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miércoles, 29 de agosto de 2012

CATALINA DE ARAGÓN

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES


 LUIS VIVES DESASNANDO TESTAS CORONADAS

Antonio Parra

Bajando o subiendo de York a Londres –recuerdo bien aquellos viajes en la British Rail- cuando el tren a más de cien millas por hora  se internaba en la planicie de los Midlands umbríos campos de patatas y alguna frisona paciendo en la distancia mientras los quejigos solitarios corrían raudos ante nuestra vista, y aparecían de repente las agujas grises de la catedral de Peterborough. Los encajes de la piedra disimulaban una oración para el recuerdo de una reina española que vivió prisionera en su castillo y está enterrada en uno de los nichos del testero. Catalina de Aragón.  Había nacido en Alcalá de Henares. Allí tiene su estatua.Brutalmente noble y brutalmente desgraciada y honni soit qui mal y pense que rezaba un lema de la Orden de la Jarretera.

Mediante la política de los casorios los Reyes Católicos quisieron urdir las paces y conciertos con las otras monarquías de la cristiandad y, como no se puede conformar a todo el mundo, sólo consiguieron hacer desgraciadas a sus hijas: esta pobre Catherine, María de Portugal que moriría de sobreparto, Juana la Loca. Fueron fieles, nobles y desdichadas infantinas llorando su desconsuelo ante la rueca o asomándose a un alto mirador desde donde reclusas e ignoradas vieron pasar la vida.

Pero sobre todo sentaron pauta de desentendimiento y melancolía en las relaciones anglo españolas aunque yo siempre amé a aquella Inglaterra cuando era un Jardín de María. Vivíamos en un pueblo del sur del Yorkshire. Nombre más bonito no lo habrá. Edenthorpe (la aldea del edén), pero en este mundo traidor resulta que no hay paraísos. Todo resultó ser un espejismo. Luego no pudo ser. Más vale honra sin barco que barcos sin honra y envié a mi escuadra a pelear contra los herejes no contra los elementos. La frase del Rey Prudente marcó mi trayectoria. Los sueños se vinieron abajo I am a dreamer.

 Oxford me entusiasmó. Aquellos estudiantes con sus becas y sus togas cintas de mi capa estudiantil que a lo mejor son ya pasto de las polillas enterradas en un viejo baúl o aquellos birretes que remataban en un cuadrilátero del que pintaba una orla de los graduados (Goodbye, mister Chips) y la chapela enorme de los doctores que daba un aire renacentista a los decanos. Se la ponían sin terciar. Es esa boina humanística que lucía Vives –semper vivas- en los libros de texto sacados por la editorial del mismo nombre de mi primer catón, en la que yo aprendí a leer y a soñar.

También se la vi poner en Oxford en una ceremonia de investidura a Andrés Segovia a Salvador de Madariaga. Con gorra y sin gorra aquel gallego siempre me pareció un tonto en siete idiomas. El humanista valenciano era  otra cosa. Sobre todo un pedagogo, un filosofo de la pedagogía en cuya obra se imparten consejos acerca de cómo aprender lenguas modernas (de viva voz, si es posible), cómo ha de ser la mujer hacendosa buen ama y amante de su marido y de sus hijos en de institutione feminae christianae, y  hasta la forma cómo hay que trinchar un asado o coger con la mano un cuchillo-artes cisorias- si hay que dar azotes y cómo han de ser esos castigos pupilares o el deporte. La proverbial locución de mens sana in corpore sano se la debemos a él. Pues la obra de este autor ha sido una de las más saqueadas por aquellos amigos de lo ajeno que gustan de refreír a los demás. Estamos bajo las alas del cuervo.

Quise, siguiendo la senda de la didáctica, andar tras la huella de Luis Vives en Inglaterra, ser don oxoniano pues yo sabía más latín que muchos de aquellos dómines que a mí traduciendo y escanciando hexámetros de las Geórgicas no me seguían; era un as y  Eneida en mano pocos me ponían un pie delante y acabé de maestro de gaya doctrina en un pueblecito de la cuenca minera del Yorkshire. Todo fue bien en mis clases hasta que un día aquel Payling canijo levantó el dedo en mitad del aula (era una tarde de primavera y yo explicaba a Berceo) y me hizo una pregunta bocajarro please mister:

-Sir, what do I want Spanish for if I am gonna be all my bloody life down in the pit? (Oiga, señor, para qué coños necesito saber yo español si me voy a tirar la puta vida en esa mina de los cojones).

