases de esta novela picaresca, la más completa, acaso la más ácida y desvergonzada, la de un soldado de los tercios viejos, aunque siempre procuraba hurtar el cuerpo a las balas alemanas o suecas o haciendo los más bajos oficios cuarteleros como ranchero o furriel, bien cargada la escopeta de donaires y estratagemas, pues nos dice que la misión de un soldado es sobrevivir pero en esta supervivencia afanosa el autor anónimo hijo de un converso va demasiado lejos criticando la heroicidad de aquellos militares al servicio del rey.

No cree en el heroísmo del Miles Gloriossus (su autor debió de ser un clérigo que conocía la obra de Plauto) el buen Esteban, pero se muestra tan ingenioso en sus salidas que consigue el perdón de su coronel, del almirante y hasta del verdugo, porque formó parte de la tripulación del maestre Colona y posteriormente en el ejército del Cardenal infante. Peinó el viento y fatigó las selvas, navegó todos los mares y combatió en todas las ciudades de Europa: Milán, Nápoles, Rocroi, Innsbruck, Viena, Brujas, Mastrique, Nimega, por más que siempre procurando cobertura en la retaguardia como marmitón o jefe de cocina en campaña. Su testimonio bufonesco y deformado-una furibunda diatriba contra los estragos de la guerra- fue recogido por los partidarios de la leyenda negra, parcialmente, y sólo en aquellos puntos que les interesan como tesis y antítesis, soslayando el aspecto libérrimo y tolerante del alma española en aquellas pavorosas guerras de religión. Guillermo de Orange por ejemplo no hacía prisioneros. Enemigo capturado, enemigo muerto. El Estebanillo no es la obra de un motolita cualquiera ni de un bufón. Hace una defensa de la fe católica desde la oposición a través de unos ojos aparentemente picarescos.

No era un tonto y parece bien informado aunque, de lo que se desprende de tanta correría que hacen del protagonista un mílite ubicuo, no pudo tener los dotes de la bilocación mística. La narrativa da la sensación de que se metió en batalla y que estuvo en todo el fregado, pero físicamente esto es imposible.

Las escenas de su novela parecen copiadas del cuadro de la Rendición de Breda, vista desde la óptica de uno de los más ínfimos soldados, de un mandria, que fue machacante de los sargentos del mariscal Espínola, ese que pinta Velázquez en la rendición de Breda.

En todas sus hazañas se muestra indiferente a la adversidad, taimado, descreído, antisocial o poco solidario como se dice ahora con las miserias ajenas y las propias, sucio y desnudo sin demasiada afición a la honra, la riqueza, los amores lo que la sociedad de su tiempo en tanto aprecio colocaba, resultando el bufón de corte (pudo ser también el enano de las "Meninas") un místico en potencia por el desapego a las cosas del mundo, profeso de la orden de la desventura y de la Hermana Pobreza por único dios su propio pellejo, hábil y sutil en el manejo de la lengua, habla en germanía pero su español es de tal calibre que por lo acendrado del estilo supera a toda la novelística del genero, el Lazarillo incluido y los libros menores de Cervantes. No pudo ser testigo de tantas guerras ni andar metido en tantos follones, lo cual evidencia la habilidad del narrador para contar las cosas igual que si las hubiera visto. Tampoco cabe duda de su estampa autobiográfica.

El libro está escrito en primera persona pero ello también ocurre en el Pedro de Urdemalas atribuido al doctor Laguna. El médico de Carlos V nunca pudo viajar a Turquía. Cuando se lee este viaje para cuya escritura el autor recopiló mucha información y testimonio de personajes epocales en el lector cunde la impresión de que se trata de una vivencia personal, siendo todo imaginativo. Recoge la información de centones, habladurías, lo que se escribía y decía en aquella época. El siglo XVII fue muy hablador.

Aunque gallego de Salvatierra, desprecia a su patria con una frase que haría a más de uno del BNG llevarse las manos a la cabeza… no hay cosa más grande que no tomarse uno en serio a lo propio o que saberse reír de sí mismo… "antes puto que gallego"… "soy Estebanillo González y fui niño de las escuelas, gorrón de nominativos y llamador de molleras. Romero, medio tunante, fullero de todas las tretas, aprendiz de guisar panzas, soto alférez de cien banderas,".

II

Se conjetura que su padre, un físico judío que curaba en la corte de Carlos V, que se retira a Galicia emulando al del Lazarillo que cera un soldado que regresa a Salamanca al disolverse su compañía. Parece el Estebanillo emular al Lazarillo, pero hay pasajes en los cuales la supera, dibujando un cuadro de costumbres de la época tan maravilloso, trepidante como desenfadado que hacen pensar en una cosa: que no en vano fue nuestra nación-España contra todos, decía Quevedo- el primer país del mundo de grato vivir y fácil amar, a despecho de las penurias y congojas de un galleguiño que marcha a Roma en busca de fortuna y en recorridos por el orbe ejerce todos los oficios: paje, escudero, estudiante, buhonero, cohén de una coaxca (burdel), monaguillo de un clérigo y ordenanza de un capitán de los tercios viejos. Es también anónima esta obra, aunque publicada casi medio siglo más tarde que la de su paradigma.

El autor debió de ser, lo mismo que el de Lázaro de Tormes, o un cura rebotado a la delincuencia, o un soldado de los del tornillo, esto es, desertores que acaba en galeras sentado en el duro banco del cómitre junto a los remos, la barriga llena de torreznos y de frascas del tonel, harto de vino y comiendo tajadas de raya y filetes de tiburón, en coloquio perpetuo con los atunes pues aquí una de tres o iglesia, mar, o casa real. Boga, boga, marinerito.

La escuadra castellana era temida a través de los siete mares. El protagonista conoció las tres bazas como seminarista en Alcalá, embarcado en la marina de guerra comandada por Antonio de Oquendo el que combatiera a los piratas ingleses que asolaban las costas de Cádiz. En un pueblo de Córdoba, estando un capitán de banderas "haciendo gente" después de su naufragio en el Golfo de las Yeguas vio los fuegos de San Telmo haciéndose soldado de tierra en Arahal. El cabo o capitán de aquella compañía marchaba para Mastrique pero, como de los arteros se hacen los osados, volvió a desertar quedándose en el Potro de Córdoba de vendedor ambulante. Comió el potaje de frangollo de los cuarteles, compartió tasajo bacalao y cecina con la chusma de forzados.

Arreó mulas cerriles y cabañiles con los monteros de Sierra Morena. Fue lugarteniente de pobres, mozo de espuelas de un caballero santiaguista, galán de monjas y flor de conventos a cuyos muros se arrima en procura de la sopa boba. Lo mejor de la picaresca es lo que tiene de exagerado, de esperpéntico. No deja de ser más que una deformación literaria de la realidad como la novela negra o el western de invención anglosajona. Lo que ocurre es que aquí son más realistas y tratan los autores de hacer un poco de crítica social. La vida se vivía con mayor intensidad por tales fechas.

Esculpe un cuadro brioso de costumbres, un kaleidoscopio de la vida bajo el reinado de Felipe III y de Felipe IV cuando paradójicamente España se militariza y la gente viaja de modo constante. El imperio español era aun el mayor de Europa y no había sobrevenido aun el declive que con tanto tesón intentan adelantar los apasionados de la Leyenda Negra. El hambre y la penuria eran mayores en Inglaterra, los Nederlands o Francia, de donde llegaban todos los buhoneros de Madrid a vender baratijas y alfileres a la dama boba. Vualá. Pero esos no nos lo cuentan. España era el país más libre de la Tierra. El verdugo de la Torre de Londres no paraba de cortar cabezas y en Paris se organizaban a cada poco noches de San Bartolomé.

