EL ADELANTADO DE SEGOVIA EN SUS PÁGINAS APRENDÍ A LEER SOÑABA CON SER POETA
EL ADELANTADO DE SEGOVIA.
“El Adelantado” ha salido “El Adelantado” lo voceaba por la calle Real con bronca y acatarrada voz un señor con boina que tenía cara de buena persona seria y fría y acento de segoviano cuando entrábamos en el Portalón a comprar pipas o un cucurucho de castañas pilongas a la seña Isabel viuda de guerra que a su marido Zoilo cabo pieza artillero se lo mataron los republicanos en el Alto León durante la primera embestida los primeros días de guerra y estaba echando la pobre los papeles para poner un estanco que no se lo pusieron nunca, y pendientes de aljófar-no se los quitaba nunca y era una nota saliente de coquetería femenil en medio de aquellos lutos y aquel dolor de la posguerra que no fue tan triste como algunos dicen sino algo más cachonda y fraternal de lo que determinados mendas suponen pues los españoles por aquel entonces éramos pobres pero honraos y lo pasao, pasao que teníamos que tirar palante- cuando no a
No la fusilaron de milagro pero la emplumaron y la cortaron el pelo no por puta sino por roja.
Cuando la romería de San Marcos por abril o pasado verano en las fiestas de la catorcena se escuchaba la voz aguardentosa de
- A ral…. A ral…ral… el pirulí de
Antes de salir a vender le gustaba su copa de anís o su copita de ojén y salía a despedirla su hermana
Las dos eran altas y
Un domingo por la tarde que había un bautizo porque habían bautizado a un chico que tuvieron
Venía con él el machaca con un saco chuscos de las sobras de mayorías un fardel de judías o de patatas el rancho mismamente o los desperdicios de las perolas que le regalaban los rancheros y los repartía entre los inquilinos de la corrala.
Todos eran pobres y pertenecían al bando de los perdedores. Sólo había tres familias que habían hecho la guerra con Franco: las dos solteronas del tercero Maruja y Carmen que iban a misa todas las mañanas a la catedral y eran muy amigas del precentor o maestro de capilla don José del Moral una de ellas enfermera de Falange. El cabo de la guardia civil al que llamábamos el señor Juan y del que hablaré después pues al retiro se colocó como portero vigilante en nuestro seminario y allí le veíamos muchas tardes con su gesto adusto entretenido con la lectura del Adelantado de Segovia que se leía hasta los anuncios. Le interesaban en particular las esquelas.
Era un hombrón. Infundía un poco de respeto cuando le veíamos abandonar el domicilio y estaba de servicio con el tricornio las cartucheras los correajes y el máuser que debía de pesar sus quince kilos. Él se lo echaba al hombro como si nada. A la espalda un zurrón y escarcela impresionante.
Iban de correría y a la puerta de San Valentín le aguardaba el otro número de la pareja un guardia menudito un jijas pequeño renegrido pero con un gran bigote cuyo nombre era Venancio. Se cuadraba ante su superior.
-Sin novedad mi cabo.
-Pues andando que es gerundio- entonces decía el señor Juan
Y los dos que parecían la l y la i se perdían calle arriba y desparecían al trasponer la arcada umbría de la puerta del socorro que tenía una repisa con un arcángel flamígero desenvainando la espada y al otro lado un altar con una virgen románica y su galería. Llevábamos una vida militarizada.
Siempre me impresionó el cabo tan serio y cara de pocos amigos. Sonaban sus pisadas en la escalera y todo el tillado se resentía. Era un hombrón y mucho más con el chopo a las costillas. No solía dar los buenos días pero una excelente persona y, jubilado, le recuerdo leyendo el Adelantado en su garita de la portería del seminario.
El mal humor y la esquivez de su carácter eran fruto de la enfermedad que tenía. Padecía una próstata muy maligna que le llevó a la tumba. Creo que era un noble hijo del duque de Ahumada. Sirvió a
El otro vecino de derechas de aquella corrala era mi padre Silvino que gloria esté. Era el que traía el rancho del cuartel. Los chuscos les sabían a gloria por ejemplo a la familia de la señora Antonia la catalana viuda de otro fusilado por los franquistas. Vinieron a Segovia desde Lérida después de un bombardeo con lo puesto y yo prácticamente me crié en aquella casa y crecí escuchando hablar catalán una lengua entrañable para mí pues fueron las palabras primeras que escuché en mi infancia cuando hablaba aquella familia que compartían derecho a cocina con Serafina la hija de
Claudio cuando estaba en la puerta me colaba y así me colé a ver muchísimos encuentros de tercera división de
Claudio tenía una hermana
Me quisieron como a un hijo las de Lérida y yo bajaba a que me diese croquetas la señora Antonia que estaban más ricas que las de mi madre y a sentarme en la cadira[1] que era más cómoda que las de casa.