Me llevaron todos los demonios y no supe qué responder.  Recogí mis bártulos, metí mis libros y mi guitarra en aquel mini colorado y me volví a Madrid con aquella frase a flor de labios del Cancionero de Upsala: “que yo no quiero amores en Inglaterra que los tenga yo mejores en la mi tierra”.  Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte fui al sur. Creí que el viento era agua. Que la noche la mañana. Se equivocaba pero esta fe de erratas es lo que salpimienta mis textos. Toda mi vida ha sido un error.

Algo tiene aquella isla antigua tierra de Merlín que seduce a los caballeros andantes como yo, pero estos esforzados hidalgos nunca podrán rendir la plaza. Vives fue otro derrotado. Huyó de Londres rumbo a Flandes con los corchetes del rey Tudor royéndole los talones. Nunca es bueno entrometerse en estos líos de alcoba.  Enrique octavo le tomó ojeriza por haber sacado la cara por su mujer Catalina quien al fin y al cabo era casi su paisana.

 Este valenciano que españoleó por las cortes de Europa y enseñó en la Sorbona, Brujas, Lovaina, Oxford fue el paradigma del genio universal tan  sabio como desgraciado e incomprendido. Estuvo al lado de Catalina en su ostracismo lo que le hizo perder la privanza con su marido Enrique VIII del que era también asesor. Se libró de ir a la Torre de Londres por chiripa.

El marido de esta reina inglesa nacida en Arévalo aparte de un poeta más que mediano y de un músico mucho más que aceptable un cristiano ferviente en su juventud hasta el punto de haber recabado el título de Defensor de la Fe otorgado por rescripto papal remató en Barba azul. Sus líos conyugales dieron lugar al Cisma de Occidente. Si por una herradura se perdió un caballo y por un caballo la guerra y así sucesivamente sabe dios lo que se puede perder por una mala mujer – bueno son todas buenas en realidad aunque unas mejores que otras retiro lo dicho-. Acaso el mundo entero.

Un Tudor se encoñó con Ana Bolena que había nacido con Seis Dedos en la mano derecha y un cierto estrabismo visual lo que debió de darle un atractivo sexual más allá de lo corriente y ocurrió lo que tenía que suceder pero Ana no se conformaba con el puesto de barragana regia. Quería ser reina. Ahí empezó todo el rebujo. La mediación del cardenal Wolsey protector de Luis Vives y de  Tomás Moro, los legados papales, los interdictos y por último la excomunión que abría un camino sin retorno en las relaciones de la Iglesia Católica e Inglaterra. A partir de entonces y tomándole a Lutero la palabra para los ingleses Roma sería la Gran Zutana.

A su mujer natural Enrique la hija de los Reyes Católicos la dio carta de repudio desterrándola fuera de la corte. Vivió en  el exilio y en la pobreza a la sombra de aquella catedral gótica que acudía a saludarme  en mis viajes hacia el sur a toda la velocidad por la ventanilla del expreso entre la melancolía y el haze (esa especie de borrina que difumina los contornos del horizonte en el paisaje inglés) y allí murió.

La vida de Luis Vives, preceptor de Catalina y profesor de latín de Felipe II, en términos más modestos fue también a lo largo de sus cuarenta y ocho años una pugna contra la pobreza. Hubo de abandonar su querida tierra de los naranjos (añora siempre a Valencia en todas sus cartas) para convertirse en preceptor o institutor una especie de criado intelectual o profesor particular de los ricos para llevar príncipes por la senda del recto proceder y del buen saber  (desasnar testas coronadas fue su oficio) pero sus amos le pagaban siempre tarde y mal. Esta lucha por la subsistencia del pensador, del escritor, del novelista, del poeta, siempre fue acérrima. Yo la he sentido sobre mis propios huesos pues el amor a las letras supone un estilo de vida equivalente a la precariedad, el vértigo. Siempre a salto de mata con la vida. Los banqueros son los que tienen la pasta y muy volubles y caprichosos los mecenas son. Más agarrados que un chotis. Más tacaños que Paul Getty.