Tardaría casi dos siglos más en ponerse el sol de los Austrias pues en Flandes el Apolo español calentaba a los hugonotes a conciencia, que para eso allí estaban los tercios del Duque de Alba. ¿Quién dijo que España estaba machacada? Con el cuarto de los Felipes nuestra monarquía alcanza su glorificación visto a través de la lente cóncava y convexa de un gallego cara linda y mucho donaire que decía de sí mismo ser un hijo de puta… pues antes puto que gallego.

Hijo de padre desconocido que debió de ser un cura o un militar. Desde las orillas de Rivadavia se dirige a las riberas del Betis atravesando Portugal que seguía siendo español por aquel entonces y nos cuenta sus aventuras. Gustábale el trago por cierto… "soy un cuba en Sahagún y en San Martín pellejo, piezgo y odre en Rivadavia, del de Montilla consuelo y al de Sacramenia no le hago ascos".

Se embarca con la flota, se desembarca, es pícaro de costa. Sube, baja, sale y entra del calabozo, pega alguna que otra cuchillada, participa en un duelo. La acción de la novela es un truculento vaivén que a veces marea o cansa porque las tretas y añagazas son siempre las mismas y no tan ingeniosas como las de Lázaro de Tormes aunque cuando engaña a los judíos de Ruana demuestra que no hay cuña peor que la de la misma madera. El episodio se parece al de los yangüeses del Quijote y al cervantino daca la cola, asturiano.

III

El Esteban se hace pasar por el hijo de un portugués quemado por la Inquisición y se presenta en la sinagoga de Rouen a que le socorrieran, con unos papeles, y una redoma en que traía las cenizas de su progenitor que fue carne de hoguera, según les contó a sus "protectores" que al escucharles no paraban de soltar el guay y de hacer aspavientos de dolor, y hablándoles en su lengua les pidió ayuda. Pero la cendra era un pufo.

Todos con el rabí a la cabeza aflojaron la mosca y le dieron junto con una bolsa de monedas un salvoconducto para que se presentase ante un "mercadante" de París, pues decía que iba a Viena a ver a unos parientes, recalando primero en la capital de Francia (¿No serían estas cenizas falsificadas un anticipo de la profecía del Shoah?) y les explicaba cómo se había quedado sin dinero, cosa imperdonable en uno de la tribu de Leví, pues al pasar por Pirineos fue asaltado por unos ladrones.

Los hebreos se mostraron conmovidos por la historia que les contara el portugués en ladino (toda una patraña) y le pidieron algunos de aquellos polvos para quedárselas como reliquias de mártir pero él dijo que no les podía dar más, que se le acababan y quería guardar alguna para sí, y ellos bendijeron al peregrino y cantaron la chemá… el dio de Israel te de infinita gloria pues mereciste corona de mártir.

Con los veinticinco ducados que escotaron aquellos buenos hijos del profeta Moisés en la faltriquera y una carta de recomendación para el tratante de París, de su mismo gremio, Estebanillo tomó el olivo orgulloso y ovante… alegre de haber salido tan bien del encuentro con aquella gente que siempre engañan y jamás se dejan engañar. Según confiesa en un párrafo del capítulo más brillante y de una gran penetración psicológica sobre el carácter de sus hermanos de tienden a la exageración a montar el cristo, suspicaces y descreídos.

Muy ufano se muestra de haberles dado el timo de la estampita con aquellas cenizas de un quemado por la Inquisición, reemprendió ruta. Mucha gente hoy en Europa, empezando por el ministro de Justicia. Gallardón debieran de haberse palpado la ropa antes de promulgar como dogma de fe casi escatológico un hecho que siempre será discutible y al que todo el mundo ha de decir Amen. Los polvos de este pícaro sirvan para evitar y prevenir tanta credulidad. ¿No estaremos aceptando una estafa histórica que destruirá a la religión cristiana y a muchas naciones?

No pudo ser más gloriosa su entrada en Paris con dinero fresco y la promesa de un empleo… cata Francia, Montesinos, cata París la ciudad, escucha cantar en ladino a los mercachifles prófugos de Sefarad.

El que le esperaba entre grandes reverencias, porque los informes no podían ser mejores, le puso a vender agujas. Pertenecía la tienda a otro de los expulsados de España que se llamaba Granados y por lo visto se sabía de coro el romancero y lo contaba por tierras ajenas para su consuelo de desterrado con voces tan poco entonadas que resonaban por todo el faubourg de Saint Germain des Prés.

Los parroquianos se preguntaban unos a otros por el nombre del que cantaba y temiendo no iría a llover se decían:

-Nous aurions de la pluie, monsieur.

-Ah bon

-Tiens, ils sont içi les espagnols

-Deja?

-Oui

Luego se fue a ver al embajador de Felipe IV que se llamaba el Marqués de Mirabel, don Antonio Dávila y Zúñiga, gran diplomático supuestamente de la tribu de Abrahán pero bautizado por lo que alcanzaría preeminencias en la corte del francés que seguía curando lamparones todavía según nos informa el protagonista de esta novela

IV

Nos cuenta que en Cazalla (Sevilla) cada día cogía a un lobo por las orejas y a una zorra por el rabo. Haciendo alarde de ese menoscabo de las cosas del mundo que caracteriza al pícaro y al místico (la honra, las riquezas, el nombradío, el abrigo, la salud, la potencia sexual, echar cinco casquetes en una noche toledana) no le da demasiada importancia a que lo tomen por cornudo, en Constantina tiene a un cabrero por amo el cual no se siente avergonzado de echarse a cuestas un cabrito de pitones considerables "a causa de ser el animalejo de buen tamaño".

En mística este tropo se denomina santa indiferencia y Sta. Teresa lo explaya en su célebre soneto "Vuestra soy para vos nací". Al sexo y eso que dicen el amor no lo tiene en mucha estima Estebanillo aunque tampoco lo desdeña, si a mano viene.

La carencia de obsesiones carnales y de pasiones [la maté porque era mía] otorga al libro ese desenfado y donaire que impregna sus páginas, con dosis de senequismo, aguante ante las adversidades, estoicismo y hasta resignación cristiana, lo cual tampoco quiere decir que la satisfacción del apetito genésico no fueran en aquella época tan cabal como en la actualidad. O más. No había televisión ni luz eléctrica.

El gran protagonista de la novela picaresca son Hambre y Desnudez. Pues la pereza engendra pobreza y aquellos haraganes no pegaban golpe. Comer más que holgar era el primer objetivo… "vendí mi hijo de cabra por cuatro reales, aplaqué el cansancio con ostiones crudos y camaroncitos con lima. Fuime a dormir a la calle La Galera donde hospedan de ordinario a la gente de mi porte". Así entra en Sevilla persignándose pues al andaluz hazle la cruz. A la mañana siguiente se fue a la Cartuja donde le dan de comer los hijos de San Bruno habas o frangollos y ración de brandevín (brande wine, brandy o coñac.