Desde entonces siento una veneración y respeto por la lengua de Verdaguer y digo yo que qué tendrá que ver el habla con la política. Los hijos de la señora Antonia se llamaban Ramón el peluquero, Quico que tuvo un garaje de recauchutados en el Camino Nuevo,
En el tercero mirando para las cuevas del Pinarillo vivía la señora Segunda a la que siempre recordaré viejita y encorvada sobre el fregadero lavando cacharros y cerca del puchero de la cocina de carbón. Era tan pequeñita que no alcanzaba la taza del fregadero sino era subiéndose a un tuero. Tenía una cara muy bondadosa, siempre vestía de negro y un lobanillo al lado del labio inferior de la que salían unas cerdas algo así como una barba de tres pelos. O cuatro
A un hijo se lo fusilaron cuando el Alzamiento. Pertenecía al partido comunista y le dieron mulé en el foso del Alcázar y a otro Gabriel porque era cojo e impedido que sino también le “pasean”. Nunca se recuperaría de aquel golpe la señá Segunda.
La poliomielitis determinó que aquel hombre tan inteligente estuviera condenado a una silla de ruedas.
Los del Frente de juventudes le fabricaron por mediación de don Tomás que era el jefe de abastos y que vivía en la casa de la esquina justo al lado de la muralla un coche silla y pedaleando con las manos se desplazaba todas las mañanas a la estación del norte a vender pipas caramelos y cromos.
La bajada por la escalera del querido Gabriel era tan sonora aunque mucho (plon, plon peldaño va peldaño viene y además el resuello de su penoso respirar) más trabajosa que el del cabo de
Quico el catalán le agenció unas rodilleras con neumáticos de camión y unas chanclas para las manos y a rastras se deslizaba desde el tercero hasta el cochecito que le aguardaba a pie de calle.
Era todo un experto en el manejo de su vehículo y los amigos le llamaban el rey de la montaña por la celeridad con que subía las cuestas manoteando sobre los pedales y en una ocasión pues era muy decidido se propuso hacer el viaje hasta Madrid pero al llegar al Portachuelo antes de San Rafael pinchó una rueda y tuvo que traerlo a casa
Fue una noticia muy comentada en la localidad y salió su foto en el Adelantado pues la hazaña del cojo tuvo mucho mérito. A Gabriel se le quería mucho y todos conocían por lo que le había sucedido que Franco no era santo de su devoción. Sin embargo él y mi padre se hicieron muy amigos y a veces discutían –sin reñir- de política.
Cuando nos mudamos de casa a las casitas militares del Puente de Valdevilla mi padre me mandaba bajar a comprar el Adelantado por toda la pista que no sé si el periódico valía un real como los pirulís de
Recababa de mi progenitor una perra chica esto es cinco céntimos. Nuestro periódico era muy conservador y de derechas o más bien de tono objetivo e imparcial por lo que resultaría inconcebible que el señor que lo voceaba en el Portalón cerca de
Una tarde en que había pimplado más de la cuenta y no se le acercaban clientes le puso titulares sensacionalistas al rotativo él mismo y se inventó la noticia:
-Proa…Proa… ha salido Proa… últimas noticias. El Papa Su Santidad Pío XII cuelga los hábitos, y se fuga del Vaticano con
La gente se arremolinó en torno al pregonero que despachó su mercancía en un suspiro. Se produjo un alboroto, casi una conmoción social ante la indignación de las gentes bienpensantes que no había sabido percibir una broma de borracho y a Genarín se lo llevaron a la trena los guindillas.
Pero eso solo podía pasar en León tierra de cazurros, en Segovia jamás.
Allí éramos un poco más señoritos circunspectos y delicados. Pobre Genarín esa es otra historia. Todo el mundo conoce su triste final. Lo arroyó un camión de la basura mientras exoneraba el vientre y la vejiga cerca de la muralla romana una noche de viernes santo.
