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lunes, 13 de agosto de 2012

carlos colubi escritor pixueto

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES














parragalindo@terra.es

CARLOS COLUBI COLUBI – ESCRITORES ASTURIANOS



El cuento es una de las piezas literarias más difíciles en literatura porque requiere una habilidad específica para plasmar en unas pocas páginas el contenido de una novela larga. Los ingleses lo cultivaron desde las tales de Chaucer medievales y modernamente los sketches de Dickens y la short story. Entre los rusos las sdachi de Gogol,  Chejov y Turguenev a los que imita el portugués Eça de Queirós otro maestro del género, alcanzan la perfección. En España se cultivó  a principios del pasado siglo con voluntad. Los periódicos tenían por costumbre insertar el famoso cuento semanal entre la que destacaron Zamacois, Pedro Mata y José Francés. También Baroja y Pereda. Pero es un género en el cual descollaron los dos grandes maestros asturianos: Clarín y Palacio Valdés. Tengo para mí que “Adiós Cordera” y “Solo “ en el que se narra las vacaciones de un comerciante madrileño que ahorra largos años para regresar a su tierra y se ahoga en el río Nalón  una tarde de baños del tórrido mes de julio son los mejores cuentos del idioma. El cuento como manifestación artística tiene que ver con la literatura oral, y el asturiano fue de toda la vida un pueblo parlanchín que se jaleaba contando historias en sextaferias, espichas, filandones y esfoyazas, instituciones que desaparecieron hace tiempo y a este lado de Pajares se han mantenido a trancas y barrancas.

 La tonada, la endecha o la amuravela pixueta son parcelas en las que el hombre de la calle desplegó su cacumen literario, su numen creativo y esa original llaneza, tan encantadora e irónica, del pueblo astur. Tampoco perdamos de vista al chigre que Jovellanos reputaba como “salas de conversación”.

Me llegan ahora dos textos de Carlos Colubi Colubi que para mí, degustador siempre de las buenas prosas, me han llenado el alma de añoranza y de ternura. Los dos cuentos “Mingucha y la mar” y el pecado de Marieta, que ganaron el último premio literario del Ayuntamiento de Cudillero tienen esa urdimbre maravillosa, con poder de evocación, de la historia corta en la que se guardan los secretos de todo un mundo y vibran en la cuerda estética de los dos grandes maestros astures citados, el ovetense Leopoldo Alas y el polariego Don Armando.

 Ambos hablan el lenguajes de la mar y son un homenaje a la mujer cudillerense, más conocida por pìxueta (de peje, o peixe en bable) y son un canto al amor eterno de estas bravas hembras que recorrían los pueblos del concejo con la herrada a la cabeza o una cesta de mimbre para vender el pescado de las capturas de sus maridos bregando en la mar.

 Colubi homenajea  a las que quedaron viudas después de los naufragios a causa de aquellas galernas que azotaban el litoral cantábrico – me acuerdo que la de 1961 dejó sin hombres y sin mozos a la población, recomiendo la lectura de José de Palacio Valdés al respecto- y seguían adelante.

En Mingucha, la mujer del Antón el Colorao, se hace la descripción perfecta y cabal de un marinero que va a la altura y entretiene sus ocios por el invierno junto al fuego del llar reparando las redes calentándose por fuera y por dentro con una buena bota de vino. Ello no obstante y dada la afición para empinar el codo propio de esos pescadores que se juegan la vida en las lanchas y que en cada salida al sarreu, a la roballina o al besugo pueden ser sorprendidos por un temporal no era óbice, para que aquella leona, esa mujer fuerte, adorase a su hombre….sanpedrin hermosu, consérvamelo como ye y que me vaya yo enantes. Todo un paradigma para una época de violencias conyugales. Ellos y ellas no aguantan un pelín. A la primera de cambio, un divorcio. Antes en los tiempos de Mingucha y Antón el matrimonio era para toda la vida.

La mar hace música a cada ola, en cada línea, de este texto; la mar querida y temida, que todo lo da y todo lo quita. Está muy bien escrito. En medio de su rotunda sencillez es una alabanza a la hembra cudillerense, porque la mar por estos pagos tiene alma de mujer. Encuentro en estas dos breves historias resonancias del alma grande de la Demetria de P. Valdés o de Pinín el de la Cordera que muere sirviendo al rey al igual que el hijo del Colorao que sucumbe en Cuba a bordo de una fragata comandada por Villamil en defensa de la reina María Cristina.