La verdad es que los vagamundos de aquellas horas de imperio pudieron comer caliente y huir de los corchetes acogiéndose a altana en los refitorios y claustros de los monasterios. Demuestra cuan ruin era la suerte que corrían aquellos pobres soldados, que, habiendo expuesto al tablero sus vidas por favor al rey, en pago, los desdichados recibían no más que desdén; y en fatiga pululaban por los caminos y trochas de media Europa como espectros, licenciados de las levas por mutilación, por deserción o porque expiró el contrato… Tocaban caja en esta villa para ir en corso contra el Inglés…De esta forma- el estilo es muy lacónico y desenvuelto en toda la obra- se nos narra cómo se apuntó el "héroe" al tercio y se fue a combatir a los herejes, más que por patriotismo, pues nos asegura que para él la bandera de Carlos V no era más que una sábana pintada, por la hambruna.

Iba al husmo de las perolas y del rancho del cuartel. Su capitán era don Pedro de Ulloa En esta primera parte se describen aquellos encuentros guerreros (autenticas sarracinas) de las guerras de Flandes. En la segunda parte del libro el autor se muestra menos escéptico, no rezuma su estilo tanta desfachatez ni tanto donaire. Porque segundas partes, y aquí ocurre al revés del Quijote, nunca fueron buenas. La trama sigue tejiéndose de embustes y fechorías contadas con no poco despejo y desparpajo. El tomo segundo es un buen cuadro de campaña para conocer las operaciones guerreras y asaltos en los que participaron los Tercios Viejos. Pero todo eso lo veremos después

24/10/2012

Lenguaje de los hermanos, surgió con la guerra de las Comunidades, un lenguaje cifrado que por Cantalejo llaman gacería

Era el espacio comprendido entre el Puerto de Santa María y Canarias temido por los navegantes a causa de sus temporales

arroz con legumbres

dieta casi exclusiva de los embarcados

tres zonas españolas famosas por sus caldos

 

 

 

los que desvalijaban las embarcaciones y robaban a los marinos cuando estaban borrachos o dormidos. Eran muy hábiles descuideros y carteristas. Eran del Gremio de la Ganzúa que también describe Cervantes

yo como mostrando un poco de sentimiento, diles amplia comisión, reservando algunas de aquellas cenizas para mí pues perdí parte de dichos polvos en una tormenta que tuvimos en el Estrecho de Gibraltar

plegaria hebraica

se creía que el rey de España era exorcista capaz de expulsar demonios y el de Francia curaba la escrófula (lamparones) y las llagas del mal gálico o sífilis

una buena borrachera

Vuestra soy para vos nací ¿qué queréis hacer, Señor de mí? Dadme alegría o tristeza, dadme riqueza o pobreza, sol con nubes, sol sin velo… pues del todo me rendí ¿qué queréis, Señor, hacer de mí?

ostras

la palabra es de origen inglés







ESTEBANILLO Y LA LEYENDA NEGRA. II PARTE

Segundas partes nunca fueron buenas. No embargante lo cual este aserto falla en el Quijote lo mismo que en el Estebanillo González, que en la segunda entrega se muestra superior. Era pequeño y bufón, asiduo de tabernas bruselenses y usuario de lupanares de media Europa. Viva la infantería española que se cubrió de galones y valor en Flandes. El pensamiento puede que les repugne a los globales pero el gracioso de corte, el ranchero de las cocinas de campaña no se cansa de gritar Santiago y cierra a España. Con razón y sin ella mi país. Es la voz la que está detrás de ese grito, no las explicaciones intelectualoides de la historiografía al uso y que se ha transformado en leyenda negra. Organizan las guerras los más cobardes, los señores en sus castillas y los papas en sus palacios. La padecieron los más valientes y sufridos, las castas de los de abajo. Luchan por Cristo, derraman su sangre en defensa de la fe y de la cruz. La tragedia de España es que Roma no creía en las lágrimas y los pontífices a la sazón estaban encastillados en su negocio. España contra todos y mihi non placet Hispania que intimaba Erasmo. Los banqueros holandeses por una parte y los de San Juan de Letrán financiaron aquellas guerras de religión. Al autor de esta obra cuyo padre converso pertenecía al elenco de sefarditas que se refugiaron en la Ciudad Eterna y a la sombra de los dineros de San Pedro hacían sus negocios no le duelen prendas Esta obra denuncia lo que la leyenda negra silencia entre bromas y veras y chacotas como por ejemplo el relato de su propia emasculación a la que fue condenado por violar a una criada. El pasaje ha sido borrado de las ediciones posteriores a la edición príncipe. La cosa debió de ocurrir en Bruselas. Era el castigo a este tipo de delitos que se acostumbraba en los viejos tercios, como prescribían las ordenanzas..

Cuando ya el matarife estaba preparado con los trastos de matar y el jifero se disponía a hacer carne en lo más reservado y valioso de su anatomía llega un mensajero del cardenal Infante – hermano bastardo de Felipe IV- con la papela. Del susto casi se muere nuestro personaje y de la alegría del indulto encuentra una taberna y se emborracha como de costumbre. Es uno de los pasajes más tersos, deliciosos y divertidos de nuestra literatura clásica. Y conserva una modernidad pungente y pinjante, nunca mejor dicho, que parece haber sido ayer mismo. Salió nuestro héroe de Capadocia, quisieron caparlo y no lo consiguieron por la gracia de Dios y prosigue sus travesuras y aventuras de las que al contrario de lo que acontece en otras novelas picarescas suele salir airoso.

Como vivandero de las tropas y entre la impedimenta y los bagajes, lo que hoy se denomina Logística, defiende las banderas del emperador. La guerra huele mal. A cadáver, a mierda de mulo, y a chamusquina por el incendio de las ciudades y no solía haber piedad para el vencido. Las villas eran saqueadas, las mujeres forzadas por la soldadesca. Pero hay en toda ella una vibración épica y hasta cierta generosidad. Estebanillo siempre las apaña, cruza con su regimiento el Rin varias veces. Su columna llega nada menos que a CRUZENAQUE (Kreuznach) en Prusia casi en la frontera rusa y cuenta cómo era la vida en Bruselas donde se situaba el cuartel general. El personal al atardecer se dejaba en la Cur que era como el Prado de Madrid.

En Mansfeld monta un tenderete de tabaco y aguardiente donde gana de dinero pues los legionarios no miraban dispendios. Iba y venía con los convoyes portando sus menudencias y remediando las necesidades de la tropa, les vende botas y piales, ropa de campaña por lo general requisada a los holandeses a los que odia lo mismo que a los judíos, siendo él de la misma raza por parte de padre y hablando hebreo a la perfección, pero no le duelen prendas. A los primeros llama gorgoteros porque al hablar parece que hacen gárgaras y a un hebreo en Viena que no le pagó una deuda lo tiene metido en un pozo de nieve que era una especie de nevera que tenían las casas aquel entonces para conservar la vianda. Se echa varias novias alemanas y las pone al punto. No le importa servir al oficio más viejo del mundo de macarra. En Maguncia tiene un duelo con un compañero por una trampa al juego de dados.

Y era tan poco escrupuloso con su mercancía que bautizaba la cerveza que expendía con el orín de los caballos y los parroquianos no notaban sedientos y bebidos como estaban estas bodas de Caná. Que no tienen vino, pues meales la jarra, no se van a dar cuenta.

