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sábado, 8 de junio de 2024

 

EL PAYASO ROJO YEGVENI CHIRICOV 1864-1932

 

Iba yo y venía cada sábado al tenderete de Riudavets en la Cuesta Moyano, allí cargaba mi escarcela de libros y de sueños descatalogados. Esta semana volvía a leer el Payaso Rojo de Eugenio Chirikov y me di de manos a boca con una novela profética, trata de los padecimientos del pueblo ruso, de su fortaleza, de su acendrada fe en cristo. Escenas descritas con un fulgor iluminado, fue una bajada a los infiernos. En una de las ergástulas de la checa aguardan a ser fusilados las pobres gentes. Rojos y Blancos ¿quién trajo tanto odio? El capitán Alejandro nicolaevich Musayev héroe de la guerra ruso japonesa y condecorado en el frente alemán es un héroe. Había salido graduado de teniente de la academia militar de Frunze. Era hijo bastardo de un alto personaje en la corte del zar y de una de sus domésticas. Arrastrará el estigma toda su vida. Al estallar la revolución se une a los bolcheviques y fusila y encarcela a sus compañeros de armas. Algunos piden ser llevados al paredón luciendo sus charreteras y la laureada de san Jorge. Dentro del ejército rojo era considerado como uno de sus máximos puntales. Se comporta implacable con los adictos al viejo régimen. Un tiempo nuevo había nacido. Museyev había amado a Elena una aristócrata esposa de un general fallecido en combate la cual lo abandona para irse con otro el capitán Cordlitsky. En los calabozos de la NKVD se apiña una multitud de burgueses en espera de ser llevados al paredón. Se los fusila poniendo los motores en marcha de los camiones para que sus ayes no alarmen a la población. Hay hombres ancianos mujeres y niños. El camarada Museyev les manda al patíbulo sin ninguna conmiseración. En uno de los rincones de estas cámaras de tortura yace una señora muy bella de gestos  distinguidos pese a sus harapos. Es Elena. Su antiguo amante la reconoce y se muestra dispuesto a sacrificarse él mismo dándoles patente a ella y a su ex querido Cordlitsky para que huyan a Crimea y de ahí a Turquía.  Sin embargo, este último llevado a declarar ante la checa se despoja de sus charreteras y para salvar el pellejo dice que el zar era un criminal y que él jamás amó a Elena que era una mundana, uno de sus muchos coqueteos en la corte imperial. La condesa que asiste al interrogatorio sufre un desmayo (para salvarla el comisario la había secuestrado y llevado a su casa de Moscú donde es asistida por su madre ancianita) y se da cuenta de que el verdadero amor de su vida era Museyev. He aquí el nudo de la trama del Payaso Rojo –Krasnii Siatogov− un drama de tragedia griega que al releerlo en esta noche de junio a mí me hizo llorar. Elena y Musayev se abrazan pasan una noche de amor y, descubierto el engaño por los espías del NKVD, son pasados por las armas. Labor omnia vincit, de acuerdo con la máxima evangélica. El amor todo lo puede. Su fuerza es divina porque en la tierra es el brazo de Dios. Chirikov que estuvo relacionado con los revolucionarios y fue amigo de Gorki y Andreiev descorazonado con los estragos y crímenes de la revolución cuyos capitostes eran hebreos en su mayor parte, huye al extranjero. Murió en Hungría en 1932. Hoy mi consciencia fue asaltada por una idea mesiánica: si no existiera Rusia habría que inventarla. Volverá a vencer a sus enemigos para bien de la humanidad.

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