Baroja acumulaba patacones en una caja de zapatos. Dámaso Alonso al que conocí en el bar de Filosofía tomándose una caña preguntaba por los adeudos de la colaboración. Antonio de Olano el otro día en el sepelio de Alfonso el del Gijón el mismo criterio: si me pagan me retrato; de otro modo, mi pluma no entrará en los tratos de la prostitución. Sin embargos las dichosas tijeras del sastre del Campillo aquel que cosía de balde y encima ponía el hilo se ciernen sobre nuestras cabezas. Cervantes ahí lo tenemos palanganero de una mancebía en Valladolid y Quevedo como zaguanete espadachín o “armario” de un príncipe italiano. Tomás Salvador – el mayor novelista de posguerra - era policía de la ronda secreta, Luis Romero corredor de libros. Valle Inclán murió en la pobreza y Rosalía de Castro que vivió en la calle de la Ballesta se metió a puta. Benet ingeniero se ganaba la vida construyendo puentes bastante buenos mejor que sus libros que por lo menos no se caían lo mismo que  los personajes de sus novelas infames. Volverás a región y así sucesivamente.

 El más listo de todos fue Cela que harto de criar hambre, rencores y caspa y de no tener para el café se circuncidó, se puso la hipa viajó a Jerusalén en calidad de preboste de la alianza hispano israelí y mano de santo chico. Murió millonario y le dejó a su viuda joven y rica la Marina Castaño que con un ojo llora y otra repica un buen pico. Hoy es el cadáver más opulento de todo el camposanto de Padrón.

Y ahora al fin de tantos años cuando parezco haber recuperado contacto con lo que más quería mi Picle me pregunta dónde estas, dad, qué has escrito, qué has publicado, y, transfixo en esta cadena de reconversiones, cribas, purgas y excarcelaciones de la literatura y aunque mi compromiso con la verdad de Cristo y el amor a mi patria sigan incólumes y en mis trece, le he de decir, pues acá me ando, mi hija. ¿Y de dineros? Nada. ¿Qué hay de lo mío? Pues la verdad que muy poco, corazón. Como no venda mis favores por la red o me brinde como acompañante maslo de algunas viudas desconsoladas, mal me veo.

 Mis sueños y mis textos duermen en un cajón limbo de los justos seno de Abraham y trabajo emparedado entre dos pibas, tres milanas bonitas y cuatro archivas que vigilan la parva y el ojo del amo engorda el caballo, la Fuensanta, vaya nombre de paleta, los coños grandes de doña Almudena la Mayor y la Reme carcasa de la muerte brujas curujas muevete despacín que ya me viene querida Reme. Pues sí hija sí. Que putas son las que están en la ventana qué putas son las que están por el balcón pero la cosa no tiene vuelta de hoja. Y esos de ahí en eso que no saben escribir pues las nombro escritores. Por decreto.

-¿Nunca callarás, Verumtamen?

-Difícilmente.

Pero a lo que voy. Luis Vives semper vivas fue para mí un paradigma un modelo a seguir por su compromiso con la verdad en tiempos de crisis que emanaba de la profundidad del pensamiento cristiano de este escritor que no se rindió ni ante la insolencia ni la injusticia ni la prepotencia de magnates, reyes y pontífices.