Nos cuenta la victoria de las armas españolas frente a los franceses en Namur y al llegar a Lovaina se emborracha para no variar. Llegué a Lovaina, insigne universidad de Brabante y refrescándose la memoria de mis estudios pasados me entré en un escolástico tabernáculo adonde tomando un calepino de tragos, en poco espacio, pensando hablar romance, hablaba un latín que ni yo mismo lo entendía. Sus aventuras etílicas siguen en SCHENKE isla del Rin que tomaron los tercios y al bufoncillo hasta el nombre de la ciudad le agrada pues Schenke en alemán significa taberna. Allí siguiendo al grueso de la caballería española se gana el favor de un capitán al que le arrima las mozas, le limpia las botas y el correaje. Era don Pedro de Montemayor.

En Mastrique entró al grito de Viva España y muera Holanda pero en la famosa plaza de los Nederlands cae prisionero del ejercito del DUQUE DE BULLON. Salva el pellejo en un canje de prisioneros. Al leer esta obra, uno no puede menos de mirar para el CUADRO DE LAS LANZAS en la rendición de Breda, hoy Brest, una victoria para las armas españolas.

En esta panorámica de un campo de batalla se espeja el ambiente caballeresco de aquellas guerras de religión que el protagonista cree que financiaban los banqueros judíos de Amsterdam.

Hay una relación circunstanciada de los campos de batalla y la zona de operaciones de su hoja de servicios mucho más circunspecta y humorística de la que traza la leyenda negra. Ya sabemos lo que decían las madres de NORDLINGEN para asustar a los niños. No decían que viene el coco. Decían que viene el Duque de ALBA.

El Esteban, a lo que estamos, sigue a lo suyo que es la supervivencia del enemigo en el campo de batalla y de sus jefes que lo arrestan por inquieto y revoltoso al corneta, machacante, ranchero, vivandero y provisor, mozo de mulas y pincerna del general al que le bebe el mejor vino poniendo en la copa otro de inferior calidad. Es un soldado profesional que sin grandes alharacas defiende su bandera aunque del propio estandarte hace befa diciendo que era un trapo colorado. Si viviera ahora mismo hasta se limpiaría el trasero con la señera catalana, esa que cuando la ve Arturo Mas y sus comilitones parece que les da un telele y entran en trance.

En Ruppelmunda se echa novia, una DAMA DE DAME. Con esta moza todo el escuadrón tiene esposa aunque sea por un cuarto de hora y el dulce meneito. No sale muy mal parado el amor cortés de esta furibunda diatriba contra la mujer, que rezuma misoginia. En un par de párrafos pone en berlina a las Frigilis, a las Tisbes, las Elisas, los Heros y Dafnes de los sonetos.

No existen Lucrecias ni Porcias en la vida real. La fuerza de la sangre es la fuerza del semen y de los dineros con estas damas de toldo y arandela que llamaban en el Prado y en Flandes eran soldaderas y en la legión hasta no mucho cantineras.

Su poca discreción y temple arisco con las señoras pues nuestro bufón debía de seguir la técnica de aquí te pillo aquí te mato le va a costar una condena a EMASCULACIÓN que el sentiría más que la propia muerte en Ruppelmunda.

Se trata de uno de los pasajes más escabrosos, aunque nada morboso, y más divertidos de todos nuestros clásicos. Con cuanta resignación, un mar de lágrimas los ojos y dando por perdidas sus mejores prendas, aunque reconociendo su delito va a caminar hacia la toza de un capador de gorrinos con más angustia que si fueran las escaleras del patíbulo.

Al otro día vendría el sastre de cortar trajes. Era un castigo muy frecuente en palacio pues los enanos y bufones aparentemente inofensivos se convertían en favoritos de las damas con gran furor y celotipia de sus correspondientes esposos. Es posible que don Francesillo el pequeñete que aparece en las Meninas hubiera sido despojado de sus atributos por orden del rey sin embargo, Estebanillo volvió a tener la suerte de cara pues se salva en el último instante cuando el albeitar preparaba los instrumentos para infligir tan horrible suplicio. Atroz pero frecuente en la edad media. A los ladrones se les cortaba la mano, una costumbre prescrita en el Corán. Y a los violadores y abusadores de niños, chas... por eso no abundaban ni el estupro ni el pecado nefando al menos tanto como hoy.

Esteban por su parte no quería acabar en eunuco de Constantinopla, ni músico de capilla ni carabina de damas con guardainfante en poder de la gura que es como se llamaba a los cercenados en la edad media pues iban por la vida como esa paloma de bellos colores y con moño, esto es ramalazo.

Aparte del gozo estético que supone su lectura y la viveza y donaire del estilo castellano impregnado de modernidad El Estbanillo posee una contextura profética y nos precave contra la credulidad o papanatismo que desdeñan lo suyo y aceptan como tesoro las baratijas extranjeras. El episodio de la cendrera con la ceniza de los mártires con que engaña a los cansinos zabulones de Rouen es un presagio de la teología del Show. No consiguieron acallarlo ni convertirlo en caballo percherón. Él era un brioso corcel que coceaba y relinchaba a cada paso. Tiene la desfachatez y el desparpajo de los hijos de la raza, que conocen bien el mundo a partir de una formación clásica en latín y en hebreo. No hay peor cuña que de la misma manera o la befa que hace de los godos, de las ejecutorias de hidalguía y de los linajes.

El antisemitismo español no se plantea en términos de raza sino de credo. El protagonista, que es leal a su Rey y a los capitanes de tuvo, acepta con longanimidad los gajes de lo oficio y la vida a la cual le llevara su infortunio. La bufonería tiene del pan y del palo, de la miel y de la hiel, del gusto y del susto porque no hay cochura sin hermosura. Toda la obra es un canto a la libertad. A veces se lo pasa bien....en Viena celebramos carnestolendas con regocijo y otras horas son horribles...me asieron cuatro galafates de pan de munición, bajándome las bragas me montaron en un potro que no era el de Córdoba y el jifero ya había aderezado una ristra de vendas y estopa... ya afilaba el cuchillo. Su entrada en Bruselas no puede ser más deplorable. Entra en la ciudad llevado por un arriero que le coloca un par de cuernos de ciervo en la testa y le da de beber toda la cerveza que quisiera...dimos tres o cuatro vueltas al Tur bebiendo a tantas saludes que padecieron detrimento las nuestras y cuando ya el aduar iba cuesta abajo y nos hacía el vino y la señora cerveza a unos de Asperges me y a otros de Humilate capita vestra, acertó a pasar Su Alteza el PRÍNCIPE CARDENAL INFANTE, y haciendo todos una salva real de tragos puros y refinados que nos fue forzoso caer rendidos habiendo entrado triunfantes... nos quedamos todos de judíos de paso de la resurrección sin poder ninguno levantarse del puesto ni menearse.