En Segovia había otros singulares personajes como Mariano Conejo el hospiciano que tenía una voz poderosa e iba por las casas a pedir con su traje marrón de los presos y espiaba a las mujeres mientras fregaban la escalera. O Fernandito que una vez se disfrazó de fantasma en
El mismo Tío Braguetita era otra personalidad local. Había estado en Rusia con
-Tío Braguetita… tío Braguetita.
-Si voy ahí chiquitos os meto un brazo por una manga.
Hacía un amago de salir de su tendejón y los malvados chavales que le arredraban emprendían una carrera sin parar hasta los jardincillos de Santa Eulalia donde crecía y crece un centenario y señorial almez todo un orgullo de la botánica segoviana. Vuelta y otra vez:
-Tío Braguetita…. Tio Braguetita.
Pero aquel veterano de una de las guerras más cruentas que ha tenido la humanidad era inofensivo incapaz de matar una mosca. Hay que decir que no cumplió la promesa de maternos un brazo por una manga.
Algunos de sus camaradas ex combatientes se acercaban a visitarle entre ellos el teniente Ricardo que era nuestro vecino un artillero alto y cenceño que debajo de la guerrera siempre llevaba camisa azul y bajaba a comprarle el Arriba y hablaban de los viejos tiempos y de las fatigas del frente de Novgorod y de Leningrado.
El quiosquero que se llamaban Crescencio departía en largas parrafadas con el teniente Ricardo y con el brigada De
Se le cantó el gorigori por otras causas. Una borrachera de anís. La cogió temblona y se lo llevó por delante.
Sereno era una delicia de paisano. Nos decía algunas palabras en ruso y a mí me enseñó el paternóster en ese idioma…. Otse nash…
La estepa había cambiado su percepción del mundo y decía que el pueblo ruso aunque se les motejara de comunistas y de rojos perdidos eran buena gente. Él mismo ostentaba un icono de la virgen María que le regaló una baba (vieja) o una panienka (moza en polaco) cuando pasó por Grodno que en este momento no me acuerdo a punto fijo.
De lo que sí me acuerdo es de la bondad de aquel rostro cansado y vencido por los sinsabores de la vida pero que no perdía jamás la paciencia y la serenidad. Nunca nos dijo chico si voy ahí os capo que eso si que hubiera sido más morrocotudo y es con lo que nos amenazaba, por ejemplo, el tío Juvenal el tendero de Castrobocos que tenía peores pulgas.
Don Crescencio sólo se atrevía a sentarnos las costuras de manera más leve: meterle a uno un brazo por una manga no debía de ser gran cosa.
Su entierro se recodará en los anales de la ciudad como uno de los más multitudinarios. Vinieron coroneles y generales entre ellos Muñoz Grande y el general Infantes mandó un telegrama de pésame.
En el Arriba el periódico que llevaba siempre el teniente Ricardo bajo el brazo y era uno de los mejores periódicos que se publicaban en España por las firmas que en él aparecían desde Eugenio D´Ors hasta don Pío Baroja y el mismo Ortega- estamos hablando de una España no de revancha sino de reconciliación- yo me hinché a escribir crónicas desde Londres desde Nueva York así como en los otros cuarenta y tantos restantes de la querida prensa del Movimiento.
En el Adelantado hice mis primeros pinitos literarios y di a la estampa mis primeros versos como un romance al Eresma glosando a Gerardo Diego.” Río Eresma río Eresma que vas camino del Duero para estar contigo a solas esta tarde he bajado solo y triste. He bajado con el viento... etc”. Muy malos versos y casi una copia del romancero pero todavía traen un perfume de aquel ayer- años 62 al 64- y algunos números de entonces aun los conservo.
Recuerdo la bondad con que el director Cano de Rueda aceptaba mis ripios. Pero eso de ver mi firma estampada en la página literaria de los jueves me hacía sentirme un tío importante, casi un Tolstoi. En este rotativo tabloide que tenía forma de sábana y muy pocas hojas probé yo ese veneno, esa comezón que deja en el alma el duende de las imprentas.
. Río Eresma, Río Eresma que vas camino del Duero… Adelantado de Segovia uno de los diarios más antiguos que se publican en España humilde y entrañable y sin demasiadas paginas. La voz de aquel señor con voz ronca que pregonaba el vespertino en el portalón atiza en mí recuerdos de la niñez
sábado, 27 de abril de 2024