 Y el idioma que utiliza Carlos es para descubrirse- se lo recomiendo a los filólogos por lo felices hallazgos que contienen  palabras que son de uso local, un bable auténtico, reminiscencia de viejos vocablos castellanos, el que hablaban los marinos de la Invencible y de Lepanto que en contacto con otros mares y otras gentes adquirieron préstamos lingüísticos, y que han llegado deformados a causa de anagoges, metonimias y otros tropos fonéticos del habla común de los pixuetos que se comen letras y cambian las sílabas. Por ejemplo del bretón les rocheles (restingas de los cantiles), o del inglés (estacha, stitch). En Laredo, en Candás, en Vegadeo trabajaron los mejores carpinteros de ribera de nuestra flota. Ellos armaron los galeones, zabras, lanchas y navíos de alto bordo. Asturias gozó siempre de una gran tradición artesanal y su capital no fue el dinero sino su gente, algo que convendría recordar en estos tiempos de crisis. Tengamos esperanza.

Otro aspecto digno de subrayar en Machuca y en Marieta es la profunda religiosidad de la gente de la mar entreverada con tradiciones de origen sincretista. Propia cosa es de los hombres de la mar. El cristianismo o el catolicismo en este caso no es la simple escritura que pretendía Lutero ni la Biblia a palo seco. Y esto también convendría recordárselo a los curas que desde el concilio intentan acabar con tradiciones arraigadas en estos queridos pueblos y que en sus sermones se escapan por la tangente obviando la crisis y el mangoneo de políticos y banqueros.  Ahora resulta que san Roque no existió.  Lo bajaron de su peana, lo quitaron del santoral.

Pues, bueno, para algunos, entre los que me cuento,  seguirá siendo el abogado contra la sífilis o mal francés. Yo creo hasta en el la cola del perro de san Roque que le lamía las llagas al santo, y que menea el rabo por toda la edad media a lo largo y ancho de las peregrinaciones jacobeas.

Y subo siempre que puedo a Santa Anina de Montarés aunque fuese un ara de Júpiter venerada por los celtas, hoy cristianizada para mayor honra y gloria de Dios y protección y gracia de los que faenan en la mar a corta distancia del enclave de esta ermita.

Recoge también la amplia tradición musical cudillerense. En la villa siempre se cantó mucho. Son amigos de la alegría y de la folixia. Se cantó el perendango – como bien nos recuerda el autor- el salero, el descansao, y la giraldilla una variante de la danza prima, a la cual se refieren nuestros clásicos del XVII. Y se cantó casi con furor la habanera.

 Por último, se citan a personajes entrañables, muy conocidos en la comarca. Verbigracia.: a Carola la de la Cabaña, intima amiga de nuestra abuela Manuela y mi tía Concha, los Mulatos de la Casona, que siempre les compraban algún peixe a las vendedoras que subían al Rellayo. Eran amigos de casa y el abuelo nos hablaba de las veladas y saraos que se armaban en aquel hogar en tiempo de filandón. Un cura por lo visto muy perillán al cual prestabanle las mozas; era el capellán del palacio de Villademar. Nunca faltaba al convite, se sentaba al armonium y tocaba polcas y pasodobles algunos un poco subidos de tono. La Delfina está divina/dabame buenos achuchones/muerto por ella estoy de amor…. Coplillas algo subidas de tono eran del gusto de don Marcelino al que apodaban el Divino.

 El hecho de tener diferencias ideas políticas no empañó un adarme la amistad entre los de la Cabaña y la Casona. Allí cuando la guerra se escuchaba la BBC de Londres y aquí éramos de Radio Berlín. Mi suegra Elenita que en paz descanse tuvo en la persona de un apuesto teniente de navío de la marina alemana del Almirante Canaris un admirador. Un tal Hans. Pertenecía a la dotación del submarino germano que se refugió en la Concha de Artedo huyendo de los ingleses.

Cuando acontecieron las sacas de la republica y los ajustes de cuentas del otro bando en posguerra ambas familias se ayudaron mutuamente.

La división entre caízos y ribereños que resaltan ambos cuentos, los de arriba y los de abajo, dos barrios del pueblo donde resonaban diferencias, recuerda a Pereda cuando en “Sotileza” divide a los de Santander entre los callealteros y los de la

ribera .

Pero pelillos a la mar, non vos preocupar porque en España tales discrepancias se solucionan o a palos, con un vaso en la taberna, o con un rosario de la aurora.  Pero que guapu es Cudillero, tiene a la mar por amiga y por patrón a San Pedro, según creo que entonan con voz de habanera los romeros de  la amuravela y mientras Cudeiru viva bajará san Pedro a la fuente el canto… el señor san Pedro con todos los santos…

Enhorabuena, Carlos. Te felicito y te agradezco por este buen rato que me hiciste pasar. Tu apellido en ruso anda en boca de los popes. Significa amor fraterno, caridad. Quizás del nombre la raza le venga al galgo.



domingo, 12 de agosto de 2012



para ccolubi@yahoo.es




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