Ignoramos si llegó a enamorarse de aquella frisona que le fue tan ingrata. Aquí los sueños del eterno femenino se vienen abajo. Como en el Quijote, Dulcinea se convierte en Maritirones y la guerra es un pesadilla como la pugna que mantiene el Ingenioso Hidalgo contra los molinos. El amor es una utopía. Revela el autor buena psicología y dice que las mujeres desdeñan al que las quiere bien y se inclinan por quien las maltrata. Desconocemos el nombre de pila de su querida Balerma y se parte a campaña no sin antes encerarla en un monasterio... mas de fuerza que de grado y tomé las prevenidas postas y repitiendo al son de su trote adiós Bruselas marché a Namur adonde después de romper los cristales del Mosela y de fatigar el bosque de Crucenaje y de desempedrar las calles de Worms me embarqué en el caudaloso Danubio rumbo a Viena. aunque como dice la copla

madre la mi madre

guardas me queréis poner

mas si yo no quiero

yo solita me guardare

la descripción corográfica de los lugares de Europa es una majestuosa descripción de la geografía europea en el siglo XVII. En sus correrías, pasado el Oder, alcanza las riberas del Vistula y se hospeda en el palacio del Duque de Varsovia Ladislao. Poco antes de alcanzar esa frontera tienen un encuentro con los suecos en las filas de la Armada del Archiduque, olvidándose de sus obligaciones castrenses huyó a retaguardia y, afufando, no paró hasta ocultarse dentro de un pajar y debajo de la paja y ser rescatado por su capitán y esta es la razón que esgrime para justificar su cobardía: si vuecencia me mandó llamar a Flandes para que le sirviese de soldado, está mal informado de mis partes, pues como otros son arhiprestes de presbíteros yo soy archigallina de gallinas. Su excelencia estalló en carcajadas esta vez pero en otras ocasiones la suerte pintaba de bastos y el marmitón recibía sarta de palos en pago a sus insolencias y cobardías. Ya dijimos que el protagonista se burla de todo lo divino y lo humano. Al soldado el valor se le supone pero esa frase es muy elástica. Lo suyo eran las provisiones de boca (bocólica), potajerías, perolas de la cantina y andar entre los carromatos o levantando la moral de la soldadesca con alguno de sus donaires y cuchufletas, arrimandoles putas o proporcionando raciones de aguardiente con los que cobraban valor antes del asalto a la trinchera o de una carga de la caballería ligera. Tampoco oculta su menosprecio hacia los zabulones ni su amor al catolicismo que es la única religión verdadera. Cuando Estebanillo se pone serio escribe algún acrostico o un maravilloso poema de felicitación al cardenal infante al que llama rayo de la guerra. Cuando por el contrario está de bromas se mete una cendrera en la faltriquera y dicen que son las cenizas de sus abuelos quemados en un auto de fe cuando no eran más que la escoria de un fuego de campamento.

Catalogado como novela picaresca el Estebanillo tiene su buena dosis de Libro caballeresco pero también es un reportaje periodístico de un corresponsal de guerra desplazado a los países bajos empotrado en las filas de la tropa del Duque de Amalfi y otros insignes mandos militares

 

 

 

 

 

 

 

ESTEBANILLO Y LA LEYENDA NEGRA. II PARTE

Segundas partes nunca fueron buenas. No embargante lo cual este aserto falla en el Quijote lo mismo que en el Estebanillo González, que en la segunda entrega se muestra superior. Era pequeño y bufón, asiduo de tabernas bruselenses y usuario de lupanares de media Europa. Viva la infantería española que se cubrió de galones y valor en Flandes. El pensamiento puede que les repugne a los globales pero el gracioso de corte, el ranchero de las cocinas de campaña no se cansa de gritar Santiago y cierra a España. Con razón y sin ella mi país. Es la voz la que está detrás de ese grito, no las explicaciones intelectualoides de la historiografía al uso y que se ha transformado en leyenda negra. Organizan las guerras los más cobardes, los señores en sus castillas y los papas en sus palacios. La padecieron los más valientes y sufridos, las castas de los de abajo. Luchan por Cristo, derraman su sangre en defensa de la fe y de la cruz. La tragedia de España es que Roma no creía en las lágrimas y los pontífices a la sazón estaban encastillados en su negocio. España contra todos y mihi non placet Hispania que intimaba Erasmo. Los banqueros holandeses por una parte y los de San Juan de Letrán financiaron aquellas guerras de religión. Al autor de esta obra cuyo padre converso pertenecía al elenco de sefarditas que se refugiaron en la Ciudad Eterna y a la sombra de los dineros de San Pedro hacían sus negocios no le duelen prendas Esta obra denuncia lo que la leyenda negra silencia entre bromas y veras y chacotas como por ejemplo el relato de su propia emasculación a la que fue condenado por violar a una criada. El pasaje ha sido borrado de las ediciones posteriores a la edición príncipe. La cosa debió de ocurrir en Bruselas. Era el castigo a este tipo de delitos que se acostumbraba en los viejos tercios, como prescribían las ordenanzas..

Cuando ya el matarife estaba preparado con los trastos de matar y el jifero se disponía a hacer carne en lo más reservado y valioso de su anatomía llega un mensajero del cardenal Infante – hermano bastardo de Felipe IV- con la papela. Del susto casi se muere nuestro personaje y de la alegría del indulto encuentra una taberna y se emborracha como de costumbre. Es uno de los pasajes más tersos, deliciosos y divertidos de nuestra literatura clásica. Y conserva una modernidad pungente y pinjante, nunca mejor dicho, que parece haber sido ayer mismo. Salió nuestro héroe de Capadocia, quisieron caparlo y no lo consiguieron por la gracia de Dios y prosigue sus travesuras y aventuras de las que al contrario de lo que acontece en otras novelas picarescas suele salir airoso.

Como vivandero de las tropas y entre la impedimenta y los bagajes, lo que hoy se denomina Logística, defiende las banderas del emperador. La guerra huele mal. A cadáver, a mierda de mulo, y a chamusquina por el incendio de las ciudades y no solía haber piedad para el vencido. Las villas eran saqueadas, las mujeres forzadas por la soldadesca. Pero hay en toda ella una vibración épica y hasta cierta generosidad. Estebanillo siempre las apaña, cruza con su regimiento el Rin varias veces. Su columna llega nada menos que a CRUZENAQUE (Kreuznach) en Prusia casi en la frontera rusa y cuenta cómo era la vida en Bruselas donde se situaba el cuartel general. El personal al atardecer se dejaba en la Cur que era como el Prado de Madrid.

En Mansfeld monta un tenderete de tabaco y aguardiente donde gana de dinero pues los legionarios no miraban dispendios. Iba y venía con los convoyes portando sus menudencias y remediando las necesidades de la tropa, les vende botas y piales, ropa de campaña por lo general requisada a los holandeses a los que odia lo mismo que a los judíos, siendo él de la misma raza por parte de padre y hablando hebreo a la perfección, pero no le duelen prendas. A los primeros llama gorgoteros porque al hablar parece que hacen gárgaras y a un hebreo en Viena que no le pagó una deuda lo tiene metido en un pozo de nieve que era una especie de nevera que tenían las casas aquel entonces para conservar la vianda. Se echa varias novias alemanas y las pone al punto. No le importa servir al oficio más viejo del mundo de macarra. En Maguncia tiene un duelo con un compañero por una trampa al juego de dados.

Y era tan poco escrupuloso con su mercancía que bautizaba la cerveza que expendía con el orín de los caballos y los parroquianos no notaban sedientos y bebidos como estaban estas bodas de Caná. Que no tienen vino, pues meales la jarra, no se van a dar cuenta.

Nos cuenta la victoria de las armas españolas frente a los franceses en Namur y al llegar a Lovaina se emborracha para no variar. Llegué a Lovaina, insigne universidad de Brabante y refrescándose la memoria de mis estudios pasados me entré en un escolástico tabernáculo adonde tomando un calepino de tragos, en poco espacio, pensando hablar romance, hablaba un latín que ni yo mismo lo entendía. Sus aventuras etílicas siguen en SCHENKE isla del Rin que tomaron los tercios y al bufoncillo hasta el nombre de la ciudad le agrada pues Schenke en alemán significa taberna. Allí siguiendo al grueso de la caballería española se gana el favor de un capitán al que le arrima las mozas, le limpia las botas y el correaje. Era don Pedro de Montemayor.