Toda su obra fue una exhortación a la perseverancia en la fe verdadera y una impugnación contra musulmanes y judíos. A Francisco I de Francia le echa en cara fomentar la disensión en el bando católico entablando alianzas con el turco, al Papa de crear ligas con Inglaterra y los venecianos en contra del emperador Carlos V de España y Alemania.  Condena las guerras pero avisa son un castigo de Dios. Tiene tiempo para escribir páginas de oro sobre la mujer cristiana y entregarse a una serie de especulaciones filosóficas que ponen en entredicho a los escolásticos y a todo Aristóteles. Sus choques contra los frailes fueron del mismo tenor aunque no tan rigurosos como las de Erasmo.  Iñigo de Loyola cuando era estudiante en París iba a Flandes a recabar fondos entre los soldados. La fraternidad de armas es la fraternidad de armas y allí trabó contacto con el institutor valenciano que un verano le convidó a comer en su casa de Brujas. Cuentan sus biógrafos que Vives, la cordura personificada, debió de observar en aquel estudiante ciertos signos de la enajenación mental de aquel veterano bajo las banderas del Duque de Nájera. Era un loco de las reales ordenanzas, de la disciplina, del método, de la estrategia y la táctica. Los jesuitas, por ironía del destino, fueron los encargados de llevar adelante la contrarreforma que había preconizado Luis Vives pero por caminos muy distintos (era un impulsor de la paz, de la concordia y de esa libertad que transparentan las páginas evangélicas con esa delicadeza y tersura) y no a mandobles y bayonetazos de los guardias de corps del papa. Salvaron el edificio pero el espíritu se echó a perder. Los jesuitas, grandes educadores, se inspiraron en toda la propedéutica viviana para implantarla en sus colegios y noviciados pero colocaron algunas obras del sabio humanista como el Libro sobre San Agustín en el índice. Vives semper vivas y Vives el divino se le llamaba en los salones de grados de Salamanca y Alcalá.

Si no te gusta Erasmo se decía entonces o eres fraile o eres asno.  Le repugnan los monasterios relajados de media Europa; un avispero de envidia, codicia y malos ejemplos trajeron el Saco de Roma de 1527 y lo que vino después casi se veía venir. Pero desde su cátedra de Brujas y de Oxford la voz de este humanista valenciano que se expresaba en el mejor latín resonó poderosa por todos los ámbitos. Sin llegar al fundamentalismo de los anabaptistas alemanes es un defensor de la pureza evangélica. Propugna  una reforma de la Iglesia desde la libertad y la inteligencia pero sin tocar para nada a la liturgia.

 Sus páginas aun ahora me parecen henchidas de piedad y de caridad cristiana y creo que tienen una relevancia singular cuando nuestra fe católica se siente conminada por amenazas mucho más determinantes que las que afligieron a la cristiandad en el siglo XVI. Detestaba  la superstición tanto como la prostitución (dos males irremediables) y puso en duda algunas hazañas de ciertos santos tal y como vienen descritas en la Leyenda Áurea  de Jacobo de Vorágine obra del siglo XIII y que más tarde acapararía censuras de otro paisano mío el dominico Melchor Cano, o los excesos del culto a relicarios pero sus manuales de oración y algunas misas que compuso motu propio por ejemplo contra el flagelo de la peste que afligió a Flandes en 1529 hoy resultan primorosas y valederas.

No estamos pues ante un hereje. Vives no era un hugonote ni uno de esos conversos con mala leche a los que se les ve el plumero o el Talmud asomando la oreja. No. Él era un humanista cristiano, un europeo y un católico en el primigenio sentido que tenía esta palabra en boca de Tomás Moro. Universalidad. A man for all the seasons. Un hombre para la eternidad. Por eso habrá que decir: Vives semper vivas. El retruécano es adecuado. Sí. Que viva. Que viva Vives eternamente. Si hoy volviera tendría que emplearse muy a fondo para desasnar muchas testas coronadas. Aunque tal vez a estos cetros y tales armiños puede que les quede poco.

Sábado, 04 de marzo de 2006

 

lunes, 13 de agosto de 2012

carlos colubi escritor pixueto

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES














parragalindo@terra.es

CARLOS COLUBI COLUBI – ESCRITORES ASTURIANOS



El cuento es una de las piezas literarias más difíciles en literatura porque requiere una habilidad específica para plasmar en unas pocas páginas el contenido de una novela larga. Los ingleses lo cultivaron desde las tales de Chaucer medievales y modernamente los sketches de Dickens y la short story. Entre los rusos las sdachi de Gogol,  Chejov y Turguenev a los que imita el portugués Eça de Queirós otro maestro del género, alcanzan la perfección. En España se cultivó  a principios del pasado siglo con voluntad. Los periódicos tenían por costumbre insertar el famoso cuento semanal entre la que destacaron Zamacois, Pedro Mata y José Francés. También Baroja y Pereda. Pero es un género en el cual descollaron los dos grandes maestros asturianos: Clarín y Palacio Valdés. Tengo para mí que “Adiós Cordera” y “Solo “ en el que se narra las vacaciones de un comerciante madrileño que ahorra largos años para regresar a su tierra y se ahoga en el río Nalón  una tarde de baños del tórrido mes de julio son los mejores cuentos del idioma. El cuento como manifestación artística tiene que ver con la literatura oral, y el asturiano fue de toda la vida un pueblo parlanchín que se jaleaba contando historias en sextaferias, espichas, filandones y esfoyazas, instituciones que desaparecieron hace tiempo y a este lado de Pajares se han mantenido a trancas y barrancas.

