DE FICCIONES FICTICIAS, GALAS, PRINCESAS. CARLAS, CARLINGAS, TRISTES LETICIAS. RANDIVU Y
CENAS Y SEPULTURAS LLENAS
MUCHA MOVIDA POR ARRIBA Y EL PAÍS PARADO
Mi prosa se desliza silenciosa, inasequible al desaliento, punto de fuga, una dos y tres, por la estepa del Henares, bajo la nevasca de una luna que riela, entre ladridos de perros furtivos, ladran luego cabalgamos, buen Sancho, al que llamaban buen callar, mas yo no he callar por más que con el dedo silencios avises o menaces miedo, dijo Quevedo cuando mantearon a Pablillos en la venta de Viveros, justo a la salida de Torrejón, y vamos por la explanada silenciosa, las riberas jalonadas de pinos negros en demanda de otra venta. La de Meco.
Allí no quedan dulces Mari tornes ni princesas encantadas. Una voz desde una celda, detrás de los barrotes, ataca una copla por soleares, las quejumbres de un querer. Es la eterna jarcha del penal. Por decir viva san Roque llevaronme prisionero.
Y el Ebro tengo que cruzar, he ir a Zaragoza ahí me espera una moza que me quiere de verdad. Anhelos en el presidio ya no quedan maritornes ni merdellonas que te hagan un favor. Bellaquerías detrás de la puerta. Pero toda la vida es cárcel: la tierra, cárcel del mar, el matrimonio cárcel del amor, la nube cárcel del agua, el cangilón preso de la rueda y la vida prisionera de la muerte ineluctable. Tengo un hermano en el tercio y otro le tengo en regulares.
Y el más chiquito de ellos cumple cadena en Alcalá Henares. Este sitio es la sobrehaz de la ciudad de España que yo más quiero. Amo Alcalá de Henares. Detesto a Alcalá Meco. De acá se llevaron las putas. Quedaron los presos Se oye el estridor de los rastrillos y la mirada silenciosa de la torre de vigilancia panóptica. El pueblo sigue gritando viva las caenas pero a mí me gustan poco tales sitios. Aquí emplumaron a doña Blasa la novia de Pablillos. Vamonos pa el pueblo.
¿Sastres vienen? Al infierno vamonos. Se presentan alguaciles y corchetes y yo hurto el cuerpo al agrego de un ropón, con el que me resguardo del hielo, escuchando la leve música del trineo de los troncos de mi troica, arrellanándome en el asiento. Vamos de recua. Aquí todos seamos arrieros. En el camino nos vemos
Se llama “Campanillas” mi delantero y el otro” cordobés” y “Noble” un tercero aunque no honre demasiado a su nombre. Es el que más espanta. Muerde, tira coces y aguijado por el miedo se caga y se zurruspea cuando avienta el lobo acecha la emboscada del camino. Brilla a lo lejos la lucecita navideña de un tren y en la gasolinera se detiene un camionero a repostar, desbeber y echar otro trago.
Cuenta para el quiera escuchar las aventuras de una noche loca de amores rumanos, rusos, y hasta con una mora. Vive dios que pertenece al cupo de
los que fardan o es que tiene mucho aguante. El tío.
Pues la rifeña le dijo si el moro nos pilla nos mata a los dos. A los dos, como lo oyes. En el Islam no hay violencia de género. Sólo código de honor. Pero váyase con usted y con alcahueterías de burdel. Toda España es un mentidero de la villa, un patio de monipodio. Regresan por Talavera las componedoras de virgos que no de honras con sus polvos de la madre celestinas. Al camionero anduvieron a punto de emplumarlo en un bar de alterne pero que lo pasé bien.
Cuenta y no para de relatar sus fazañas o sexual exploits.
Hoy siento ganas de hablar en ruso. Un lacayo al verme me hace una reverencia doblando el lomo casi hasta el suelo. No es uno de mis mujiks.Se trata tan sólo de un securata que me escruta con ojos vigilantes cuando me apeo de mi deslizante carroza.
Despido al cochero y le meto diez rublos que son cinco euros en la gabardina. Del ala.
El automedonte me besa los pies.
Oh Gosydar… Gosydar... Excelencia. Nicevo moi polkovñik (No hay novedad mi coronel.
Un turuta sale de estampida del cuarto de banderas y grita: guardia… guardia a formar. Y se cuadran delante de mí. Me da la orden del el capitán de cuartel que es un teniente coronel (podpalkovñik)… baje esa mano muchacho.
Del cuartel contiguo que es Villaviciosa XIV llega el eco de los relinchos de algunos caballos estabulados en sus enormes dependencias. Asi debieran de ser las cuadras de Anteo. Suenan cornetas y tambores. Acaban de tocar diana y el día cuartelero empieza con carajillos, toses, un cigarro que ilumina la madrugada con la punta nerviosa de la colilla, y algún juramento de los acemileros.