En Mastrique entró al grito de Viva España y muera Holanda pero en la famosa plaza de los Nederlands cae prisionero del ejercito del DUQUE DE BULLON. Salva el pellejo en un canje de prisioneros. Al leer esta obra, uno no puede menos de mirar para el CUADRO DE LAS LANZAS en la rendición de Breda, hoy Brest, una victoria para las armas españolas.

En esta panorámica de un campo de batalla se espeja el ambiente caballeresco de aquellas guerras de religión que el protagonista cree que financiaban los banqueros judíos de Amsterdam.

Hay una relación circunstanciada de los campos de batalla y la zona de operaciones de su hoja de servicios mucho más circunspecta y humorística de la que traza la leyenda negra. Ya sabemos lo que decían las madres de NORDLINGEN para asustar a los niños. No decían que viene el coco. Decían que viene el Duque de ALBA.

El Esteban, a lo que estamos, sigue a lo suyo que es la supervivencia del enemigo en el campo de batalla y de sus jefes que lo arrestan por inquieto y revoltoso al corneta, machacante, ranchero, vivandero y provisor, mozo de mulas y pincerna del general al que le bebe el mejor vino poniendo en la copa otro de inferior calidad. Es un soldado profesional que sin grandes alharacas defiende su bandera aunque del propio estandarte hace befa diciendo que era un trapo colorado. Si viviera ahora mismo hasta se limpiaría el trasero con la señera catalana, esa que cuando la ve Arturo Mas y sus comilitones parece que les da un telele y entran en trance.

En Ruppelmunda se echa novia, una DAMA DE DAME. Con esta moza todo el escuadrón tiene esposa aunque sea por un cuarto de hora y el dulce meneito. No sale muy mal parado el amor cortés de esta furibunda diatriba contra la mujer, que rezuma misoginia. En un par de párrafos pone en berlina a las Frigilis, a las Tisbes, las Elisas, los Heros y Dafnes de los sonetos.

No existen Lucrecias ni Porcias en la vida real. La fuerza de la sangre es la fuerza del semen y de los dineros con estas damas de toldo y arandela que llamaban en el Prado y en Flandes eran soldaderas y en la legión hasta no mucho cantineras.

Su poca discreción y temple arisco con las señoras pues nuestro bufón debía de seguir la técnica de aquí te pillo aquí te mato le va a costar una condena a EMASCULACIÓN que el sentiría más que la propia muerte en Ruppelmunda.

Se trata de uno de los pasajes más escabrosos, aunque nada morboso, y más divertidos de todos nuestros clásicos. Con cuanta resignación, un mar de lágrimas los ojos y dando por perdidas sus mejores prendas, aunque reconociendo su delito va a caminar hacia la toza de un capador de gorrinos con más angustia que si fueran las escaleras del patíbulo.

Al otro día vendría el sastre de cortar trajes. Era un castigo muy frecuente en palacio pues los enanos y bufones aparentemente inofensivos se convertían en favoritos de las damas con gran furor y celotipia de sus correspondientes esposos. Es posible que don Francesillo el pequeñete que aparece en las Meninas hubiera sido despojado de sus atributos por orden del rey sin embargo, Estebanillo volvió a tener la suerte de cara pues se salva en el último instante cuando el albeitar preparaba los instrumentos para infligir tan horrible suplicio. Atroz pero frecuente en la edad media. A los ladrones se les cortaba la mano, una costumbre prescrita en el Corán. Y a los violadores y abusadores de niños, chas... por eso no abundaban ni el estupro ni el pecado nefando al menos tanto como hoy.

Esteban por su parte no quería acabar en eunuco de Constantinopla, ni músico de capilla ni carabina de damas con guardainfante en poder de la gura que es como se llamaba a los cercenados en la edad media pues iban por la vida como esa paloma de bellos colores y con moño, esto es ramalazo.

Aparte del gozo estético que supone su lectura y la viveza y donaire del estilo castellano impregnado de modernidad El Estbanillo posee una contextura profética y nos precave contra la credulidad o papanatismo que desdeñan lo suyo y aceptan como tesoro las baratijas extranjeras. El episodio de la cendrera con la ceniza de los mártires con que engaña a los cansinos zabulones de Rouen es un presagio de la teología del Show. No consiguieron acallarlo ni convertirlo en caballo percherón. Él era un brioso corcel que coceaba y relinchaba a cada paso. Tiene la desfachatez y el desparpajo de los hijos de la raza, que conocen bien el mundo a partir de una formación clásica en latín y en hebreo. No hay peor cuña que de la misma manera o la befa que hace de los godos, de las ejecutorias de hidalguía y de los linajes.

El antisemitismo español no se plantea en términos de raza sino de credo. El protagonista, que es leal a su Rey y a los capitanes de tuvo, acepta con longanimidad los gajes de lo oficio y la vida a la cual le llevara su infortunio. La bufonería tiene del pan y del palo, de la miel y de la hiel, del gusto y del susto porque no hay cochura sin hermosura. Toda la obra es un canto a la libertad. A veces se lo pasa bien....en Viena celebramos carnestolendas con regocijo y otras horas son horribles...me asieron cuatro galafates de pan de munición, bajándome las bragas me montaron en un potro que no era el de Córdoba y el jifero ya había aderezado una ristra de vendas y estopa... ya afilaba el cuchillo. Su entrada en Bruselas no puede ser más deplorable. Entra en la ciudad llevado por un arriero que le coloca un par de cuernos de ciervo en la testa y le da de beber toda la cerveza que quisiera...dimos tres o cuatro vueltas al Tur bebiendo a tantas saludes que padecieron detrimento las nuestras y cuando ya el aduar iba cuesta abajo y nos hacía el vino y la señora cerveza a unos de Asperges me y a otros de Humilate capita vestra, acertó a pasar Su Alteza el PRÍNCIPE CARDENAL INFANTE, y haciendo todos una salva real de tragos puros y refinados que nos fue forzoso caer rendidos habiendo entrado triunfantes... nos quedamos todos de judíos de paso de la resurrección sin poder ninguno levantarse del puesto ni menearse.

Ignoramos si llegó a enamorarse de aquella frisona que le fue tan ingrata. Aquí los sueños del eterno femenino se vienen abajo. Como en el Quijote, Dulcinea se convierte en Maritirones y la guerra es un pesadilla como la pugna que mantiene el Ingenioso Hidalgo contra los molinos. El amor es una utopía. Revela el autor buena psicología y dice que las mujeres desdeñan al que las quiere bien y se inclinan por quien las maltrata. Desconocemos el nombre de pila de su querida Balerma y se parte a campaña no sin antes encerarla en un monasterio... mas de fuerza que de grado y tomé las prevenidas postas y repitiendo al son de su trote adiós Bruselas marché a Namur adonde después de romper los cristales del Mosela y de fatigar el bosque de Crucenaje y de desempedrar las calles de Worms me embarqué en el caudaloso Danubio rumbo a Viena. aunque como dice la copla