 La tonada, la endecha o la amuravela pixueta son parcelas en las que el hombre de la calle desplegó su cacumen literario, su numen creativo y esa original llaneza, tan encantadora e irónica, del pueblo astur. Tampoco perdamos de vista al chigre que Jovellanos reputaba como “salas de conversación”.

Me llegan ahora dos textos de Carlos Colubi Colubi que para mí, degustador siempre de las buenas prosas, me han llenado el alma de añoranza y de ternura. Los dos cuentos “Mingucha y la mar” y el pecado de Marieta, que ganaron el último premio literario del Ayuntamiento de Cudillero tienen esa urdimbre maravillosa, con poder de evocación, de la historia corta en la que se guardan los secretos de todo un mundo y vibran en la cuerda estética de los dos grandes maestros astures citados, el ovetense Leopoldo Alas y el polariego Don Armando.

 Ambos hablan el lenguajes de la mar y son un homenaje a la mujer cudillerense, más conocida por pìxueta (de peje, o peixe en bable) y son un canto al amor eterno de estas bravas hembras que recorrían los pueblos del concejo con la herrada a la cabeza o una cesta de mimbre para vender el pescado de las capturas de sus maridos bregando en la mar.

 Colubi homenajea  a las que quedaron viudas después de los naufragios a causa de aquellas galernas que azotaban el litoral cantábrico – me acuerdo que la de 1961 dejó sin hombres y sin mozos a la población, recomiendo la lectura de José de Palacio Valdés al respecto- y seguían adelante.

En Mingucha, la mujer del Antón el Colorao, se hace la descripción perfecta y cabal de un marinero que va a la altura y entretiene sus ocios por el invierno junto al fuego del llar reparando las redes calentándose por fuera y por dentro con una buena bota de vino. Ello no obstante y dada la afición para empinar el codo propio de esos pescadores que se juegan la vida en las lanchas y que en cada salida al sarreu, a la roballina o al besugo pueden ser sorprendidos por un temporal no era óbice, para que aquella leona, esa mujer fuerte, adorase a su hombre….sanpedrin hermosu, consérvamelo como ye y que me vaya yo enantes. Todo un paradigma para una época de violencias conyugales. Ellos y ellas no aguantan un pelín. A la primera de cambio, un divorcio. Antes en los tiempos de Mingucha y Antón el matrimonio era para toda la vida.

La mar hace música a cada ola, en cada línea, de este texto; la mar querida y temida, que todo lo da y todo lo quita. Está muy bien escrito. En medio de su rotunda sencillez es una alabanza a la hembra cudillerense, porque la mar por estos pagos tiene alma de mujer. Encuentro en estas dos breves historias resonancias del alma grande de la Demetria de P. Valdés o de Pinín el de la Cordera que muere sirviendo al rey al igual que el hijo del Colorao que sucumbe en Cuba a bordo de una fragata comandada por Villamil en defensa de la reina María Cristina.

 Y el idioma que utiliza Carlos es para descubrirse- se lo recomiendo a los filólogos por lo felices hallazgos que contienen  palabras que son de uso local, un bable auténtico, reminiscencia de viejos vocablos castellanos, el que hablaban los marinos de la Invencible y de Lepanto que en contacto con otros mares y otras gentes adquirieron préstamos lingüísticos, y que han llegado deformados a causa de anagoges, metonimias y otros tropos fonéticos del habla común de los pixuetos que se comen letras y cambian las sílabas. Por ejemplo del bretón les rocheles (restingas de los cantiles), o del inglés (estacha, stitch). En Laredo, en Candás, en Vegadeo trabajaron los mejores carpinteros de ribera de nuestra flota. Ellos armaron los galeones, zabras, lanchas y navíos de alto bordo. Asturias gozó siempre de una gran tradición artesanal y su capital no fue el dinero sino su gente, algo que convendría recordar en estos tiempos de crisis. Tengamos esperanza.