Regresan los tenientes y capitanes todos con sus leguis bruñidos cenceños y juncales. Un cabo de imaginaria se va a dormir y un pelotón manta terciada al hombre y máuser en bandolera desfila camino los depósitos del agua no nos la vayan a envenenar esos rojos.
Otro se encamina a montar guardia en el polvorín.
Vienen los jinetes de la remonta hartos de domar potros... Salen por turnos las cuadrillas de vigilancia a hacer la ronda. En lo alto de una garita en posición de descanso está de servicio un amigo mío. Es asturiano y de mi regimiento.
Todos los de Caballería tienen buen tipo y el sorche asturiano sueña en sus verdes montañas y en los hermosos valles y arboledas de su pueblo natal. Es de Soto de Luiña. Centinela alerta… alerta está. No te duermas, eh. No ome no, mi sargento faltaría más y entretanto cuenta mentalmente las dianas que le quedan para licenciarse para volver a los risueños paisajes, las misteriosos calellas, las romerías de Agosto, los cantos de ronda. ¿Le esperará una moza?
Ah España era una y diversa y eso donde más se notaba en el habla de los cuarteles. Cada soldado se expresaba en su dialecto o parlaba el español con el acento de su querencia.
Kak diela? (¿Como van los asuntos?)
Kharashó (divinamente). Me he echado al coleto casi dos cuartillos de agüita y no veo doble.
Hoy tengo un tercer ojo
Mi visión es espectral pues con los ojos del recuerdo estoy divisando un ayer que se fue pero mi disco duro es un planeta en orbita que realiza su movimiento perihelio a la perfección. Me abstraigo. Es una forma de huída hacia delante escapándose de los titulares de los periódicos que leo atravesados por espejo engañoso de mis copas de vodka.
Hubo desmadre en palacio. Cena de gala. Minuetos y rondallas.
¿De qué color serían las bragas de la ministra? ¿Y a la gran embajadora no le quedaba un poco prieto el corsé? Mundo romántico y escabroso de Petticoatlane. Una aguador pasa silbando una canción de los Vétales.
El tema nacional no son los cinco millones de parados sino los saraos de anoche en palacio. Los cronistas mundanos se ponen las botas descubriendo entresijos, apartando mondongos, examinando con lupa las arracadas y joyas de las mujeres. Luego resulta que los pendientes eran tontillos y el oro, oropel.
-Espejito, espejito mágico. ¿Quién es la más bella de las mujeres? ¿Carla o yo?
Ficticias consideraciones, devaneos y entelequias de la que es toda imagen. No era más que una flor de jara en las Asturias de Oviedo. Conozco a su familia. Mi dulcinea del Strondio era mucho más guapa y uno en sus buenos tiempos era un bel homme aunque no llegara a ser teniente de húsares como al capitán que me encuentro todas las tardes dando un pasmito por junto a las tapias de las caballerizas. Por lo buen mozo y el bigote a la legua se nota que este anciano fue colijo de caballería.
Hogueras de vanidades. El rubio busca piso a sus hijas en el exclusivo barrio de Georgetown. ¿Será que las ratas empiezan a abandonar el barco? ¿Será que han aparecido desconchones en su corona blindada la que le puso en bandeja el general Franco.
Our royals son intocables. Detrás de ellos van toda una corte de aduladores y de pelotas, áulicos teloneros, el almíbar en la punta de la boca y en la recamara una ampolla de cianuro.
Van con la escopeta cargada. Majestad, no te fíes de panzones comilitones ni de las daifas del papel glossy. En este país a la monarquía se la cargan siempre los monárquicos. Los republicanos nos desentendemos. Que despilfarros. Una casa que vale millones dólares y mis hijas han regresado al hogar porque no pueden con un alquiler de quinientos euros. Al freír será el reír. Risas y llantos regios, fritos y refritos.Esto recuerda la caída de los dioses. La cote del zar. Sólo nos falta Rasputin. Entretanto, cenas, homenajes, galas y tornagalas, bailes de salón, pilos pacas, putas, azadones, yates y todo el lujo y el que lo trujo mientras el pueblo sufre oprimido bajo el yugo de los acreedores. Hoy me parece que esas princesas son ficticias. Todo polvos. Todo adobo.
libros de ocasión pedidos a bibliopolis@outlook.es "“los libros hacen libres a los que les quieren bien. Con ellos me consolé en la prisión que se me aparejaba y satisfice el hambre en un pedazo de pan conservado en una servilleta envuelta en un papel que traía un capítulo de alabanza al ayuno. ¡Oh libros, fieles consejeros, amigos sin adulación, despertadores del entendimiento, maestros del alma y gobernadores del cuerpo, guiones para bien vivir y centinelas del bien morir” VICENTE ESPINEL
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