madre la mi madre

guardas me queréis poner

mas si yo no quiero

yo solita me guardare

la descripción corográfica de los lugares de Europa es una majestuosa descripción de la geografía europea en el siglo XVII. En sus correrías, pasado el Oder, alcanza las riberas del Vistula y se hospeda en el palacio del Duque de Varsovia Ladislao. Poco antes de alcanzar esa frontera tienen un encuentro con los suecos en las filas de la Armada del Archiduque, olvidándose de sus obligaciones castrenses huyó a retaguardia y, afufando, no paró hasta ocultarse dentro de un pajar y debajo de la paja y ser rescatado por su capitán y esta es la razón que esgrime para justificar su cobardía: si vuecencia me mandó llamar a Flandes para que le sirviese de soldado, está mal informado de mis partes, pues como otros son arhiprestes de presbíteros yo soy archigallina de gallinas. Su excelencia estalló en carcajadas esta vez pero en otras ocasiones la suerte pintaba de bastos y el marmitón recibía sarta de palos en pago a sus insolencias y cobardías. Ya dijimos que el protagonista se burla de todo lo divino y lo humano. Al soldado el valor se le supone pero esa frase es muy elástica. Lo suyo eran las provisiones de boca (bocólica), potajerías, perolas de la cantina y andar entre los carromatos o levantando la moral de la soldadesca con alguno de sus donaires y cuchufletas, arrimandoles putas o proporcionando raciones de aguardiente con los que cobraban valor antes del asalto a la trinchera o de una carga de la caballería ligera. Tampoco oculta su menosprecio hacia los zabulones ni su amor al catolicismo que es la única religión verdadera. Cuando Estebanillo se pone serio escribe algún acrostico o un maravilloso poema de felicitación al cardenal infante al que llama rayo de la guerra. Cuando por el contrario está de bromas se mete una cendrera en la faltriquera y dicen que son las cenizas de sus abuelos quemados en un auto de fe cuando no eran más que la escoria de un fuego de campamento.

Catalogado como novela picaresca el Estebanillo tiene su buena dosis de Libro caballeresco pero también es un reportaje periodístico de un corresponsal de guerra desplazado a los países bajos empotrado en las filas de la tropa del Duque de Amalfi y otros insignes mandos militares. De forma desordenada va enumerando las zonas del conflicto. Es lástima que habiendo sido España una primera potencia de primer rango en la guerra y en el decubrimiento del nuevo mundo no carezca de una narrativa de tan formidables hechos siendo la literatura castellana donde empieza la épica con el poema del Cid en las lenguas romances. También es la nación que descubrió los derechos humanos con las leyes de Indias. Tal carencia obedece al escaso patriotismo de los españoles y a las presiones de esos cansinos flamencos instigadores de la leyenda negra. La Vida del Estebanillo González siendo una producción del genio hispano parangonable al Quijote ha sido obliterada pero no sólo por el tema sin por el estilo conceptista como buen especímen del barroco alcanza las alturas de masterpiece. Se escucha como trasfondo a lo largo de sus capítulos la voz del pueblo. Es el sufrido Juan Español quien habla por boca de este pícaro escéptico burlón pero genial por la intelingencia y longanimidad con que se enfrente a toda clase de peligros sobreviviendo a las tempestades, los naufragios, el fuego de arcabuces y lombardas, a las lenguas de doble filo y a los tajos de mosqueteros herejes y a sus jefes algunos ineptos e incultos, elegidos a moco de candil, como bien dice. Sortea las sirtes, se burla de los judíos, de la inquisición sobreviviendo a las pítimas que agarra pues era demasiado dado a empinar el codo como buen legionario. En su segunda visita a Polonia lo cargaban de dádivas, lo henchian de vino y lo tgrataban de señoría con lo cual me hallaba yo más hueco que un rregidor de aldea. Me ayudó mucho saber la lengua latina que aprendí en Alcalá porque el polaco es una lengua oscura y allí nadie hablaba castellano. El gran duque de Varsovia le lleva a cazar a Lituania donde en un solo dia mataron seis toros salvajes tn feroces que daba horror mirarlos. El clima es fríisimo en Grodno, nos informa.. Nunca hubo caballero de damas tan bien servido como el Eseban cuando de Polonia vino. Le dieron una carroza tirado por un tronco de briosos caballos mansos del país, dos postillones y un faraute.en Cracovia tuvo una apuesta con un estudiante a ver quien era capaz de beber más aguardiente en una hora y la ganó con doce ducados de premio el albardán rosiguiendo viaje hasta Viena donde entrega las cartas del duque polaco al emperador.

Su regreso a España lo realiza a través de Italia. Emprende ruta en compañía de un hispano aleman o genizar capitan licenciado del tercio Requessens. Recalan en Milán, despide a los lacayos polacos, al faetón y al faraute y vende los caballos. En milan donde nadie le conocía echa de menos la corte del rey Leopoldo, se acuerda tambien de las schatze bruselenses. Florencia le gusta la que más de todas las ciudades italianas por su verdea o vino verde de una gran calidad. En napoles no pudo por menos de recalar en la taberna del Chorrillo albur de pícaros y de albardanes y donde los españoles se solían juntar. El cuartel de los españoles estba vacío. Unos eran muertos, otros huidos y otros en galeras o ahoracados.. su bureo prosigue por el barrrio de los pardos picos y allí le ocurre la misma desilusión... las que dejé jóvenes y lozanas estaban viejas y ajadas y las viejas se habían hecho hechiceras o coberteras pues breve es la hermosura y pronto pasa la juventud. Habían pasado doce años desde que partió de la ciudad italiana entonces bajo la corona de españa 1632-1644. en la galera en que fue admitido el capitán duque de medina de las torres ordenó que lo mantaran no siendo yo liviano de carnes... me rodaron cual si fuera un tonel toda la chusma. Y dandome una docena de doblas.la peripecia tuvo muchos rodeos antes de dar fondo en Vnaroz porque antes del regreso quiere prresentar sus frfespetos al obispo de Siena suj protector y encaminarse a la ciudad eterna su segunda patria y cabeza de la cristriandad

En roma visita la casa de sus padres, pregunta por sus hermanas pero estas se habían mudado a la otra vida

Los últimos capítulos son una apología de los monarcas de la Casa de Austria. Ensalza al emperador que se retira a Yuste dejando a Alemania sumida en el caos y a España en una nebulosa. Incluye unas posesías a su mentor el Duque de Amalfi y a la reina María. Hubiera sido su deseo seguir el ejemplo monástico del cesar pero le tira Italia como a muchos de los soldados. España mi natura, Italia mi ventura y Flandes mi sepultura. Antes zarpa para España pero la galera en que viajaba sufre el ataque de corsarios holandeses y han de buscar refugio en Falmouth adonde llegan hambrientos y semidesnudos. Para ganar algun dinero desembarcan una carga de limones que llevaban en la bodega, los dejan en una posada. Al regreso los limones habían desapaecidos, el sargento empeiza a insultar al ventero en español pero éste entiende un poquito, llama a los corchetes que encierran a los españoles en una jaula y allí les dejan en pleno resistero. Los que pasaban les lanzaban gargajos y les insultaban poniendoles de espías y de papaistas. Al tiempo que les dan leña. Gracias a un cura que pasó por el sitio y al que Estebanillo consiguió hablar en latín los liberan y les dejan reembarcar. La nave parte en corso contra el holandés. Rompen el bloqueo y hunden algunas unidades de la flotilla y les dan santiago a los herejes. El autor de esta novela recurre a un deus ex maquina. Su protagonista sale indemne de toda acechanza lo que hace presumir al divertido lector que dicha supervivencia parezca poco real. Dicha merma empero no empaña la gran altura de la narrración.