Otro aspecto digno de subrayar en Machuca y en Marieta es la profunda religiosidad de la gente de la mar entreverada con tradiciones de origen sincretista. Propia cosa es de los hombres de la mar. El cristianismo o el catolicismo en este caso no es la simple escritura que pretendía Lutero ni la Biblia a palo seco. Y esto también convendría recordárselo a los curas que desde el concilio intentan acabar con tradiciones arraigadas en estos queridos pueblos y que en sus sermones se escapan por la tangente obviando la crisis y el mangoneo de políticos y banqueros.  Ahora resulta que san Roque no existió.  Lo bajaron de su peana, lo quitaron del santoral.

Pues, bueno, para algunos, entre los que me cuento,  seguirá siendo el abogado contra la sífilis o mal francés. Yo creo hasta en el la cola del perro de san Roque que le lamía las llagas al santo, y que menea el rabo por toda la edad media a lo largo y ancho de las peregrinaciones jacobeas.

Y subo siempre que puedo a Santa Anina de Montarés aunque fuese un ara de Júpiter venerada por los celtas, hoy cristianizada para mayor honra y gloria de Dios y protección y gracia de los que faenan en la mar a corta distancia del enclave de esta ermita.

Recoge también la amplia tradición musical cudillerense. En la villa siempre se cantó mucho. Son amigos de la alegría y de la folixia. Se cantó el perendango – como bien nos recuerda el autor- el salero, el descansao, y la giraldilla una variante de la danza prima, a la cual se refieren nuestros clásicos del XVII. Y se cantó casi con furor la habanera.

 Por último, se citan a personajes entrañables, muy conocidos en la comarca. Verbigracia.: a Carola la de la Cabaña, intima amiga de nuestra abuela Manuela y mi tía Concha, los Mulatos de la Casona, que siempre les compraban algún peixe a las vendedoras que subían al Rellayo. Eran amigos de casa y el abuelo nos hablaba de las veladas y saraos que se armaban en aquel hogar en tiempo de filandón. Un cura por lo visto muy perillán al cual prestabanle las mozas; era el capellán del palacio de Villademar. Nunca faltaba al convite, se sentaba al armonium y tocaba polcas y pasodobles algunos un poco subidos de tono. La Delfina está divina/dabame buenos achuchones/muerto por ella estoy de amor…. Coplillas algo subidas de tono eran del gusto de don Marcelino al que apodaban el Divino.

 El hecho de tener diferencias ideas políticas no empañó un adarme la amistad entre los de la Cabaña y la Casona. Allí cuando la guerra se escuchaba la BBC de Londres y aquí éramos de Radio Berlín. Mi suegra Elenita que en paz descanse tuvo en la persona de un apuesto teniente de navío de la marina alemana del Almirante Canaris un admirador. Un tal Hans. Pertenecía a la dotación del submarino germano que se refugió en la Concha de Artedo huyendo de los ingleses.

Cuando acontecieron las sacas de la republica y los ajustes de cuentas del otro bando en posguerra ambas familias se ayudaron mutuamente.

La división entre caízos y ribereños que resaltan ambos cuentos, los de arriba y los de abajo, dos barrios del pueblo donde resonaban diferencias, recuerda a Pereda cuando en “Sotileza” divide a los de Santander entre los callealteros y los de la

ribera .

Pero pelillos a la mar, non vos preocupar porque en España tales discrepancias se solucionan o a palos, con un vaso en la taberna, o con un rosario de la aurora.  Pero que guapu es Cudillero, tiene a la mar por amiga y por patrón a San Pedro, según creo que entonan con voz de habanera los romeros de  la amuravela y mientras Cudeiru viva bajará san Pedro a la fuente el canto… el señor san Pedro con todos los santos…

Enhorabuena, Carlos. Te felicito y te agradezco por este buen rato que me hiciste pasar. Tu apellido en ruso anda en boca de los popes. Significa amor fraterno, caridad. Quizás del nombre la raza le venga al galgo.



domingo, 12 de agosto de 2012



para ccolubi@yahoo.es