El estebanillo y la monarquía imperial. Viva felipe iv la apoteosis de España y triunfo de la catolicidad que algunos llaman decadencia

 

 

 

 

toca pero anton que paga la aldea. Fiestas y regocijos. Toros y cañas. Ya jugaban en aragón a fiestas de moros y cristianos y esperaban a su majestad que salió a campaña a la guerra contra franceses. Corría el año 1644 un año después de la derrota de Rocroy por el mariscal Condé y el gabacho invade Cataluña pero los tercios zarpando desde Italia y dando fondo en vinaroz subieron por la sierra de pandols a cortarle la hoz y la zoqueta a ciertos segadores. No volvieron a entonar aquel himno de corpus en muchos años. majestad dio vistas a Zaragoza el 18 de marzo de 1645 y fue aclamado por el pueblo llano que mucho quería a aquel monarca. No se ha de olvidar que en el periodo de su largo reinado la cultura española alcanza su máximo relieve en literatura, en las artes liberales, en pintura, arquitectura y nuestros ejércitos pese a la merma de Rocroy eran temidos en todo el orbe. El autor debió de participar y se embarcó en la nave capitana en la que iba de capitán general el virrey de Napoles don pedro de arellano caballero de la orden de santiago. Lo llevaba de bufón al que libra de la buena tunda de una cantinera pitusa -tocaron puerto en Mallorca- que la emprendió a palos contra el pícaro por haber vomitado todo el aguardiente que llevaba en las tripas en el mandil pues, siguiendo su costumbre en la marina española, a embarcar el primero y a desembarcar el postrero- en su matalotaje de popa, para no perder la costumbre, metió veinte frascos de vino, una caja de arenques y sardinas saladas, galleta y bizcochos y otras menudencias y dulces para quitar el amargor de boca después de las grandes polvaredas. Hay serios fundamentos para pensar que por el estilo y la forma de narrar hay grandes parecidos entre el Estebanillo y el Buscón. El libro impreso en Bruselas en 1633 pudo salir de la pluma del inmortal autor de los Sueños que lo escribió estando preso en san marcos como divertimento a sus tristezas. No se trata de un texto autobiográfico aunque lo parezca. El resquemor que muestra hacia los judíos y a los genoveses que eran polilla de nuestras arcas y la befa que hace de GONGORA, adalid de retajados y de conversos en esta segunda parte de la novela donde pone en circulación la palabra gogonrizar o escribir versos en oscuros como en las Soledades, avalan tal suposición. El libro loa al Duque de AMALFI, mecenas de no pocos literatos de aquella pléyade, mentor de Cervantes y de Quevedo tras la caída del Conde Duque de OLIVARES. Sería el último canto del cisne del genio de las letras castellanas antes de bajar al sepulcro en la Torre de Juan Abad en 1648. y no hay más Flandes como se solía decir.

La misoginia lo mismo que la afición al vino puede ser otro punto en común. del desencanto participan ambos textos. Si don Francisco inmortaliza a su desdeñosa Lisi en su composición sobre el polvo enamorado don Esteban vierte su bilis contra aquella ojizarca rubia de la que se enamora en Bruselas en esta poesía satírica cuajada de tmsesis y de tropos literarios de alta calidad:

madama doña embeleco

más lamida que alcuzcuz

más probada que piñata

más chupada que orozuz;

más manida que una estrada

más navegada que el mar del sur.

Más combatida que Rodas

más gananciosa que un flux

tan circe de los novatos

que con saberte pecadora

te hacen todos randivú

garitera perdurable

del juego del dingadux

tarasca de las meriendas

y de los dineros avestruz

ya no hay Blas ni pan perdido

que a tu gran ingratitud

le canté la el per omnia

después de hacerle la cruz

sólo estoy arrepentido

de que te hice la buz

y de haber zambullido

por lastre de tu laúd

con dios quedad

que yo parto a Calatayud

por no ser de tu galera

el forzado de Dragud

Es la jácara con que el poeta responde a un billete que previamente le había enviado la interfecta:

señor gallego romano

hombre de chanzas y burlas

que has probado todos brodios

y campado de garulla

más raído que bayeta

más descollado que grulla

con más flores que un verano

y más conchas que tortuga;

postillón de Alcalá a Huete

y alcahuete

gentilhombre de la bufa

residente de bodegos

y asistente de bayucas

¿cómo ingratonazo amante,

después de darme una zurra

y jugar de carambola

con cuatro mil garatusas

dejaste a tu carrasca

por buscar corruscas

y por chamuscarte en celos

o me guiñas o te afufas?

Tortolilla me contempla

que en lugar de llanto arrulla

por saber que esa la tu flor

es del berro o de la Osuna.

Vuelve a casa pan perdido

pues me tienes vagamunda

que tu persona apetezca

y renuncio a tu pecunia.

Francisco de Quevedo el mejor galán de nuestra lírica no tuvo tampoco suerte con las mujeres. Campó por burdeles y figones, se divorció de su esposa una tal Felipa y Gongora le hiere en lo más vivo motejandole de impotente. El doctor Marañón a lo largo de muchas de sus obras y ensayos biográficos amiel, biografía de enrique iv lanza la hipótesis que muchos varones con la virilidad en entredicho ora por algún defecto físico o por timidez amorosa suelen solazarse con mujeres públicas desdeñando a las de su rango y condición. Quevedo era cojo y se daba al vino. El Estebanillo se quejaba de su gordura. Era un espadachín de primera tanto con el sable como como la lengua. Dedicaba los más bellos sonetos a sus adoradas pero luego se iba de picos pardos. Esta inclinación por la bufa es común en ambos autores. ¿dos en uno o eran el mismo? Supuestamente un discípulo del Señor de la Torre de Juan Abad. En cualquier caso tanto el Buscón como el Estebanillo rezuman salero, optimismo, amor a su patria. Un cierto desdén hacia los convencionalismo y a la gazmoñería de sus contemporáneos. En cualquier caso, se trata de dos libros gloriosos que nos reconcilian con España a la que aman porque no les gusta (bajo la apariencia del desenfado desaprensivos de este vivir airado se esconde una intención moralizadora) y nos hacen olvidar las pesadumbres de la existencia. Es el genio de España y de Italia trabajando a tope y un catolicismos que nada tiene que ver con las enciclicas de León XIII pero sí con el catecismo del P. Astete y con la fe del carbonero.

Gran parte de la crítica moderna no lo supo entender. Yo que leía entre carcajadas la vida del estebanillo aquel otoño lejano en londres año 1974 cuando venía el cambio y todos estábamos un poco apabullados lo he vuelto a releer casi cuarenta años después encontrando aspectos que se me pasaron entonces pero que conservan una rabiosa actualidad y ese es el toque de veras, el sacramento, de los escritos geniales que nunca pasan de moda. Hagamos una higa a los mentecatos, a los mequetrefes a los encaramados politólogos a los profetas del doom y a las sibilas casandras que no cesan en su agorería apocalíptica. Estos bustos parlantes tan bellos tan distantes mejor que hablar de política que le hagan el buz y la cruz a su chorbo. No son más que bayucas mediáticas, polvo de los caminos que se llevará la historia. Quieren destruir a España y a la gran cultura que nos legaron nuestros mayores pero el genio de España permanecerá vivo. Más les valdría a estas daifas tan maquilladas todo adobo y virtualidad que leyeran al Buscón y al Estebanillo Se volverían más humanas y hablarían sin tantos circunloquios y menos énfasis. Dios las hizo pregoneras de la falta de inteligencia dentro de un buen envoltorio y mejor percha debe de ser por lo de los derechos humanos que no vemos por ninguna parte. Bueno me afufo. Baste por hoy

 

 



 

 

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